Como un barco que navega con el casco golpeado por las olas, Alvarado de Mar del Plata avanza en la Primera Nacional intentando mantenerse a flote en medio de una tormenta que no da tregua. Cada partido es una maniobra para evitar el naufragio y cada punto, un salvavidas que le permite seguir respirando en una tabla que lo tiene en la 17ª posición, con apenas 25 unidades en la misma cantidad de jugados. Comparte la zona de descenso directo con Arsenal y vive cada fecha como si fuera la última, sabiendo que un paso en falso puede hundirlo. El domingo, ese barco maltrecho será el anclaje en La Ciudadela, convertido en el próximo desafío de San Martín.
La travesía de Alvarado en esta temporada fue irregular y desgastante. El “Torito” ganó apenas cinco encuentros, empató 10 y perdió otros 10, con una efectividad del 33,33%. En su puerto seguro, el José María Minella, mantiene algo de firmeza: cuatro victorias, cinco empates y cuatro derrotas. Pero cada vez que se aleja de su costa, el mar se pone bravo: en 12 partidos como visitante solo consiguió una victoria -2-0 contra Atlanta-, sumó cinco empates y sufrió seis caídas. Esa fragilidad fuera de casa es una grieta que el “Santo” buscará aprovechar.
Su presente inmediato lo muestra como un equipo al que le cuesta cerrar las victorias. La última fecha es un ejemplo claro: frente a Güemes de Santiago del Estero, un gol de Agustín Aleo a los 43 minutos del segundo tiempo parecía encaminarlo a un triunfo vital, pero un penal en tiempo adicionado lo dejó con las manos vacías y llenas de frustración. Las protestas terminaron con la expulsión del técnico Marcelo Vázquez, que luego reconoció que “explotamos porque estamos con una ansiedad tremenda”. Ese estado de tensión permanente es una constante: la presión de estar en el fondo de la tabla se traduce en nervios, decisiones apresuradas y errores que se pagan caros.
Para intentar cambiar el rumbo, respecto al año pasado, la dirigencia se movió en el mercado de pases y sumó piezas con experiencia. Joaquín Susvielles y Tomás Bolzicco reforzaron la delantera, mientras que Matías Mansilla y Juan Pablo Gobetto -uno de los máximos artilleros del equipo con tres tantos- se sumaron al mediocampo. Sin embargo, la integración de los refuerzos todavía no dio como resultado un equipo sólido y constante. El saldo de goles negativo y las dificultades para sostener el ritmo durante los 90 minutos siguen siendo de las mayores deudas.
En lo táctico, Alvarado suele apostar por un bloque bajo, compacto y paciente, buscando cerrar los caminos interiores y esperar su oportunidad para salir rápido de contra.
La pelota parada es una de sus principales armas ofensivas, recurso con el que intenta romper partidos cerrados. Pero si se ve obligado a adelantar líneas, queda expuesto: sufre en la circulación y en la marca, especialmente por los costados, y pierde precisión. Ahí es donde los rivales con mayor movilidad y control de la pelota logran hacerle daño.
La estadística de los últimos cinco encuentros -una victoria, tres empates y una derrota- lo mantiene con vida, pero sin margen.
La pelea por no descender no le permite especular, y eso convierte a Alvarado en un rival incómodo, de esos que pueden multiplicar esfuerzos en escenarios exigentes. Es un equipo que, aunque limitado en algunos aspectos, sabe batallar cuando la situación lo exige.
"Se la va a jugar a mil por tratar de llevarse algo", advirtió Campodónico
Mariano Campodónico, al analizar lo que espera del “Torito”, advirtió sobre las trampas que puede tender un adversario así.
“Va a ser un rival que arma un bloque bajo y te espera, y por ahí puede lastimar de contra porque tiene buenos jugadores… está en zona de descenso y se la va a jugar a mil por tratar de llevarse algo. Nosotros sabemos que tenemos que jugar a mil para que los tres puntos queden en La Ciudadela”, expresó.
El entrenador del “Santo” también hizo hincapié en el factor emocional. “Hay que darle tranquilidad a los chicos… acá el responsable voy a ser yo… ojalá tengamos un buen partido el domingo”.
El duelo que se viene en La Ciudadela será un choque de necesidades opuestas: San Martín busca reafirmarse en la parte alta y reencontrarse con su mejor versión, mientras que Alvarado pelea por salir a la superficie y evitar que el agua le llegue al cuello. En ese mar agitado, el “Torito” intentará anclar un punto; el “Santo”, en cambio, buscará abrirle una vía de agua para hundirlo un poco más. En partidos así, cada ola puede cambiar el viaje.






