El fútbol argentino atraviesa un momento de luto. Este lunes, a los 83 años, falleció Miguel Ángel López, una figura emblemática tanto dentro como fuera de la cancha. En sus últimos años de vida, se encontraba radicado en Barranquilla, Colombia, alejado del mundo del fútbol pero con el respeto intacto de todo un continente que lo vio brillar como jugador y entrenador.
Nacido en Córdoba, López dio sus primeros pasos en Unión Central de Villa María y luego en Universitario de Córdoba. En 1963, llegó a Sarmiento de Junín y al año siguiente pasó a Estudiantes de La Plata. Su carrera tomó impulso cuando recaló en Ferro Carril Oeste en 1967, lo que le valió la convocatoria a la Selección argentina. Ese rendimiento lo proyectó a River Plate, donde fue parte de un equipo competitivo que obtuvo tres subcampeonatos seguidos entre 1968 y 1970.
El salto definitivo llegó en 1971, cuando fue fichado por Independiente. Con la camiseta del Rojo, López alcanzó su máxima expresión como futbolista. Fue campeón nacional en su primer año y, entre 1972 y 1975, levantó cuatro Copas Libertadores consecutivas, dos Copas Interamericanas, un campeonato argentino y la Copa Intercontinental frente a la Juventus en 1973. Compartió plantel con leyendas como Ricardo Pavoni, Ricardo Bochini y Daniel Bertoni, y se consolidó como capitán y símbolo de una era irrepetible.
En 1976 decidió cerrar su carrera profesional en Atlético Nacional de Medellín, donde también logró un título de liga. A partir de allí, su vida se trasladó al banco de suplentes.
Comenzó como formador en las inferiores del conjunto colombiano y en 1979 tuvo su debut oficial como DT en Argentinos Juniors. Allí, dirigió al joven Diego Armando Maradona y consiguió un subcampeonato. Un año después, regresó a Independiente como entrenador y celebró su primer título desde el banco: el Torneo Villa de Madrid.
Su trayectoria como técnico fue extensa y diversa. Dirigió a equipos como Atlético Nacional, Boca Juniors —donde alzó la Copa de Mar del Plata— y América de México, con quien logró dos títulos de liga. A lo largo de su carrera también comandó a Ferro, Junior de Barranquilla (campeón en 2004), Guadalajara, Santos Laguna, Toluca, León, Celaya y Puebla. En 1995, vivió un regreso exitoso a Independiente, conquistando la Supercopa Sudamericana frente a Flamengo en el Maracaná.
Un trotamundos del fútbol
Su conocimiento del juego lo llevó a nuevas experiencias en el exterior, incluyendo al Al-Ahli de Arabia Saudita y al Club Deportivo Badajoz en España. Miguel Ángel López fue un entrenador inquieto, adaptable y con una visión moderna para su tiempo.







