El Gobierno nacional anunció la desregulación del precio del gas en garrafa, medida que ya empieza a tener impacto en Tucumán y que podría agravar los costos operativos de sectores estratégicos, como la hotelería en los Valles Calchaquíes.
“Todo lo que no recibe gas natural se verá muy afectado. Ya el año pasado lo sufrimos fuerte, pero este invierno el golpe puede ser más duro. Un hotel de 25 o 30 habitaciones podría gastar entre 5 y 7 millones de pesos en gas en estos meses fríos”, alertó a LA GACETA Héctor Viñuales, presidente de la Federación Económica de Tucumán (FET).
La preocupación del sector turístico es concreta: Tafí del Valle, San Pedro de Colalao, San Javier y otras zonas de montaña dependen exclusivamente del gas envasado para calefacción y cocina. Las “chanchas” -como se conoce a las garrafas grandes- se volvieron un insumo clave y costoso.
“Estamos en plena temporada alta y se toma esta medida en el peor momento posible. Justo en julio, con la mayor demanda de calefacción, se elimina el precio de referencia. Esto hace subir los precios entre un 4% y un 5% de entrada”, explicó.
Además, señaló que la logística del suministro tampoco es simple: “Las cargas se hacen bajo pedido y se factura cuando se entrega. No hay margen para comparar precios. Aunque se haya liberado el mercado, en la práctica todavía no vemos una competencia real entre proveedores.”
La hotelería del norte argentino ya viene golpeada por los altos costos en servicios. A los millones que se van en gas, se le suman entre 6 y 8 millones más en electricidad para un alojamiento mediano. “Tenemos tarifas hoteleras muy competitivas, pero con estos costos se vuelve difícil sostener los establecimientos”, afirmó.
Desde Fedecatur y la FET solicitaron al Gobierno nacional que se revise el timing de la medida y se contemple una política energética diferenciada para regiones turísticas sin gas natural. Además, gestionan un proyecto para aplicar un IVA diferenciado para hoteles y restaurantes, con el objetivo de equilibrar la competitividad frente a países limítrofes que tienen menores cargas tributarias y sociales.
“El problema no es si ganamos menos. El problema es que muchos hoteles podrían dejar de ser sustentables”, sentenció el dirigente.