Se inició en San Martín, creció en Lanús y sueña con debutar en Atlético Tucumán

Patricio Albornoz entrena con el plantel de Primera de Atlético Tucumán, alterna en Reserva y Liga, y sueña con debutar bajo los tres palos del Monumental José Fierro.

Patricio Albornoz llegó al Decano en agosto del año pasado. Patricio Albornoz llegó al "Decano" en agosto del año pasado. Instagram @Patoalbornoz

La carrera deportiva de Patricio Albornoz se balancea como un péndulo incansable: vaivén de ciudades, roles, aprendizajes y expectativas. Desde que apostó por el fútbol a los 17 años, el movimiento no se ha detenido. Tiene un impulso que lo empuja sin descanso: el debut en Primera. Esa es su fuente de inspiración, la que lo mantiene en pie, la que impide perder la batalla frente a la inercia.

Su carrera tuvo tres grandes etapas: San Martín lo vio nacer; Lanús lo hizo crecer; y en Atlético intenta reverdecer. Como si el péndulo, después de tanto balanceo, hubiese encontrado un punto de equilibrio en su tierra natal, donde su historia futbolística comenzó hace ocho años. Pero, para conocer a Albornoz, hay que retroceder las agujas del reloj y adentrarse en un camino lleno de obstáculos, tropiezos y alegrías.

El primer vaivén

Albornoz comenzó su carrera en San Martín en 2017. Amaba el fútbol, pero lo jugaba como un pasatiempo, más cerca del disfrute con amigos que de una vocación profesional. Su verdadera pasión era el tenis, que practicaba de forma recreativa. Planeaba una vida fuera del deporte. Pero, a pedido de sus amigos, decidió probarse en el complejo Natalio Mirkin para ingresar a la categoría 2000. Tras esa primera práctica, en la que mostró una entrega y actitud que llamaron la atención, Omar Marchese recomendó su fichaje. Así comenzó su historia con la camiseta del “Santo”.

El crecimiento fue vertiginoso: al año siguiente, el joven arquero fue convocado por Rubén Forestello para participar de la pretemporada del primer equipo. Aunque no debutó en Primera, sus actuaciones en el torneo de Juveniles de AFA llamaron la atención de Lanús, club que lo acogería hasta 2023.

Pato Albornoz llegó a San Martín en 2017. Pato Albornoz llegó a San Martín en 2017.

“En San Martín era muy chico y me faltaban muchas cosas por aprender. El cambio a Lanús fue enorme, pero me marcó por completo”, recuerda Patricio. Allí debió aprender a convivir con la soledad, a cocinarse, a entrenar en doble turno y, sobre todo, a perseverar mientras esperaba su oportunidad. El salto no solo fue un cambio de escenario, sino una prueba de carácter. Poco a poco, se consolidó en la Reserva al punto de consagrarse campeón de la Copa Proyección 2022. Sus buenas actuaciones captaron la atención de Frank Kudelka, que lo llevó al banco del “Granate” en cinco partidos.

Patricio Albornoz llegó a Lanús después de un breve paso por San Martín. Patricio Albornoz llegó a Lanús después de un breve paso por San Martín. Instagram @Patoalbornoz

“Lanús es una institución modelo. La infraestructura es increíble desde infantiles hasta Primera. Tuve de entrenador a Daniel Canuhe, que luego subió al plantel principal y más tarde fue preparador de arqueros de la Selección. Ahora está en Tigres de México”, cuenta.

Así se completó el primer movimiento del péndulo, un trayecto de cinco años con la mirada fija en Primera.

Una apuesta fallida

A comienzos de 2024, Albornoz decidió probar suerte en Estudiantes de Río Cuarto, equipo de la Primera Nacional. Allí compitió por el puesto con Williams Balarsina y Juan Strumia, pero no tuvo oportunidades durante el primer semestre.

“En 2023 me lesioné, me rompí el hombro, me operaron y estuve casi cinco meses parado. En la pretemporada de 2024 me ofrecieron lo de Estudiantes. Hablé con la gente de Lanús, me dijeron que sí, que estaba bien. Fue una apuesta, no salió, pero no pasa nada. Di vuelta la página y continué con esto. La única manera de afrontar esas situaciones es con trabajo”, reflexiona.

Esa experiencia lo llevó a rescindir su vínculo con el “León del Imperio” en junio y salir a buscar un nuevo destino en el mercado de invierno. Así apareció la posibilidad de sumarse a Atlético Tucumán.

Un nuevo impulso

Albornoz llegó al “Decano” en agosto del año pasado. Comenzó entrenando con el equipo de la Liga Tucumana, pero dos semanas después fue promovido al plantel profesional como tercer arquero, detrás de Juan González y Tomás Durso. También alterna con Enrique Maza entre los partidos de la Reserva y los de la Liga.

“Entre los arqueros hay muy buena convivencia, más allá de la rotación que hubo en el último tiempo. Se mantuvo el respeto y el compromiso. Tanto ‘Tomi’ como Juan son grandes profesionales. Y ‘Quique’ es como un hermano, es con quien más comparto cosas. El grupo de arqueros es muy unido, y eso hace más llevaderos los entrenamientos. Hay una atmósfera muy buena entre nosotros”, destaca.

Se inició en San Martín, creció en Lanús y sueña con debutar en Atlético Tucumán Instagram @Patoalbornoz

Aunque entrena siempre con Primera, suma minutos en la Reserva y la Liga. “Estamos haciendo una gran temporada con los chicos. Espero que el miércoles logren la clasificación, porque significa poner al club donde se merece”, apunta. Además, valora el trabajo de los entrenadores. “Tuve una gran relación con Sava, y ahora también con Lucas Pusineri. La actitud del grupo fue admirable. Tuvimos una primera rueda difícil, pero estoy seguro de que daremos vuelta la situación. El compromiso siempre estuvo”, asegura.

Su anhelo de llegar a Primera sigue intacto. “Trabajo con un psicólogo hace casi cuatro años y es algo que siempre charlamos, lo visualizamos mucho. Es un sueño que tengo pendiente”, concluye, a la espera de una oportunidad bajo los tres palos del Monumental José Fierro.

Más allá del arco

Además del fútbol, Albornoz cursa el segundo año de la carrera de Administración de Empresas. Empezó a estudiar el año pasado para aprovechar mejor sus tiempos libres. “Nosotros entrenamos a la mañana y, más allá del gimnasio, no hacemos mucho por la tarde. Entonces decidí ocupar ese tiempo en algo productivo, algo que sirva a futuro. Me hace bien, me despeja la cabeza y me permite pensar en otras cosas más allá del fútbol”, explica.

¿Por qué eligió esa carrera? “Me gusta todo lo que tiene que ver con Excel, la administración de locales o empresas. Además, es una carrera que se puede compatibilizar con el fútbol. No tiene la carga académica de una ingeniería o una medicina, por ejemplo, entonces es más manejable”, dice.

La carrera de Albornoz, de este modo, sigue en movimiento. Es cierto: el fútbol es su prioridad, pero su vida ya no gira únicamente en torno al rectángulo verde. ¿Qué capítulos vendrán después? Eso solo lo sabe el tiempo. Pero el péndulo sigue su curso, y todo indica que no se detendrá pronto.

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