Carlos Duguech
Analista internacional
Lo que mal anda… En este caso vale expresar “Lo que mal empieza…” Al abordar la Resolución 181 (II) de Naciones Unidas adoptada por votación de la Asamblea General (AG) del 29 de noviembre de 1947, se la entiende o se la acepta según desde qué faro se la otea. Tiene sus riesgos, aún transcurridas casi ocho décadas. Las objetividades que se intenta esparcir sobre los textos y los significados retoñan las intenciones y preocupaciones por lo que, necesaria y obligadamente, la prensa libre debe mostrar. Y “servir en bandeja” a quienes las respetan por transmisora de lo verdadero. Entonces le arrimarán esa esperanzada confianza en la que nada ni nadie puede osar una perturbación que eche por tierra ese valor. El de las objetividades.
Compromiso
El día 23/03/25 suscribíamos el “Panorama internacional” con este título: “Tres aniversarios octogésimos (Argentina y el mundo)”. Asumimos en el texto un compromiso: “Esta columna encarará una investigación en archivos de ONU para revisar la legitimidad de las resoluciones de los “dos tercios” desde 1945 hasta la disolución de la URSS (1991). Existen resoluciones de su Asamblea General (AG) sobre asuntos de trascendencia que alcanzaron con justeza los dos tercios necesarios para darle entidad...” Uno de ellos, la Resolución 185 (II): “Partición de Palestina”.
Y nos dimos a la tarea de investigación anunciada, con las conclusiones que se sostienen en los datos relevantes -y disponibles sin restricción- que siguen: Tenaz fue el empeño contra el ingreso de Argentina a la ONU por el mítico Molotov, responsable de la política exterior de la URSS. Argumentaba, con fundamentos, que parecían irrebatibles en tanto ponía el acento en la “neutralidad” argentina durante la Segunda Guerra Mundial. Esencialmente, en el tenor nazi de su gobierno militar por aquellos años desde la “Revolución del 43” y su dictadura. Por los generales Rawson, Ramírez y Farell, en ese orden. Tanta la osadía, lo recordamos: nos hacían cantar en la primaria “Cuatro de junio, olímpico episodio de la historia…”. Torpe, despreciable actitud de un grupo del Ejército. El GOU.
Moneda de cambio
Tras una reunión acotada de EE.UU, Reino Unido, URSS y dos países latinoamericanos, se condicionó el ingreso de Argentina en la ONU con el de Ucrania y Bielorrusia. Así se hizo, lo exigió Molotov. Como la URSS estaba integrada por las 15 repúblicas soviéticas: Rusia, Ucrania, Bielorrusia y 12 más, pasaba a tener en la (AG) tres votos. Ergo, si la URSS, Ucrania y Bielorrusia votan en tándem, evidencian la ventaja de la URSS que involucraba en sus intervenciones tres votos (“propios”) frente a otras naciones con sólo uno. Increíble derivación en la antesala de la “guerra fría” donde la “ventaja de los tres votos que administraba el Kremlin pudo haber jugado un protagonismo en alguna traba de gestión o en alguna piedra inicial o de cierre de un conflicto. Errada y notoria complacencia de los EE.UU. y de las otras potencias aliadas. Dejaron prosperar una grave irregularidad fundacional. Un privilegio que, hábilmente, el Kremlin gestionó, involucrando a la Argentina, en este caso, como mascarón de proa de sus pretensiones de dominio. Incongruencia inicial es que de los 51 miembros fundadores, sólo la URSS tiene tres votos.
La “Partición”
Del “Mandato”, por el Reino Unido, desde 1922. La votación: 30 por el sí, 13 negativos, 10 abstenciones. Veamos la Fórmula: 30+13= 43. Cada tercio: 43/3=14,33. Los dos tercios:14,33 x 2=28,66 y, por redondeo =29. Ahora bien, sin los tres votos exclusivos de la URSS que sumaron 30 por el sí hubieran sido 30-2 (los votos de “Ucrania” y “Bielorrusia”) =28, no se alcanzaban los 29 obligados. No hubiera habido “partición”. ¿Habría triunfado la propuesta de India, Irán y Yugoslavia por “un estado único”?
“Libre determinación”
El más evidente de los obstáculos a la partición o cualquier otro esquema ligado a la propia carta de ONU surge con claridad, oscurecida, de su Capítulo XI que la Asamblea General del 27/11/1947 soslayó abiertamente: “Declaración relativa a territorios no autónomos”. La que consagra el derecho de los pueblos a la autodeterminación. Nada se hizo en el caso. Entonces había 2.100.000 habitantes de los cuales 1.450.000, árabes y 100.000 de Palestina pasó de 757.000 habitantes en 1922 a los 2.100.000 habitantes en 1948. Entonces había 1.450.000 árabes palestinos y 650.000 judíos.
La declaración Balfour
Muy frecuentemente citada, catecismo laico, legitimaba sus razonables aspiraciones para los judíos. El ministro británico de Exteriores Balfour le escribía escuetamente al barón Rothschild, líder de la comunidad judía de Gran Bretaña: “El Gobierno de Su Majestad contempla con beneplácito el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y hará uso de sus mejores esfuerzos para facilitar la realización de este objetivo, entendiéndose claramente que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina…”.
Lo subrayado, para comprender que, si bien se cita muy frecuentemente esta declaración como piedra angular del estado judío, lo que a propósito subrayamos no existe para el gobierno de Netanyahu.
Israel: “Constitución”
El estado hebreo no tiene constitución. Tampoco tiene fijados sus límites fronterizos internacionales exigidos que demarcan su soberanía territorial. Hay que recurrir a su Declaración de Independencia, entonces. Se menciona en ella siete veces a Naciones Unidas. En uno de los párrafos finales: “…en virtud de nuestro derecho natural e histórico y basados en la resolución de la Asamblea General (AG) de las Naciones Unidas, proclamamos el establecimiento de un estado judío…”. Clarísimo.
Israel solicitó en 1948 ser miembro de ONU, infructuosamente. En 1949 logró ser miembro pleno. Aunque es uno de los estados –necesario es decirlo- que más incumple las resoluciones de ONU. Por su parte, Palestina, desde noviembre de 2012 es aceptado como Estado Observador. 143 de los 193 miembros a favor. Además el 12 de mayo de 2024 la AG concedió más derechos a Palestina para su participación en los asuntos de las ONU, aunque no haya podido todavía adquirir el estatus de pleno derecho. Argentina, notoriamente, votó en contra, junto con otros ocho países.
ONU, muy citada
Cuando en la conmovedora declaración de independencia de Israel se lee “Naciones Unidas” siete veces, se concluye que por la repetición y por el documento de que se trata, la organización internacional tiene relevancia superlativa para el estado, desde la hora cero. Sólo hasta que el embajador israelí en ONU, Gilan Erdan, el 10/05/24, desde al estrado de los oradores en el majestuoso recinto de la AG, trituró -y con gesto de verdugo gozante- con un pequeño artefacto un ejemplar de la Carta. Y a la vista de todos. Semejante acto de desprecio fue una cachetada a la ONU y a los otros 192 miembros. Hasta para Israel, en tanto era una repulsa a las citadas siete veces que se citaba ONU en su Acta de Independencia.
Israel: colonialista
Por las tres guerras. La de 1948/1949, orquestada desde Siria, Egipto, Líbano, Irak y Jordania en oposición al Israel que declara su independencia el 14-05-1948. La guerra de 1967, “De los seis días”, iniciada por Israel el 05/06/67 contra una coalición de Egipto, Jordania, Siria, Irak y Líbano. Fue la más colonialista. Y la de Iom Kipur de octubre de 1973, por los palestinos, que enfrenta a Israel con Siria y Egipto. De todas ellas la más colonialista fue la de “los seis días”. Actualmente unas 475.000 personas ya colonizaron “los territorios ocupados” en Cisjordania, más 230.000 “colonos” y en Jerusalén Este (sector palestino) cerca de 230.000.
Palestina: “Estado”
Netanyahu, calificó (mayo de 2024) a los países que reconocer a Palestina como Estado es una “recompensa al terrorismo”. Semejante apreciación daría pábulo a la idea de que la resolución 181de la ONU -que cita reiteradamente en su declaración de independencia- no dice nada. Y que se la cita en vano. Ello echaría por tierra todos los acuerdos que primeros ministros visionarios suscribieron con la dirigencia palestina. Cuando este lunes (no le concedió prórroga la Justicia) Netanyahu concurra a tribunales por el juicio por corrupción la política israelí tal vez cambie de rumbo.







