“Hablar de sustentabilidad requiere más que un discurso: implica medirla con claridad”

Marcelo Torres, presidente de Aapresid, señaló el desafío real del agro: producir más y mejor, con menor impacto. Beneficios de la certificación ARC.

NORMA. La certificación “Ambiente Regenerativo Certificado”, de Aapresid, está construida sobre tres pilares: el productivo, el ambiental y el social. NORMA. La certificación “Ambiente Regenerativo Certificado”, de Aapresid, está construida sobre tres pilares: el productivo, el ambiental y el social.
09 Agosto 2025

“Hablar de sustentabilidad requiere más que una declaración. implica poder medirla con claridad. Debido a ello impulsamos la definición de indicadores concretos, que nos permitan saber en qué nivel de sustentabilidad estamos en cada establecimiento y en cada región, y cómo evolucionamos en el tiempo”, indicó el presidente de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), Marcelo Torres, en una nota publicada en la revista “Avance Agroindustrial”, de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres. “Queremos que los productores puedan compararse con ellos mismos, con su grupo regional y con los de otras zonas”, dijo.

La base de esto, según explicó, es la propia certificación, Ambiente Regenerativo Certificado (ARC), que la entidad lanzó en mayo del año en curso. “Está construida sobre tres pilares: el productivo, el ambiental y el social. En lo productivo, observamos si el sistema se basa sobre siembra directa, qué niveles de rotación y de diversidad tiene y cuán intensificada está la secuencia; es decir, cuánto tiempo está verde y vivo ese campo”, contó. Precisó que ello, naturalmente, depende del ambiente donde esté ubicado el establecimiento, ya que no es igual una zona semiárida que una subtropical.

Explicó que lo ambiental incluye indicadores como la huella de carbono, la huella hídrica y el Coeficiente de Impacto Ambiental (EIQ, por sus siglas en inglés: Environmental Impact Quotient), un índice que mide el impacto de los agroquímicos. “Y en lo social evaluamos el cumplimiento de normativas laborales, el plan de capacitaciones y también cómo ese establecimiento se vincula con la comunidad”, puntualizó Torres.

La información

Para construir y sostener estos indicadores consideró importante que toda la información esté digitalizada, ordenada y georreferenciada: “Sin datos no hay forma de evaluar. Por eso impulsamos herramientas como nuestra plataforma ‘Aapresid Conecta’, que permite que cada socio registre la historia de sus lotes y haga un seguimiento a lo largo del tiempo, desde la genética utilizada hasta la densidad de siembra, el manejo del cultivo y las aplicaciones realizadas”.

Además, contó que trabajan con redes temáticas y territoriales que acompañan el proceso. “Por ejemplo, la red de cultivos de servicio, que permite adaptar estas prácticas a distintas regiones; o la red de brecha de carbono, con la cual medimos cuánto carbono estamos capturando según las prácticas aplicadas. Las chacras también son espacios clave donde se monitorean variables de productividad, salud del suelo y estabilidad del sistema”, destacó.

Indicó que el objetivo de Aapresid es claro: ayudar al productor a sostener altos niveles de productividad con buena rentabilidad y, al mismo tiempo, con impactos ambientales decrecientes. “Estamos convencidos de que un sistema que mantiene el campo verde, con un microbioma activo, que fija biológicamente nitrógeno y captura carbono, no solo es ambientalmente mejor, sino agronómicamente superior”, afirmó.

Consideró clave capturar valor por producir de manera sustentable. “No solo para reconocer a quienes ya lo están haciendo bien, sino porque es la única forma de que más productores se animen a transitar este camino. Si ese esfuerzo no se traduce en mejores condiciones, quedamos atrapados en un modelo que, aunque bien intencionado, no escala”, explicó. Y remarcó que Aapresid impulsa la construcción de tal posibilidad: “Requiere alianzas con la industria, la exportación y las entidades financieras. El objetivo es que aquellos productores con buenos indicadores -productivos, ambientales y sociales- puedan acceder a precios diferenciales, a líneas de crédito específicas y a procesos de certificación más accesibles”. E insistió en que la clave radica en contar con datos confiables, digitalizados, ordenados y trazables. “No alcanza con señalar que se están haciendo bien las cosas: es necesario demostrarlo. Por eso promovemos el uso de ‘Aapresid Conecta’”, precisó.

Y dio un ejemplo: “Hoy sabemos de exportadores que requieren maíz con huella de carbono medida para vender a salmoneras chilenas que, a su vez, deben calcular su propia huella ambiental. En esos casos, si el productor puede entregar ese dato en el puerto con trazabilidad hasta el lote se abre una posibilidad real de bonificación”. Y añadió que en Rosario hay experiencias concretas, en las que productores comercializan soja con un plus por trazabilidad ambiental. “Son negocios de nicho, pero ya están ocurriendo”, dijo.

Sin embargo, advirtió que esto no escalará si no se genera volumen: “No es que primero aparece el mercado y luego se adapta el productor. Es al revés: hay que construir desde el campo, con datos y certificaciones, para que la industria pueda identificar esos lotes diferenciales y transformar ese valor en condiciones concretas”.

Y resaltó que la certificación ARC apunta a ello, a certificar productos y procesos: “Esta tonelada de maíz o soja fue producida en siembra directa, con rotación diversa, con una secuencia intensificada, con baja huella de carbono y prácticas sociales adecuadas. Eso tiene valor. Trabajamos con auditores externos, como Control Union o IRAM, y también comenzamos a usar modelos predictivos, que permiten estimar el impacto de ciertos cambios en el manejo, siempre con una base verificable. La declaración del productor debe poder ser auditada”, dijo.

A modo de síntesis, subrayó que se trata de construir un canal sólido entre el productor y quien transforma ese grano, para que ese esfuerzo ambiental no quede invisible, y para que producir sustentablemente también sea económicamente viable.

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