ENOJO Y PROTESTA. Decenas de tucumanos reclamaron a la Policía que se quite el vallado que los separaba de la Casa Histórica. La Gaceta / foto de Diego Aráoz
“Sentimos que nos alejamos de algo que es nuestro”; “parece que la fiesta es de ellos”; “no somos delincuentes, somos el pueblo”. Son frases que resumen el disgusto de decenas de tucumanos por no poder presenciar de cerca el acto patrio por el Día de la Independencia. Con fastidio, los ciudadanos pedían a gritos atravesar las vallas para cantar el Himno Nacional en la Casa de Tucumán. Al concluir la jornada, oficiales y suboficiales salteños del Regimiento de Caballería 5 regalaron a los presentes un pequeño show folklorístico que salvó la velada y generó sonrisas.
A las 23:30 comenzaron a llegar personas a la esquina de Congreso de Tucumán y San Lorenzo, el punto más cercano a la Casa Histórica del lado sur. Como en toda la zona lindante, vallas y oficiales de policía impedían el paso hacia la sede de la “Cuna de la Independencia”. La gente que se acercó al lugar sostuvo que es común el operativo de seguridad que se despliega cada vez que el presidente de turno visita la Provincia para estas fechas, pero que, al ausentarse Javier Milei, se esperaba que el control sea menos restrictivo.
“Uno viene acá porque es una festividad patria. Nosotros amamos nuestro país y queremos compartir la alegría de la independencia y de nuestra historia, pero vemos que tenemos que mantener distancia de un lugar que nos pertenece como ciudadanos. Es algo muy cruel”, señaló Diego M., que prefirió no dar su apellido, mientras el resto de presentes gritaba de manera efusiva: “¡Queremos pasar, queremos pasar!”.
Gritos al unísono
Había adultos, niños y personas mayores. Algunas con banderas, otros con refrescos que traían de la celebración en la plaza Independencia. Y todos compartían el desagrado de estar lejos de la sede protagonista. “La fiesta es de todos. Mañana ustedes (por los policías) van a estar jubilados y van a estar de este lado de la valla. Recuerden eso”, se quejó un ciudadano.
Cerca de las 00, la gente comenzó a alterarse. “¡Dejennos pasar, ya faltan tres minutos!”, demandó una mujer; otro hombre agregó: “dejen pasar a mi madre que cante el himno y nada más; personas grandes y niños”. Oficiales de Policía se acercaron a la valla y respondieron que la razón por la cual no se los dejaba acercarse a la Casa Histórica era la falta de espacio físico. “No hay lugar, hay que hacer un acto organizado; no pueden entrar todos”, señaló.
En medio de la protesta, Julieta Danovis, visiblemente apenada, habló de “indignación”. “Es el disgusto más grande. No sé cómo ponerlo en palabras. Yo nací en Tucumán, vivo en Tucumán, y vean lo que nos hacen. Queremos cantar nuestro himno, tenemos derecho a hacerlo. Es una falta de respeto hacia nosotros, hacia la gente que vino a visitar nuestra Casa Histórica, los chicos que vinieron a ver el cambio de guardia... Es una emoción que nos están quitando”, lamentó.
Los planteos hacia la organización del evento no podían evitarse: “dejen a los niños vivir este momento histórico”, “hicieron una fiesta privada de algo que es nacional”, “nosotros somos el pueblo”, son los dichos que se cruzaban entre los tucumanos presentes.
Llegada la medianoche, primó el respeto. Aquellos que no paraban de gritar pidiendo un lugar en el acto, quedaron en completo silencio una vez que se comenzaron a entonar las estrofas del Himno Nacional argentino. En aquel momento, además de los 50 metros de distancia con la Casa Histórica y las dos filas de vallas que los dividían de la clase política, se sumó una hilera de policías formados que dificultaban la vista. “Por lo menos corransé de lugar”, lanzó algún ciudadano.
“¿Bailan folklore?”
El acto terminó y la gente comenzó a retirarse. Pese a la decepción, hubo un grupo que se llevó a Salta algunas sonrisas. Se trata de los Infernales de Güemes, del Regimiento de Caballería 5 con asiento en la provincia vecina, que antes de retirarse se encolumnaron sobre la calle San Lorenzo y cantaron algunas canciones frente al público. “¿Saben bailar folklore?”, voceó con alegría el Mayor Wilson Leguiza.
“La verdad que nos sacaron una linda sonrisa, pero el acto me pareció pésimo. Soy una persona mayor y vivo en Tucumán desde siempre. ¿Cómo van a hacer esto? Lo único que queríamos es que nos dejen pasar hasta la próxima valla. Los salteños salvaron el momento para la gente que estaba esperando aquí”, expresó Silvia López, acompañada de su hermana, Berta, que agregó: “fue pésimo no permitir que el pueblo, los contribuyentes que pagamos impuestos para los sueldos de ellos, estemos ahí en la Casa Histórica en un día como este, por el Día de la Independencia. Solamente en Argentina pasan estas cosas”.








