Emilio García Wehbi visibiliza los cuerpos caídos del sistema

El artista expone en el MUNT. Cómo surgió el trabajo que se instaló en el país y en Europa.

EMILIO GARCÍA WEHBI. Un testimonio del neoliberalismo menemista. EMILIO GARCÍA WEHBI. Un testimonio del neoliberalismo menemista.

Emilio García Wehbi es un artista interdisciplinario que trabaja en el cruce de lenguajes escénicos; fue uno de los creadores del grupo Periférico de Objetos, se reconoce como un trabajador de la cultura experimental y fue durante la primera década del milenio que llevó a cabo el Proyecto Filoctetes, como un testimonio de las consecuencias del neoliberalismo menemista. Desde ayer expone en el Museo de la UNT (San Martín 1.545), dentro de la Bienal Sur.

Para mayores datos en su perfil escribió, con contundencia, antifascista. En estos momentos tiene en escena la obra “Fritzl Agonista”. “Cualquier obra de arte es política”, definió para LA GACETA.

- En Proyecto Filoctetes colocaste muñecos hiperrealistas de personas en situación de calle. ¿Cómo nació?

- Eso fue en 2000. Empecé a ver un poco las consecuencias en la ciudad de Buenos Aires de lo que había sido el ultraliberalismo del menemismo; y las consecuencias que se evidenciaban en algún punto de manera clara era la aparición de los habitantes de calle, gente por pleno Buenos Aires distribuida en las calles viviendo. En aquel momento eso era novedoso, hoy ya es un lugar común, pero en aquel momento eso era bastante novedoso y me lo pregunté por mí mismo, era de que rápidamente integrábamos a la arquitectura o al paisaje urbano a estos cuerpos caídos, caídos del sistema y caídos literalmente, porque estaban yaciendo, y eso me llevó a pensar cómo podemos hacer para visibilizar aquello que inmediatamente invisibilizamos, que son esos cuerpos tirados. Y a partir de esa pregunta, lo que decidí fue encontrar 25 lugares de la ciudad que fueran representativos en términos simbólicos, lugares de poder, lugares de representación cultural, calles peatonales y colocar 25 muñecos hiperrealistas que presiden desde lejos y de cerca también humanos o sea, personas, yaciendo en una posición de un poco mayor visibilidad que la que habitualmente estaban los habitantes de calle en la ciudad. Coloqué a un equipo de casi 80 personas, que cubría fotográficamente las reacciones de la gente.

- Cualquier intervención pública es política. ¿Lo considerás así?

- Por supuesto, pero diría que cualquier obra de arte y cualquier acción de cualquier ser humano es político. Político es el modo en que el hombre decide vivir en comunidad, y eso para mí es político en el sentido más profundo del término. Después la práctica política sería otra cosa, la política política sería otra cosa, pero una intervención pública siempre es política, porque busca de algún modo interceder o poner de manifiesto o subrayar o generar como un punto de atención en alguna situación que atañe a lo público. Y en este caso el proyecto Filoctetes atañía a lo público, porque lo que se hacía era generar como una interrogación en el espacio público a partir de un gesto poético, esencialmente metafórico, por eso el uso de muñecos y no de personas simulando ser gente de la calle.

- Te escuché decir que trabajás con el concepto de lo obsceno….

- La idea del obsceno, sí, claro, trabajo con el concepto del obsceno. Obsceno como lo que está fuera de escena, lo off-scene, vale decir, aquello que en general las sociedades no desean ver y entonces lo mantienen ocultos, como son, no sé, los mataderos, lugares que son considerados de heterotopía negativa y que el arte o la práctica artística tiene las posibilidades justamente por sus características artísticas, de correr los límites éticos y estéticos, de volver a mostrar. Entonces, trabajar con lo obsceno, para mí, es parte del trabajo de la producción artística en sí misma.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios