Recuerdos fotográficos: 1949. La vieja campana de Belgrano vuelve a tañer en La Merced
En este espacio de “Recuerdos” LA GACETA busca revivir el pasado a través de imágenes que se encuentran guardadas en ese tesoro que es el Archivo de LA GACETA. Esperamos que a ustedes, lectores, los haga reencontrarse con el pasado y que puedan retroalimentar con sus propios recuerdos esta nueva sección.
“Volverán a tañer las campanas del viejo templo de La Merced”, se titula la nota de LA GACETA del jueves 25 de agosto de 1949, que menciona que la gente espera que desparramen sus “notas cargadas de liturgia por el ámbito conmovido de la ciudad”.
El público expectante se aglomeró durante todo el día en la esquina de 24 de Septiembre y Rivadavia (hoy Virgen de la Merced) para ver cómo se reponían estos instrumentos importantes del templo que se estaba reconstruyendo.
La iglesia, en tiempos de Manuel Belgrano, había sido humilde y luego, en 1870, había sido una construcción de regular calidad que fue demolida entre 1914 y 1927. Fue reconstruida con las características de hoy entre 1947 y 1950.
“Devotos, curiosos y autoridades eclesiásticas participaron del espectáculo”, dice Carlos Páez de la Torre (h) en “Años de campanas, esquilones y campaneros” (02/09/2012) y en la crónica de LA GACETA, que marca el carácter solemne y devoto del operativo, se señala que numerosos obreros subieron por la mañana, al principio con timidez y luego con seguridad, la primera campana, de 1.800 kilos, fundida en Italia y donada “por un sincero devoto de la Virgen Generala”.
Después, “en horas de la tarde, fue elevada para presidir el campanario la campana histórica, aquella de Belgrano, que durante un siglo dobló por la muerte de tucumanos ilustres y replicó las glorias de la patria y en los días de grandes sucesos jubilosos. Su tañido era entonces inconfundible y llevó a hogares católicos el fervor de las oraciones”.
Fue colocada en la torre sur de la iglesia. Añade Páez de la Torre: “Es tan antigua como la bicentenaria batalla de Campo de las Carreras, en cuyo homenaje se fundió. En el cuerpo de la pesada pieza puede leerse: ‘Me hizo Miguel Mariano Dávila el año 1812 – Viva la patria – Soc. D Nra. Sra. D. Mercedes pr. el Comendador Fray Domingo Salas en esta ciudad de Tucumán’. Se dice que muchos vecinos donaron joyas de oro y plata para mejorar su sonoridad”.








