Qué es el "barebacking", la tendencia que invita a no hacer nada en los viajes en ómnibus

Esta práctica surgió como una forma de resistencia a la hiperconexión digital y ya se practica en todo el mundo.

TENDENCIAS. El barebacking es una práctica cada vez más adoptada por jóvenes que eligen viajar sin distracciones digitales para reconectar con el presente. TENDENCIAS. El "barebacking" es una práctica cada vez más adoptada por jóvenes que eligen viajar sin distracciones digitales para reconectar con el presente. / UNSPLASH
01 Julio 2025

En una época donde cada segundo libre se llena con un video, un chat o una playlist, un grupo de jóvenes empezó a hacer algo que parece radical: nada. Literalmente nada. Mientras viajan en ómnibus, subte o tren, dejan el celular guardado, no escuchan música, no leen ni se distraen. Solo están ahí, presentes. A esta práctica se la conoce como barebacking y se volvió viral después de que el británico Curtis Morton la nombrara en un podcast sobre nuevas formas de vivir el tiempo urbano.

El término ya tenía una connotación previa en el ámbito sexual para designar a las relaciones entre hombres sin protección. En el espacio del transporte público, el barebacking funciona como un modo de introspección, una forma silenciosa de conectar con uno mismo en medio del caos. Lejos de tratarse de pereza o de desconexión pasiva, esta tendencia habla de resistir a la hiperactividad digital y de volver a ocupar los momentos “muertos” como lugares para los propios pensamientos.

Una tendencia que apuesta al silencio... o al ruido ambiente

En comunidades hiperconectadas, donde mirar una pantalla se volvió casi una obligación social, el acto de no hacer nada en público puede parecer incómodo o incluso sospechoso. Pero, para quienes practican barebacking, esos minutos de trayecto sin estímulos digitales son valiosos. Se transforman en un paréntesis mental; en una forma de recuperar el control del tiempo, de mirar a los demás o, simplemente, de cerrar los ojos y de unir el cuerpo con los sentidos.

La plataforma Moviliblog, del Banco Interamericano de Desarrollo, sostiene que los viajes en transporte público pueden convertirse en experiencias útiles para pensar, observar o encontrarse con uno mismo. En este sentido, el barebacking no es una negación del entorno, sino una forma distinta de habitarlo. Para muchos jóvenes, representa un activismo suave contra el ruido constante y el mandato de productividad que invade incluso los momentos de descanso.

La experiencia del transporte público, además, tiene una dimensión sociológica. El barebacking no combate la soledad propia de las ciudades atestadas de gente, sino que la acepta. Lo que para algunos puede parecer aislamiento, para otros es observación, pausa, escucha interna. Y en tiempos de estímulo constante, eso puede ser revolucionario. Para quienes se suman a esta microtendencia, viajar sin estímulos no es aburrido: es un espacio de reencuentro, una forma de recuperar la presencia. Dejar de mirar pantallas, aunque sea por veinte minutos, se volvió una pequeña declaración de principios.

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