Casa Rosada.
En las elecciones en la provincia de Buenos Aires, hoy se pondrán en juego mucho más que los 1.567 cargos que se reparten entre el Senado, la Cámara de Diputados, los concejos deliberantes y los consejos escolares. El resultado en la jurisdicción más poblada del país no solo tendrá impacto directo en la política local, sino que podría funcionar como un anticipo de lo que ocurrirá en las legislativas nacionales del próximo 26 de octubre. También pondrá a prueba la confianza en el Gobierno que llega a la contienda atravesado por los escándalos de presuntas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis) y los audios atribuidos a la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei.
Hasta hace una semana, el clima en la Casa Rosada estaba lejos del optimismo. El avance de la crisis por los audios había copado la agenda política y mediática, generando desmovilización en el oficialismo y un ambiente interno marcado por la incertidumbre. Sin embargo, en los últimos días la situación cambió y en el círculo más próximo al presidente Javier Milei se percibe una recuperación. Hoy, el diagnóstico predominante es que no hay otro escenario que un “empate técnico”.
“Entre ayer y hoy crecieron un 50% las búsquedas del padrón. Esas son muy buenas noticias”, afirmó un funcionario de alto rango durante una reunión con dirigentes de La Libertad Avanza en la Casa Rosada. Según explicó, ese repunte en la participación podría favorecer al oficialismo. “Esos son los desmovilizados y los hastiados de la política que, tal vez, puedan votar mirando el estado de su Provincia”, interpretó un colaborador libertario en diálogo con Infobae, en coincidencia con la hipótesis de que los sectores desencantados con la política podrían inclinar la balanza frente al aparato territorial del kirchnerismo en la Primera y la Tercera sección electoral.
En el laboratorio electoral libertario calculan que la abstención de estos comicios podría superar el 40%, en línea con lo que se viene registrando en otras provincias y reflejando un evidente hastío social hacia la política. Aun con ese pronóstico, el Gobierno buscó instalar en la previa de los comicios que La Libertad Avanza se encuentra en un virtual “empate técnico” con Fuerza Patria. Se trata de una jugada riesgosa, pero que a la vez alimenta expectativas. Al momento de sellarse la alianza con el PRO, la mayoría de los sondeos internos hablaban de un triunfo holgado frente al kirchnerismo, algo que con el correr de las semanas se fue relativizando al calor de los escándalos que golpearon a la gestión.
En el entorno presidencial, sin embargo, evalúan dos escenarios posibles como favorables. Por un lado, la victoria, independientemente de la magnitud. Por otro, una derrota ajustada, de no más de cuatro o cinco puntos. “Son dos o tres puntos de margen de error. Ellos están levemente por arriba, pero eso está dentro del margen. Una derrota dentro de los parámetros puede motivar a votar para las generales”, sostuvo una fuente de la Casa de Gobierno, que relativizó el impacto que podría tener un resultado adverso.
Disidencias en el PJ
Mientras tanto, el gobernador Axel Kicillof eligió cerrar su campaña en Tigre apelando al discurso de unidad dentro del peronismo. Allí buscó subrayar el valor político de haber logrado una boleta unificada. “Quiero rendir un homenaje y un reconocimiento a la generosidad política, a la comprensión de la etapa. Nos decían: ‘No se peleen, vayan juntos’. Uno de los más importantes artífices de la unidad que hoy se expresa en la boleta de Fuerza Patria es Sergio Massa”, expresó emocionado, en un gesto de agradecimiento al ex candidato presidencial, que incluso no pudo evitar las lágrimas ante esas palabras.
Desde que se difundieron los audios de Diego Spagnuolo, ex titular de Andis, las diferencias internas dentro del peronismo pasaron a un segundo plano. Todas las vertientes del espacio se encolumnaron detrás de Kicillof con el objetivo de golpear al Gobierno nacional en medio de la crisis. Hubo, no obstante, excepciones. La más resonante fue la crítica de Máximo Kirchner al propio gobernador. En un acto en Quilmes, el presidente del PJ bonaerense lo cuestionó por la distribución de fondos y le reclamó que garantice el mismo nivel de recursos para el municipio de la camporista Mayra Mendoza que para La Plata, gobernada por Julio Alak.
Las diferencias entre Kicillof y el kirchnerismo duro no nacieron en esta campaña. Ya meses atrás habían aflorado con la decisión del gobernador de desdoblar las elecciones provinciales de las nacionales, una medida que Cristina Kirchner, todavía sin condena firme, consideró un error estratégico que perjudicaría al espacio. Con el respaldo de intendentes de peso como Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Mario Secco (Ensenada), además de sindicatos y movimientos sociales, Kicillof avanzó en la construcción de un armado propio: el Movimiento Derecho al Futuro, que terminó de consolidar su histórica distancia con La Cámpora.
Bancas en juego
Están habilitados 14,3 millones de bonaerenses para elegir 46 diputados en cuatro secciones electorales y 23 senadores en las otras cuatro. El peronismo pondrá en juego 19 de sus 37 bancas en la Cámara de Diputados y 10 de 21 en el Senado. En el caso de la alianza entre La Libertad Avanza y el PRO, se renovarán 13 de sus 26 bancas en diputados, aunque la mayoría corresponde al macrismo, y cinco de sus 13 escaños en el Senado.
Uno de los temas que estuvo en medio de la polémica fue el de las candidaturas testimoniales, ya que por Fuerza Patria se presentan como candidatos la vicegobernadora Verónica Magario; la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, y los alcaldes de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, y Mar del Plata, Guillermo Montenegro.
Los electores votarán con el sistema de boleta partidaria o sábana, en el que cada frente electoral presenta una boleta de papel con todos sus candidatos que se ordenan por categorías de cargos en secciones horizontales, una al lado de la otra.







