Stephen King y Holly: el amor de un escritor por su personaje

En “No tengas miedo”, su nueva novela, la protagonista vuelve a ser la detective-fetiche sobre la que viene escribiendo incesantemente durante la última década. Más policial y menos terror.

“MR. MERCEDES”. En la serie al personaje de Holly Gibney lo encarnó Justine Lupe, consagrada como una de las estrellas de “Succession”. “MR. MERCEDES”. En la serie al personaje de Holly Gibney lo encarnó Justine Lupe, consagrada como una de las estrellas de “Succession”.

Los escritores sacan del arcón un personaje y lo mandan a la cancha, ansiosos por saber cómo funcionará. Le tienen fe, así que sabiamente, como a los futbolistas jóvenes y prometedores, lo llevan de a poco. Hasta que el personaje explota, felizmente aceptado por los lectores, y se cuela con tanta fuerza en el imaginario del autor que las historias brotan, una detrás de otra. Así se configuró la relación entre Holly Gibney y Stephen King. El maestro del terror lleva 10 años atrapado -fascinado- por los laberintos en los que Holly Gibney se interna, así que aquella figura secundaria -aunque de ningún modo marginal- que asomó en “Mr. Mercedes” hoy es protagonista excluyente de sus novelas.

Es el caso de “No tengas miedo”, otra aventura pergeñada por King al servicio del sufrido lucimiento de Holly. King no le da respiro a su detective de cabecera y en su nueva novela la somete a pruebas tan desafiantes como transformarla en guardaespaldas de una feminista ultracontestaria. En paralelo, Holly se aboca a la investigación de una serie de crímenes, la especialidad de la casa. Es una Holly multitask, en la cima de sus capacidades.

NUEVOS MISTERIOS. “No tengas miedo” (“Never flinch” se titula en inglés) es la novela número 65 en la amplísima biblioteca King. NUEVOS MISTERIOS. “No tengas miedo” (“Never flinch” se titula en inglés) es la novela número 65 en la amplísima biblioteca King.

Es curioso cómo el universo literario de King fue mutando de un anclaje geográfico en su Nueva Inglaterra natal (la ficticia Castle Rock y sus ciudades satélites, con Derry a la cabeza) a una serie de historias, al parecer inagotables, atadas al devenir del fetiche Holly, máximo hallazgo en el otoño de su carrera. Un otoño tan prolífico como aquellos primaverales años 70, cuando asomó la cabeza de la mano de “Carrie” para no abandonar el centro de la escena.

Paso a paso

A Holly le caben las convenciones del género. No deja de ser un Frankenstein parchado con piezas de Holmes, de Dupin, de Maigret, de Carvalho y del Padre Brown. Hasta con alguna mínima pizca de Marlowe (pero mucho menos de Miss Marple). La diferencia, claro, radica en que su excentricidad es producto de oscuridades propias de todo gran personaje de King. Además, como corresponde a las reglas del mundo King, Holly ha pisado terrenos sobrenaturales en algunos de sus casos. Debió flexibilizar al máximo su racionalidad y aceptar que el mundo está poblado de fenómenos inexplicables.

“EL VISITANTE”. Aquí, en la piel de Holly se sumergió Cynthia Erivo. “EL VISITANTE”. Aquí, en la piel de Holly se sumergió Cynthia Erivo.

La Holly Gibney de “Mr. Mercedes” era un manojo de TOCs, fobias y fragilidad en estado puro. Con el correr de los libros, de las pérdidas -empezando por la de su mentor, el detective Hodges- y de los retorcidos caminos por los que King la condujo, Holly mantuvo las mañas y las inseguridades, pero a la vez maduró en todos los sentidos. Esta mujer de “No tengas miedo” ha dejado de utilizar la investigación como una vía de escape y de redención personal; es una profesional convencida de lo que quiere y de cómo lo quiere. Holly ama lo que hace, confía a pleno en su intuición y por eso es inevitable todo lo que le sucederá en la novela.

Luego de la trilogía original junto a Hodges (“Mr. Mercedes”, “Quien pierde paga” y “Fin de guardia”), Holly se independizó. Ya a cargo de la agencia de detectives Finders Keepers se involucrará en la persecución de la maligna criatura de “El visitante” y resolverá dos casos perturbadores: el de la nouvelle “La sangra manda” y el protagonizado por la pareja de ancianos caníbales de “Holly” (libro que King bautizó sin eufemismos).

Como sucedió con gran parte de la obra de King, Holly saltó a la pantalla en distintas adaptaciones. En la serie “Mr. Mercedes” quien encarnó al detective Hodges fue el gran Brendan Gleeson, mientras que de Holly se hizo cargo la estupenda Justine Lupe, una de las figuras de “Succession”. Lupe brindó una versión cálida del personaje, más focalizada en su vulnerabilidad que en sus trastornos. En cambio, para la miniserie “El visitante”, Cynthia Erivo optó por una interpretación introspectiva, derivando en una Holly más densa y cerebral.

El maestro hoy

El 21 de septiembre King cumplirá 78 años. Por estos tiempos se lo nota feliz navegando en el policial, uno de los ejes de su vastísima obra de 65 novelas, innumerables cuentos y un apartado de “otros” en el que conviven desde el ensayo a la poética. Pero como no descuida el fantástico ni el terror, King cuenta con Holly para hacer pie en todos esos campos. Holly se mueve con la misma naturalidad siguiendo la pista de un asesino serial tal como mandan los manuales de detectives (o las enseñanzas de Bill Hodges) o dándole caza al monstruo cambiaformas de “El visitante”.

Stephen King Stephen King

King encontró en Holly un puente que cimenta su versatilidad para, alternativamente, asustar apelando a miedos atávicos o atrapar con una gran trama policial. De uno u otro modo, son thrillers que jamás abandonan del todo la oscuridad. Hay mucho horrible en el afuera que nos acecha, pero también en el adentro que nos domina.

No deja de ser insólito que a esta altura de la historia cierta crítica siga mirándolo por encima del hombro, castigo al que la “alta literatura” somete a quien osa vender miles de libros y ganarse el fervor popular. Para muchos de esos detractores, King es un placer inconfesable. Para el resto, una pérdida a lamentar.

King destila escepticismo, tan seguro está de que el mundo es un lugar cada día más inhóspito. Será por eso que escribe sobre el mal en todas sus formas, en especial explorando el más atroz de todos los males: el banal. En medio de ese páramo, Holly Gibney es una lucecita que declama rectitud. Una voz que, a su manera, pregona que no todo está perdido.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios