¿Cómo fue la infancia de la Locomotora Oliveras?
El lunes pasado se conoció la noticia que nadie quería escuchar: Alejandra "Locomotora" Oliveras había fallecido después de dos semanas de internación por un grave ACV Su muerte conmocionó no solo a los amantes del deporte, sino a los múltiples seguidores de su historia de superación, de sus enseñanzas sobre la lucha que iban más allá del enfrentamiento físico y de su impetuosa manera de vivir la vida.
Desde muy pequeña, "La Locomotora" fue una boxeadora de la vida. Aún no tenía títulos, ni era múltiple campeona del mundo, pero ya se había consagrado como una gran luchadora. Esa infancia estuvo marcada por la pobreza y las adversidades que le llevaron a iniciarse en el mundo laboral tempranamente y enfrentar situaciones adversas que pocos se imaginarían a esa edad.
Una infancia marcada por la necesidad
Alejandra "Locomotora" Oliveras nació en El Carmen, Jujuy y se mudó a Alejandro Roca, en Córdoba, cuando apenas tenía un año. Su padre que era camionero, buscaba una vida más digna para sus hijos, por lo que decidieron buscar oportunidades en "La Docta".
Tenía siete hermanos, ella era la cuarta y su vínculo tenía una particularidad. Todos sus nombres comenzaban con M, incluso el de la "Locomotora". Así Marcelo, Martín, Mariano, Marcos, María Dolores, María Sol y, ella, Marina Alejandra se definían como "los sietes mares".
Su infancia fue atravesada por la pobreza pero en la escuela fue una excelente alumna, era la mejor de la primaria. De chica cosechó en el campo, manejó tractores y le cambiaba la rueda cuando se rompía. Pero ella, firme a la esperanza que la definió hasta el último día, siempre pensó que todo podía mejorar y así, con su primer sueldo consiguió uno de sus deseos. "Con mi primer sueldo me compré zapatillas. Era algo que siempre quise, pero yo siempre anduve con alpargatas en los pies".
La violencia marcó su adolescencia
Pero un día su vida cambió, a los 14 se enamoró y comenzó la peor pesadilla de su vida: "Nos mudamos a una casita muy humilde, era la última miseria que te podés imaginar. Era una pieza sin luz, sin baño, sin agua. Comíamos la primera o segunda semana del mes y después tenía que ir a la casa de mis padres porque no teníamos para comer. Me pegaba por nada, porque tenía ganas nomás. Cuando volvía de trabajar o cuando estaba conmigo. Me destrataba todo el tiempo. Siempre fue violento", comentó la ex boxeadora en una cita de Aire Santa Fe.
La adolescencia de la "Locomotora" fue drásticamente alterada por la violencia de género, que le obligó a buscar las vías para salir. Y lo hizo por su cuenta, sola. El punto de inflexión llegó diez días después del parto, cuando su pareja también golpeó a su hijo. "Ahí me di cuenta que tenía que hacer algo. Yo siempre supe que vine a esta vida para ser feliz, así que desde ahí cambió todo para mi", señaló la boxeadora.
Punto de inflexión
Empezó a entrenarse en esa pequeña pieza cuando su pareja no estaba, y un día se animó a devolver el golpe. Envalentonada, agarró a la criatura, puso lo poco que tenía dentro de una bolsa de naylon y volvió para Alejandro, Córdoba, el pequeño pueblo en el que vivían sus padres y algunos de sus siete hermanos.
Después de dejar la relación violenta, trabajó vendiendo empanadas y alfajores, o cortando césped. Sin la posibilidad de ir al colegio por la necesidad de trabajar, Oliveras se ganaba la vida en una radio, dónde leía las noticias más importantes de los diarios. Sin saberlo, la radio le trajo a su vida la posibilidad de dedicarse al boxeo.
El inicio de una brillante carrera
Un día, bromeó al aire diciendo que le encantaría luchar, y un boxeador que estaba de viaje en la ciudad la escuchó, se acercó al edificio y le dijo que si ella quería pelear, él le iba a organizar una pelea. Un mes después, con el carnicero del barrio como árbitro, y con trabajadores del campo como caras de las carteleras, se llevó a cabo el evento. Así fue como Alejandra "Locomotora" Oliveras, enfrentando a una vecina conocida como "La Yarará", obtuvo su primera victoria y comenzó su destacada carrera en el boxeo, que le concedería cinco títulos mundiales, pero por sobre todo, el cariño de millones de personas.








