Quilmes-Ciudad, Quilmes-Cervecería, Quilmes-Club. Quilmes. Tres veces el nombre Quilmes, indisolublemente ligados por un hilo conductor que conduce hacia Tucumán, provincia de origen de este San Martín huésped del equipo del Sur del Gran Buenos Aires en la noche del lunes.
Origen también de los Kilmés (castellanizado luego en Quilmes), pueblo originario que formó parte de la civilización diaguita-calchaquí y que fue desterrado a la fuerza por los españoles en el siglo XVII tras las Guerras Calchaquíes.
Trasladados a pie desde Tucumán hasta el sur de la ciudad de Buenos Aires, los sobrevivientes fueron reubicados a orillas del Río de la Plata, en una reducción a la que la Corona Española le dio el nombre de “La Santa Cruz de los Quilmes”.
Allí empezó todo. Quilmes terminó convirtiéndose en lo que es hoy, una ciudad de más de 600 mil habitantes, la séptima más populosa de la Provincia de Buenos Aires.
Y los inmigrantes ingleses que extendían las vías del ferrocarril por la zona fundaron en 1887 el club Quilmes Cricket Club, rebautizado luego, una vez incorporados el fútbol y otros deportes, en el Quilmes Athletic Club, y a la postre devenido en Quilmes Atlético Club, el más importante de la zona por sus logros futbolísticos y por su impacto social (muy por encima de su “hermano menor”, Argentino de Quilmes).
Apenas tres años después, en 1890, el inmigrante alemán Otto Bemberg estableció la Cervecería y Maltería Quilmes, una marca que con el correr de las décadas se convirtió en líder absoluto en el mercado de las cervezas en el país, conservando siempre un alto grado de inserción local (plasmada en lugares, edificios y barrios emblemáticos vinculados a la empresa a lo largo de la historia, tal como el Parque Cervecero o el Barrio "Cervecero").
Desde fines del Siglo XIX, la tríada ciudad-club-cervecería se tornó inseparable en torno al nombre común de Quilmes.
“Para los quilmeños tanto el club como la cervecería son motivos de orgullo”, afirmó Ernesto García, un hincha de 68 años que recuerda como si fuera ayer el día en que el “Cervecero” venció a Central en Rosario y se consagró campeón del Metropolitano 1978, tras un memorable sprint mano a mano con el Boca Juniors de Juan Carlos “Toto” Lorenzo.
El apodo que recibe el club no podía ser otro. Y la relación entre club y empresa, si bien no es de carácter institucional ni tampoco ha sido formalmente constante a nivel comercial, sí ha sido siempre estrecha desde el punto de vista identitario y simbólico.
A partir de 1996, la Cervecería y Maltería -actualmente propiedad de la multinacional AB InBev y con licencia de fabricación de numerosas cervezas y gaseosas extranjeras– ha sido casi ininterrumpidamente patrocinador del “Decano” del conurbano bonaerense. Ese lazo se ha estrechado desde 2019, con la firma de un acuerdo de patrocinio de por vida con el club: el logo de la bebida ya no podrá faltar en sus camisetas.
La cerveza Quilmes está presente por todos lados: murales dentro y fuera del Estadio Centenario “Ciudad de Quilmes” dan cuenta de un vínculo sano y fuerte. De hecho, la empresa jugó un rol clave en la construcción del nuevo coliseo que Quilmes inauguró oficialmente en 1995.
“Eran terrenos de propiedad de la cervecería y se los vendió al club en un precio simbólico”, comenta otro hincha entrado en años, José Sierra, antes de ingresar a la tribuna Omar “Indio” Gómez.
Esos terrenos eran bajos y anegables, pero se hizo lo necesario para recuperarlos. Con el aporte ad honorem del arquitecto Iván Urbán, simpatizante del club, se construyó un estadio para 30 mil espectadores, aprovechando incluso los desniveles para facilitar los accesos a tribunas y plateas.
Publicidad, donaciones y patrocinios menores han sido una constante de esta relación amistosa y de colaboración de la exitosa empresa para con el vecino club, que desde hace años se encuentra unido a San Martín de Tucumán por el ferviente deseo compartido de volver a Primera División.
Las ligazones son múltiples. Por caso, la empresa Quilmes tiene una embotelladora en la localidad tucumana de Acheral, a unos 130 kilómetros de las Ruinas de los Quilmes. En 2008 se realizó una inversión de 35 millones de dólares para ampliar sus instalaciones, que ahora también producen cerveza.
Un regreso simbólico
Nada se compara a la crueldad del destierro perpetrado a aquellos habitantes originarios, pero aunque sea por motivos comerciales y empresariales, el nombre de los Kilmés regresó a casa.







