Independencia de Israel, 77° aniversario. ONU: siete menciones.“70 veces siete”

Independencia de Israel, 77° aniversario. ONU: siete menciones.“70 veces siete”
12 Mayo 2025

Carlos Duguech

Analista internacional

Número distinguido en la numerología, en la tradición judía adquiere protagonismo de distintas formas. Una de ellas, de alta significación, la Menorá, ese tradicional candelabro del templo, de siete brazos. Un objeto sagrado.

En esta columna el número siete adquiere un protagonismo que excede lo meramente literal. Invita a una observación más allá de los significados meramente numerológicos sobre los que se instala en relación con el nacimiento de Israel. Y particularmente, por su gestión hasta ahora.

En la “Declaración de independencia” proclamada el 14 de mayo de 1948 en Tel Aviv en una conmovedora ceremonia, se incluye siete veces a Naciones Unidas. Esta insistencia en la mención se patentiza en la segunda y en la tercera de ellas: “El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una resolución que disponía el establecimiento de un estado judío en Eretz Israel. La Asamblea General requirió de los habitantes de Eretz Israel que tomaran en sus manos todas las medidas necesarias para la implementación de dicha resolución. Este reconocimiento por parte de las Naciones Unidas sobre el derecho del pueblo judío a establecer su propio Estado es irrevocable.

Este derecho es el derecho natural del pueblo judío de ser dueño de su propio destino, con todas las otras naciones, en un Estado soberano propio”.

En rigor, debió decirse en el Acta, para ligar puntillosa e indisolublemente a la realidad fáctica, que la ONU con su Resolución 181 (II) partía Palestina para la creación de dos estados. Uno árabe y otro judío, estableciendo a la vez un corpus separatum para Jerusalén. Esa, y no otra, es la verdad histórica constatable. En las dos líneas del último párrafo se condensa la voluntad independista que se declara: “en un Estado soberano propio”.

En la cuarta cita de Naciones Unidas en el Acta se expresa: “…en el día de la terminación del Mandato Británico sobre Eretz Israel y, en virtud de nuestro derecho natural e histórico y basados en la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas, proclamamos el establecimiento de un Estado judío en Eretz Israel, el Estado de Israel”.

Lo de “Mandato británico sobre Eretz Israel” es una cita deliberadamente acotada. El “mandato” desde 1920 -y por la Conferencia de San Remo (Italia)- lo otorgó la Sociedad de Naciones “sobre Palestina” al Reino Unido. ¿Sobre cuáles territorios? Los que más adelante serían el Estado de Israel, Cisjordania, la Franja de Gaza, parte de los Altos del Golán y el Reino de Jordania. Conviene conocer: según el censo de 1922: 757.822 árabes palestinos y 83.154 judíos. Proporción de un judío por cada 9nueve árabes en la Palestina del mandato.

En la quinta cita de la ONU en el Acta se lee: el Estado de Israel “será fiel a los principios de la Carta de las Naciones Unidas”. En la sexta mención de la ONU expresa: “el Estado de Israel está dispuesto a cooperar con las agencias y representantes de las Naciones Unidas en la implementación de la resolución de la Asamblea General del 29 de noviembre de 1947, y tomará las medidas necesarias para lograr la unión económica de toda Eretz Israel”.

En este punto corresponde arrimar a esta columna -y en relación con la última frase de texto que antecede- cómo se describe en la documentación del caso la resolución 181 (II) de la ONU: “plan de partición de Palestina en un Estado judío y un Estado árabe con unión económica y una zona bajo régimen Internacional Particular (29 de noviembre de 1947)”. Nunca cita “Eretz Israel”.

Conviene saber ante los intentos de abreviar que la Resolución de Partición de Palestina, 181(II), tiene 18 páginas, muy descriptivas.

Para la ONU: dos Estados

También para el ex primer ministro (antecesor de Netanyahu) Yair Lapid, al hablar en la Asamblea General de ONU (22/09/2022) se manifestó sobre dos estados en estos términos: “La fuerza económica y militar de Israel nos permite protegernos a nosotros mismos, pero también nos permite algo más: luchar por la paz con todo el mundo árabe. Y con nuestros vecinos más cercanos: los palestinos. Un acuerdo con los palestinos, basado en dos Estados para dos pueblos, es lo correcto para la seguridad de Israel, para la economía de Israel y para el futuro de nuestros hijos”. Palabras estructuradas que iluminan un pensamiento lógico y de estadista involucrado en la necesidad de precisar comportamiento frente a lo crítico en un asunto de alto riesgo.

Netanyahu: “No dos estados”. En un extremo opuesto al de Yair Lapid el primer ministro israelí, el sucesor, se pronuncia a viva voz que no habrá dos estados como resolvió la ONU en 1947. Se lo dice a los EEUU, el que le provee de armas, el que es su aliado y protector y el que-mediante la acción de Donald Trump del primer mandato- reconoce como capital de Israel Jerusalén. Y hasta allí lleva la Embajada de los EEUU.

En alguna ocasión el primer ministro Israelí se refería a la ONU como “la casa de las mentiras”. Ya es tradición en Israel que las resoluciones de la Asamblea General de la ONU como las del Consejo de Seguridad (CS) son no solo desoídas en su momento sino absolutamente olvidadas.

Guerra de los seis días. Mucho se cita esta acción bélica que lanzó Israel contra cinco países. Sea por su increíble duración, o por una victoria militar aplastante de una parte (Israel) contra las fuerzas de Egipto, Siria, Jordania, Irak y Líbano. En una acción militar (ataques aéreos) el día 5 de junio de 1967 escuadrillas de aviones israelíes cumplen un objetivo: aplastar, antes que reaccionen lo atacados. Tal el sistema de ataque sorpresa, preventivo, sin haber recibido antes ni un solo disparo de nada por los ahora vencidos. Este hito del calendario de sangre y muerte que viene ligando a Israel y sus vecinos es la piedra basal de todo lo malo que se hace desde entonces en la región y de lo necesario que no se logra en tanto transcurrir de los años.

Resolución clave de ONU La hora cero de la más grave etapa del conflicto israelo-palestino se plasmó el día 22 de noviembre de 1967. El Consejo de Seguridad de la ONU dicta la Resolución 242 sobre la guerra de los seis días que lanzó Israel.

Exigía: i) retiro de las fuerzas armadas israelíes de territorios que ocuparon durante el reciente conflicto; (ii) terminación de todas las situaciones de beligerancia o alegaciones de su existencia, y respeto y reconocimiento de la soberanía, integridad territorial e independencia política de todos los Estados de la zona y de su derecho a vivir en paz dentro de fronteras seguras y reconocidas y libres de amenazas o actos de fuerza.”

El “argumento” israelí para no acatarla: “No dice de todos los territorios”. Si fuera parcial debería haberse dado coordenadas. Como con el “paralelo 38, en Corea. Obviamente. Simple.

¿Hacía falta? Les decía “de los territorios ocupados, no de otros.”. Allí comienza todo lo malo que viene. Todo. Sumadas todas las edificaciones en casi todos los territorios ocupados militarmente. Y seguirá con Gaza. Ilan Pappé, historiador de ciencia política (Universidad de Haifa) en su libro “La limpieza étnica de Palestina”* abunda en investigaciones y razonamientos que se condicen, punto por punto, con los hitos del proceso que en tres días alcanzarán los 77 años desde la proclamación de Israel como estado. Y todo será peor.

Imperdible

La publicación de ayer domingo en LA GACETA que su autor Daniel Dessein tituló “Un viaje al infierno”, imperdible. Vale, y mucho, ser leída.

(*) Primera edición 2009. 415 p. Crítica. Barcelona

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