09 Junio 2025
POLÉMICA POR EL NUEVO FILTRO. Tinder habilitó un filtro de altura exclusivo para cuentas premium y reavivó la discusión sobre los estándares físicos en las apps de citas. / GOOGLE
Una nueva función en Tinder volvió a sacudir la conversación digital. Desde hace unos días, los usuarios de las versiones Gold y Platinum de la app pueden aplicar un filtro de altura para elegir con quién hacer match. El objetivo, según la empresa, es dar más herramientas a quienes buscan conocer gente, pero la polémica estalló en minutos.
La posibilidad de seleccionar perfiles según la estatura no solo actualiza el algoritmo, también reaviva un viejo debate sobre los límites de las preferencias personales en entornos digitales. La medida, que se presentó como una mejora pedida por parte de las usuarias, fue vista por muchos como un paso más hacia la exclusión.
La herramienta reavivó viejas tensiones
Tinder volvió a estar en boca de todos. Esta vez, la aplicación de citas más popular del mundo incorporó una función que permite filtrar coincidencias según la altura de la persona. El cambio, que solo está disponible para usuarios de los planes pagos Gold y Platinum, fue recibido con entusiasmo por algunos y con fuertes críticas por otros.
Aunque el filtro no excluye perfiles de manera tajante, sí condiciona los resultados del algoritmo, priorizando a quienes se ajusten al rango de altura indicado. La empresa aseguró que esta nueva herramienta responde a un pedido frecuente, especialmente de mujeres que querían establecer un mínimo de estatura para sus matches.
Pero el entusiasmo de algunos duró poco. En plataformas como Reddit o X (ex Twitter), muchos usuarios empezaron a cuestionar la medida, que consideran superficial y discriminatoria. Para una parte de la comunidad, permitir este tipo de filtros consolida estereotipos físicos que excluyen a quienes no se ajustan a los estándares tradicionales de belleza.
La estatura, como criterio de atracción, no es un fenómeno nuevo en las apps. Estudios muestran que en plataformas como Bumble y OkCupid, las mujeres suelen establecer como mínimo 1,80 metros de altura al buscar perfiles masculinos. Esta tendencia deja fuera a una gran parte de la población y crea una brecha entre la expectativa digital y la realidad física.
Lo que ahora se discute no es solo la función en sí, sino su impacto a largo plazo. Algunos especialistas en sociología digital explican que estas herramientas, aunque respondan a gustos individuales, pueden reforzar sesgos estructurales cuando son aplicadas por millones de usuarios. Si el algoritmo empieza a mostrar solo ciertos tipos de cuerpos, la diversidad dentro de la app disminuye y eso afecta tanto a las personas como a las dinámicas de vinculación.
La decisión de ofrecer esta función solo a quienes pagan también fue blanco de críticas. Varias usuarias plantearon que en muchas plataformas las mujeres no suelen pagar, debido a la cantidad de mensajes que reciben. Eso implica que la posibilidad de filtrar por altura quedará, en gran medida, en manos de hombres que buscan limitar sus coincidencias, lo cual cambia por completo el sentido de la función.
Desde Tinder respondieron que su objetivo no es excluir a nadie, sino hacer que cada quien tenga más control sobre su experiencia. El comunicado oficial remarcó que nadie debería interactuar con alguien que no le atrae y que este tipo de filtros ayuda a crear conexiones más genuinas.
Sin embargo, el debate no parece calmarse. En los últimos años, cada vez que una app incorpora filtros relacionados con edad, peso, religión o raza, las respuestas del público son mixtas. Hay quienes celebran la personalización, pero también quienes alertan sobre la normalización de criterios que perpetúan desigualdades.
En este caso, lo que generó mayor controversia es que la altura se volvió un parámetro manipulable desde la app. Es decir, dejó de ser solo una preferencia mental para convertirse en una función visible, con consecuencias técnicas dentro del sistema de emparejamiento.
Desde la empresa matriz Match Group, que también gestiona otras apps como Hinge y OkCupid, explicaron que la decisión de sumar el filtro surgió en parte por una caída del 5% en suscriptores pagos durante el último año. Apostaron a que este tipo de ajustes ayude a recuperar usuarios premium.
Para los expertos, este tipo de medidas refleja un cambio profundo en la forma en que las plataformas digitales moldean las relaciones. Cuando todo se mide, se etiqueta y se filtra, lo que debería ser una experiencia humana se convierte en un cruce de datos. Y eso, para muchos jóvenes que intentan vincularse en el mundo online, puede terminar siendo más frustrante que liberador.
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