03 Junio 2025
La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) emitió un comunicado que busca ir más allá de la concientización médica con un mensaje urgente: el uso de cigarrillos electrónicos -más conocidos como vapers- se ha convertido en una amenaza silenciosa, especialmente para niños, niñas y adolescentes.
“El uso del cigarrillo electrónico se ha convertido en un problema grave, especialmente entre jóvenes y adolescentes”, advirtió el pediatra Maximiliano Salim en declaraciones a LG PLAY. “Queremos que este mensaje no quede encerrado en una fecha. Debe trascender y llegar a las familias, las escuelas, los clubes, las iglesias”, insistió.
El atractivo diseño, los sabores frutales y el marketing que los rodea convierten a los vapers en una especie de “club” al que los jóvenes quieren pertenecer. Pero, detrás de esa estética amigable, se esconde una sustancia con alto poder adictivo: la nicotina.
“Uno de los grandes errores instalados es pensar que estos productos son menos dañinos o que ayudan a dejar de fumar. Eso no es real. Y si los usan los jóvenes, el riesgo es aún mayor, porque el cerebro no termina de madurar hasta los 25 años”, explicó Salim. “La nicotina genera un impacto mucho más fuerte en un cerebro joven que en el de un adulto”, añadió.
Según una encuesta realizada en escuelas secundarias de la Ciudad de Buenos Aires, el 8,9% de los adolescentes ya usa estos dispositivos. Pero hay un dato aún más inquietante: el 47,7% dijo estar dispuesto a probarlos.
Primer escalón
Desde la SAP también advierten que el vapeo puede ser el primer escalón hacia otros consumos problemáticos. “Hay estadísticas internacionales que indican que cerca del 60% de los jóvenes que vapean luego pasan al cigarrillo convencional.
Además, algunos líquidos contienen tetrahidrocannabinol, la sustancia psicoactiva de la marihuana. En muchos casos están consumiendo directamente marihuana sin saberlo”, alertó el especialista.
El especialista recalcó que la adicción se instala rápidamente, y que los adultos no pueden bajar la guardia. “Muchos chicos minimizan los riesgos, incluso descreen de las advertencias científicas. Acceden a información en redes sociales antes de que podamos advertirles, y muchas veces esa información no está validada”, señaló.
Por eso, desde la Sociedad Argentina de Pediatría hacen un llamado a la responsabilidad compartida. “La prevención no debe quedar solo en el consultorio médico. Tiene que estar presente en la escuela, en la familia, en cada espacio que los adolescentes habitan. El diálogo es clave. Aun cuando un hijo pida privacidad, siempre hay una manera de abrir esa puerta con paciencia y presencia”, concluyó.
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