El pulso dicotómico de la infancia contemporánea: entre lo analógico y lo digital

DOS MUNDOS. Los niños necesitan ser hábiles digitales y jugar al aire libre. DOS MUNDOS. Los niños necesitan ser hábiles digitales y jugar al aire libre.
10 Agosto 2025

En un mundo que oscila vertiginosamente entre el escenario tradicional de lo analógico y el vibrante y artificioso zumbido de lo digital, nuestros hijos pasan sus días errantes; tales caminantes sin camino, desconectados de su interioridad y sin un horizonte futuro que les genere entusiasmo real. La infancia contemporánea es un ecosistema híbrido donde las pantallas y los libros conviven, los videojuegos y los juegos al aire libre compiten por la atención, y la inmediatez de la información se entrelaza con la paciencia requerida para el aprendizaje profundo.

La seducción de lo digital

El universo digital, con su promesa de velocidad y acceso instantáneo, ha colonizado gran parte del espacio y tiempo de nuestros hijos.

La conectividad es, sin duda, una de las mayores fortalezas del ámbito digital. Esta capacidad de conexión global puede fomentar la empatía cultural, el aprendizaje colaborativo y la expansión de horizontes, permitiendo a los niños explorar temas que de otra manera serían inaccesibles. Sin embargo, la inmediatez también presenta desafíos.

La gratificación instantánea inherente al entorno digital puede mermar la paciencia y la capacidad de concentración. Además, de fomentar unos modos de satisfacción equivalentes a los que se presentan en las adicciones, flagelo de nuestro tiempo.

El anclaje de lo analógico

En contraste con la fugacidad de lo digital, lo analógico ofrece un anclaje en la realidad tangible y una experiencia más profunda y multisensorial. El libro impreso, con el tacto de sus páginas y el aroma de la tinta, invita a una lectura reflexiva y transformadora. Los juegos de mesa fomentan la interacción cara a cara, el desarrollo de estrategias y la negociación de reglas. Los bloques de construcción y las manualidades estimulan la creatividad, la motricidad fina y la resolución de problemas de forma concreta.

El juego al aire libre es crucial para el desarrollo físico y emocional en la niñez. Trepar árboles, correr a través de nuestros montes, explorando y construyendo chozas que den refugio, estimulará la imaginación, mejorará la coordinación y la unión con los pares; además, de proporcionarles una invaluable conexión con la naturaleza.La clave no reside en demonizar uno u otro ámbito, sino en encontrar un equilibrio consciente y una integración armónica. Nuestros hijos necesitan desarrollar habilidades en ambos mundos para prosperar en la sociedad actual.

Esto implica establecer límites claros en el tiempo de pantalla, fomentar actividades analógicas que estimulen la creatividad y el movimiento, y promover conversaciones abiertas sobre los desafíos y oportunidades que presenta el mundo digital. Es fundamental enseñar a los niños a ser consumidores críticos de información en línea, a discernir entre lo real y lo falso, y a comprender el impacto de su huella digital.

En última instancia, el objetivo es criar individuos que sean capaces de alternar lo mejor de ambos mundos. De esto se desprende, que no podemos cargar en ellos la responsabilidad absoluta cuando caigan en trampas afectivas o estafas económicas. Lo peor estará allí, en la inmediatez de uno o varios clics y, seremos los adultos, quiénes responderemos ante las pérdidas de los menores; a veces irreparables. De las ganancias no debemos preocuparnos, pues, harán a su capital futuro y bien está que ellos sean capaces de disfrutarlas.

© LA GACETA

Fabián Gautero – Escritor. Su último libro es “Las fuerzas del cielo”.

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