Cuando San Martín instó a los tucumanos a ser patriotas y fraternos

El paso del General por la provincia fue breve, pero dejó valiosas enseñanzas. La historiadora Marisa Davio habla de esa etapa.

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Suele asociarse la figura de José de San Martín con numerosos episodios decisivos de la historia nacional: la creación del Regimiento de Granaderos a Caballo, el Combate de San Lorenzo, el cruce de los Andes, los éxitos en Chacabuco y en Maipú; la liberación de Perú; el encuentro con Simón Bolívar en Guayaquil. Y muchos más. ¿Y qué hay de su paso por Tucumán? ¿Qué se sabe de esos cuatro meses en los que el Libertador comandó el Ejército, recibido de manos de Manuel Belgrano en un momento delicadísimo tras las derrotas en Vilcapugio y Ayohuma?

La historiadora Marisa Davio explora esa etapa y destaca algunos momentos claves, como las proclamas que San Martín emitió instando al patriotismo y a la fraternidad del pueblo tucumano. También sus acciones orientadas a profesionalizar y a motivar a las tropas, y explica por qué el General debió marcharse con tanta premura, afectado por las enfermedades, pero con una idea de libertad continental germinando en la cabeza.

- ¿Cuál es el San Martín que desembarca en Buenos Aires?

- Cuando vuelve de Europa en 1812, junto con Carlos María de Alvear, lo hace con una clara perspectiva independentista. Desde su llegada va a influir notablemente en el Segundo Triunvirato, constituido desde fines de 1811. San Martín venía con claras ideas de independencia y de una constitución para formar un nuevo Estado, cosa que en mayo de 1810 no estaba del todo clara, porque cuando se conformó la Primera Junta la idea era más bien de una autonomía frente a la ausencia del rey en España.

- Su arribo a Tucumán se producirá tiempo después para asumir la conducción del Ejército. ¿Qué había sucedido antes?

- Uno de los frentes para luchar contra los enemigos de la causa revolucionaria era el Alto Perú, una zona muy preciada económica y culturalmente debido a las minas de plata de Potosí y a la Universidad de San Francisco Javier en Chuquisaca. El objetivo era recuperar la región, ya que en junio de 1810, un mes después de constituida la Junta en Buenos Aires, el virrey del Perú decidió anexionar ese territorio que pertenecía al Virreinato del Río de la Plata. Fue entonces cuando se constituye este Ejército Auxiliar del Perú (N de la R.: conocido como Ejército del Norte). El mismo nombre lo dice: tenía como misión recobrar ese preciado territorio.

- ¿Cómo ese dio ese proceso?

- La primera campaña, entre 1810 y 1811, fue comandada por Antonio González Balcarce y Juan José Castelli, y fracasó rotundamente en la batalla de Huaqui (junio de 1811) frente al ejército real liderado por José María Goyeneche. Las tropas quedaron totalmente desmoralizadas, devastadas, y son las que van a recibir como nuevo jefe a Manuel Belgrano en marzo de 1812.

- Allí llegan las victorias...

- Belgrano consiguió rearmarlo, se concretó el Éxodo Jujeño, y contradiciendo las órdenes del gobierno revolucionario de Buenos Aires enfrentó al ejército realista que venía avanzando, comandado por Pío Tristán. Se ganaron las batallas de Tucumán, en septiembre de 1812, y de Salta, en febrero de 1813; y gracias a esas campañas Belgrano logró bastante prestigio y mucho conocimiento del terreno a pesar de no ser un militar de carrera.

- ¿Cómo siguió la historia?

- El Alto Perú es una zona muy dificultosa debido a la altitud, además el foco realista estaba muy presente. Entonces cuando Belgrano emprende nuevamente su marcha al norte va a perder en Vilcapugio y en Ayohuma, por lo que deciden relevarlo del cargo y reemplazarlo por San Martín en enero de 1814.

- ¿Cómo era la relación entre ambos jefes?

- En la correspondencia que intercambian se evidencia una amplia confianza, sobre todo de San Martín hacia Belgrano, porque sabe de ese conocimiento del terreno y le pide consejos acerca de cómo encarar la guerra en la región. Por otro lado, en una carta Belgrano le reconoce a San Martín su capacidad militar, pero le pide que no se quede en la zona de Cobos (Salta), sino que regrese a Tucumán para que se cure de sus dolencias. Esto lo señala Antonio Pérez Amuchástegui en su libro “San Martín y el Alto Perú-1814”.

- ¿Qué hizo San Martín?

- Cuando se instala en Tucumán lo hace para idear una estrategia de lucha y la actitud que toma en ese primer momento es defensiva. El Ejército acababa de ser derrotado en el Alto Perú así que va a tratar de disciplinar e instruir a las tropas con esa formación militar que tenía. Mientras, al igual que Belgrano antes que él, pedía recursos al gobierno revolucionario, pero no le mandaban demasiadas cosas.

- ¿Cómo actuó entonces?

- Durante los cuatro meses que estuvo aquí hizo bastantes cosas, siempre exhortando a la defensa de la causa de la patria. Para eso emitió dos proclamas. En la dirigida al pueblo de Tucumán, habla de la unión fraternal que debía mantener, destacando que este había sido el teatro de los héroes. Esas son las palabras que usó para referirse a la batalla de 1812 que había convertido a Tucumán en el límite del avance realista. San Martín destaca la importancia de la participación y del uso de todos los recursos para la lucha, porque la patria debía defenderse no solo como territorio de origen, sino como causa revolucionaria. O sea que ya empezaba a politizarse ese concepto de patria. Y también habla de Tucumán como baluarte de la revolución. En la otra proclama, dirigida a los soldados del Ejército Auxiliar del Perú, les habla del disciplinamiento necesario, de la subordinación y el valor en la lucha. Trata de moralizar nuevamente a esas tropas recordando los triunfos de Suipacha, de Tucumán y de Salta.

- ¿Cuáles fueron sus principales disposiciones?

- Entre sus acciones, mandó a construir un hospital militar y una fábrica de fúsiles y de pólvora; y a constituir una escuela de matemáticas para que los oficiales estén instruidos. Se preocupó por el estado moral de las tropas, buscando que se efectivicen los sueldos y las compensaciones que les debían. Era un problema que también había sufrido Belgrano y que costaba una constante deserción de las filas. Otra iniciativa fue crear un regimiento de esclavos, con la promesa de que al cabo de unos años de servicio iban a conseguir la libertad. Para esto debía convencer a los dueños de los esclavos, para que los vendieran al gobierno revolucionario, pero no tuvo mucho éxito porque en general los amos se negaban a hacerlo. En cambio, cuando llevó esta iniciativa al Ejército de los Andes, le fue mucho mejor.

- Y estuvo también la Ciudadela...

- Sí, en el marco de esa estrategia defensiva de la que hablábamos mandar a construir la fortificación a la que denominó Ciudadela. Era un espacio dedicado a la instrucción de las tropas, y servía de punto de reunión para evitar la deserción de los soldados. Según las memorias de Paz y de La Madrid, fueron las propias tropas las que edificaron esa Ciudadela, pero no estaba terminada cuando San Martín se marchó. Eso se va a lograr en los años subsiguientes, ya con Belgrano de regreso al mando y con el Ejército acantonado en los cuarteles.

- ¿Por qué se marchó de Tucumán?

- Ya desde sus tiempos en Europa padecía un problema de asma que se agravó a causa del clima húmedo de Tucumán. También se hablaba de una posible úlcera estomacal. El médico le aconsejó que buscara un clima más favorable y por eso lo reemplazó un jefe interino, Francisco Fernández de la Cruz. En 1815 fue designado José Rondeau, quien emprendió la tercera campaña al Alto Perú y fue derrotado en Sipe Sipe.

- ¿Cómo fue madurando el pensamiento de San Martín?

- Se dice que estando en las sierras de Córdoba ya tenía la idea clara de planear otra estrategia. Como por el Alto Perú no se podía ganarles a los realistas, surge la campaña continental, liberando Chile tras cruzar los Andes. La idea era que Tucumán fuera clave en la retaguardia por si se necesitaba algún refuerzo, mientras Güemes combatía a los realistas con sus gauchos. El paso de San Martín por Tucumán fue el antecedente para lo que después surgió como plan de combinarse con Simón Bolívar y la estrategia de liberar el continente para formar una gran nación americana, lo que después no se pudo conseguir.

- ¿Cuál es su análisis de ese período?

- Hay una deuda con muchas cosas de la historia que en general no se conocen demasiado. Se sigue diciendo que en la Revolución de Mayo ya estaba la idea de Independencia; en los afiches de los actos escolares hablan de libertad, cuando en realidad los estudios están indicando otra cosa. Obviamente que algunos actores, en particular Moreno y Castelli, pensaban así, pero no era la mayoría. Lo cierto es que había una gran incertidumbre y miedos durante esa época, es algo en lo que pongo énfasis en mis estudios. ¿Qué hacer? ¿A quién seguir? ¿A los realistas, como parecía conveniente en otras regiones? Quizá en el Río de la Plata se dio más el convencimiento de las ideas revolucionarias; en cambio, en la zona del Alto Perú o en el Perú tardó mucho más porque había muchos intereses en juego.

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