LA VÍCTIMA. Lucila Nieva partió en junio del año pasado a Estados Unidos para trabajar en ese país.
Los interrogantes de la muerte de la tucumana Lucila Nieva siguen sin responderse. Ayer se confirmó que fue asesinada en una ciudad de Estados Unidos y nada más. ¿Quién fue el autor del crimen? ¿Cuál fue el móvil? ¿Por qué hubo tanta demora en confirmarse que le habían arrebatado la vida de un balazo? ¿Estamos ante un homicidio o un femicidio? Esas son algunas de las preguntas que no tienen respuestas. En realidad, poco y nada se sabe del caso.
Nieva se fue en junio pasado al país del norte a buscar suerte. Había ingresado a un programa con el que podría cuidar niños en Houston. Realizando esta tarea conoció a una chica que le presentó a Preston Sullivan, un joven del ejército de ese país. Se enamoraron y a los meses decidieron casarse. Ya unidos legalmente, se mudaron a Fort Cavazos, una de las bases militares más grandes de ese país.
Después de haberse casado, la vida de Lucila transcurrió en la base militar. En las redes sociales mostraba cómo era su casa y las mascotas que tenía. Al parecer, por su pareja, se hizo fanática de los autos tuneados para circular a alta velocidad. También cosechó amistades con las mujeres de otros soldados. La gran mayoría eran menores de 35 años, de origen latino. Como normalmente ocurre, rápidamente se integró al grupo. Compartían con sus parejas o se reunían solas.
La joven tucumana dejó de tener contacto con su familia el viernes 21 de marzo. No se preocuparon porque era común que la pareja utilizara los fines de semana para viajar por Texas. Sí les llamó la atención que el domingo, al cumplir años su ahijado, no había llamado para saludarlo. El lunes decidieron tratar de ubicarla con la geolocalización de su celular. Les apareció un número de contacto. Llamaron y fueron atendidos por un oficial de policía de Killen, que les confirmó su fallecimiento.
A casi dos semanas de su muerte, la policía de esa localidad, a través de un escueto comunicado, informó: “Los agentes respondieron a un reporte de una víctima de un disparo en la calle Bacon Ranch Road al 2500 el viernes 21 a las 22.48. Al llegar encontraron a una joven de 22 años inconsciente con una herida de bala”. Luego fue trasladada al hospital. Pasadas las 23, los médicos confirmaron su fallecimiento.
¿SOSPECHOSO? Preston Sullivan, pareja del joven tucumano.
Desde ese día, los familiares de Lucila recorrieron un difícil camino para lograr la repatriación de su cuerpo. Tardaron más de un mes para lograr que la joven fuera sepultada en nuestra provincia. Sus seres queridos prefirieron no hacer declaraciones en esos momentos. En todo este tiempo habían sufrido ingratos e injustificados ataques en las redes sociales.
La mayoría de los amigos y allegados de la joven también decidieron adherirse al silencio de sus parientes. Muy pocos decidieron hablar sin que se publicara su nombre. Lo primero que destacan es que se confirmó lo que ellos sabían desde un primer momento: no se trató de un suicidio. “Jamás demostró que tuviera algún problema para tomar una decisión así”, explicaron.
Se rompió el silencio
Después de más de dos meses de silencio, las autoridades de Killen confirmaron que estaban investigando un crimen, según lo publicado por el diario “Killeen Daily Herald”. En el parte de prensa se explicó que por orden de la jueza Nicola James se hizo la autopsia. El estudio fue realizado por los especialistas del Instituto de Ciencias Forenses de Dallas. Los científicos terminaron confirmando las sospechas: la joven había sido asesinada.
Hasta el momento, los investigadores no informaron cuáles son las hipótesis que manejan. Larissa Denman, esposa de un compañero de armas de Sullivan, le contó a LA GACETA que la pareja de la tucumana era muy desconfiada. “Cuando salíamos solas la llamaba cada 10 minutos para preguntarle dónde estaba y le hacía videollamadas para saber quién estaba con ella”, relató. Por ese motivo, no se descartó que se haya tratado de un femicidio.
Se desconoce que los investigadores la tengan en cuenta. Sí es al menos llamativo que personal del Departamento de Investigación Criminal del Ejército esté colaborando con la pesquisa. Como la muerte se registró fuera de Fort Cavazos, sólo se entiende que están trabajando porque sospechan que Sullivan, la pareja de Lucila, haya podido tener algún tipo de participación en el caso. Por el momento no fue detenido, pero tampoco se sabe si está bajo investigación.
Laura, amiga de Lucila, dijo que todo es muy extraño. “Tengo entendido que la familia no recibió ninguna información sobre esta novedad. Que lo hicieron por los medios de esa ciudad. No saben nada de nada. Esperan que algún día le den una respuesta más clara sobre lo que sucedió”, señaló.
Un antecedente
Fort Cavazos tiene un historial vinculado a delitos de violencia de género que fueron encubiertos por sus autoridades. “Yo soy Vanessa Guillén” es el nombre del documental que se hizo para contar el caso del crimen de la soldado que derivó en un escándalo político que terminó con el retiro forzado de 12 oficiales de alto rango del ejército americano.
Los responsables de la base militar, a los pocos días de haberse conocido el caso, emitieron un comunicado explicando cuales eran las acciones que habían tomado. “Estamos profundamente entristecidos por la pérdida de un familiar del Ejército y continuaremos apoyando a las fuerzas del orden y a la familia Nieva durante esta investigación”, señalaron.
“Lo más grave es que su muerte se registró en un momento complicado para los inmigrantes. Sinceramente, no creo que el gobierno de EE.UU. se interese por esclarecer el caso. Más aún si hay dudas sobre un soldado está entre los sospechosos”, finalizó Hugo.










