BAD BUNNY EN PUERTO RICO. Los recitales en la tierra natal del artista arrancaron el 11 de julio y concluirán el 14 de septiembre. / YOUTUBE
Puerto Rico está viviendo uno de los momentos más emocionantes de su historia musical y cultural gracias a Benito Antonio Martínez Ocasio, más conocido como Bad Bunny. El artista urbano más influyente del mundo dio inicio en julio a una residencia de 30 conciertos consecutivos en el Coliseo José Miguel Agrelot, en San Juan, una hazaña sin precedentes en la isla.
El proyecto, llamado “No me quiero ir de aquí” surgió tras el lanzamiento del exitoso álbum "Debí tirar más fotos", un homenaje a la identidad puertorriqueña que mezcla salsa, merengue, bachata y música jíbara. El propio Bad Bunny explicó que este espectáculo tenía que comenzar en su tierra, como un tributo a sus raíces y a la comunidad que siempre lo apoyó.
RESIDENCIAS HISTÓRICAS. El proyecto “No me quiero ir de aquí” propone un verano inolvidable en Puerto Rico. / BAD BUNNY
U$S 200 millones y más de 400.000 boletos vendidos
Lo que parecía sólo un gran evento musical se convirtió también en un motor económico poderoso. Según la organización Discover Puerto Rico, los 30 recitales que comenzaron el 11 de julio y concluirán el 14 de septiembre, podrían generar más de U$S 200 millones en impacto económico. Hoteles, restaurantes, comercios y hasta empresas de turismo están recibiendo un impulso inesperado, especialmente en meses tradicionalmente lentos para el turismo por la temporada de huracanes.
Más de 400.000 boletos fueron vendidos, muchos de ellos a personas que viajarán desde otros países solo para ver al “Conejo Malo” en directo. La ocupación hotelera se disparó, con un crecimiento del 75% en agosto y hasta 200% en reservas de alquileres a corto plazo en septiembre.
Además, esta residencia se diseñó pensando también en los puertorriqueños. Nueve de las funciones estuvieron destinadas exclusivamente para residentes locales, con ventas presenciales de boletos en diferentes municipios, lo que reforzó el sentido de comunidad y equidad.
El impacto va más allá del turismo. Más de 1.000 personas fueron contratadas localmente como parte de la producción, y los conciertos incluyen elementos de la cultura boricua, desde la gastronomía hasta experiencias turísticas diseñadas especialmente para los asistentes.
CONCIERTOS DE BAD BUNNY. Los recitales dejarían un impacto económico de más de U$S 200 millones. / AP
Puerto Rico como destino turístico
La pregunta ahora es "¿puede este antecedente convertir a Puerto Rico en un destino de residencias artísticas internacionales?". Todo indica que sí. El proyecto demostró que la isla tiene el talento, la infraestructura y la energía para brillar más allá de sus playas.
"Nadie esperaba estos resultados. Pero es el corazón de todo lo que Benito y yo hacemos: comemos, vivimos, tomamos, dormimos y pensamos en la comunidad todos los días", explicó Noah Assad, representante de Bad Bunny a Variety. Y sumó: “la residencia le enseñará al mundo el valor intangible de nuestro hogar”.
Para miles de jóvenes y fanáticos que hoy viajan a Puerto Rico, queda claro que esto no es sólo una serie más de conciertos: es un momento histórico en el que la música y la identidad caminan juntas.







