EDUCACIÓN VIAL. El foro interdisciplinario del 14 de mayo buscará articular políticas públicas para enfrentar el problema de los accidentes de tránsito.
“No nos va a salvar ningún caudillo, tenemos que hacer una construcción colectiva”. La frase resonó con fuerza en la nueva edición de “Panorama Tucumano”. El ciclo periodístico de LA GACETA Play, conducido por Federico van Mameren, recibió a dos especialistas que encendieron la alarma sobre la inseguridad vial. Francisco de Rosa, abogado y presidente de la asociación civil Meta Tucumán, y Marcela Dive Mohamed, directora general de Gestión Sanitaria del Ministerio de Salud, ofrecieron un diagnóstico profundo y crudo a una semana del Segundo Foro Tucumán Responsable, que se celebrará el 14 de mayo en la provincia donde se hará una radiografía sobre el costo humano, económico y cultural del caos en el tránsito. Solo en 2024, murieron 335 personas por siniestros viales. La mayoría eran jóvenes. Muchos más quedaron con secuelas físicas o discapacidades permanentes.
El costo invisible
“Los siniestros viales son una problemática que impacta mucho desde la parte de Salud”, afirmó la doctora Dive Mohamed, quien maneja las estadísticas sanitarias de la provincia. En promedio, dijo, cada fin de semana los hospitales tucumanos atienden entre 40 y 47 siniestrados. “Recibimos pacientes que rondan los 15 y 30 años. De ellos, el 12% necesita intervención quirúrgica. Son personas sanas que quedan con alguna discapacidad si no fallecen en el siniestro”, detalló.
Dive Mohamed alertó sobre una percepción errada que afecta especialmente a los jóvenes: “Es algo cultural. Según estudios sociales, las personas en ese rango etario piensan que no les puede pasar nada. Se sienten dioses, son más imprudentes y no respetan las normas de tránsito”.
El impacto en el sistema de salud es alarmante: en 2024, el Ministerio atendió a unas 13.000 personas involucradas en siniestros viales, en su mayoría motociclistas que no llevaban casco. “Necesitamos que la sociedad nos ayude a que ayudemos. Tenemos que estar presentes antes de la desgracia y para ello necesitamos que la gente haga ese ‘clic’ y entienda que los queremos cuidar, no prohibirles nada”, expresó con énfasis la médica.
Una cultura del caos
Para Francisco de Rosa, el problema excede lo técnico y requiere una mirada antropológica y profunda. “Desde Meta notamos que hay una gran desconexión. Hay compartimentos estancos. Hay mucha gente interviniendo en temas de tránsito sin coordinación y sin un plan claro a nivel provincial”, advirtió.
Y apuntó directamente a los responsables: “Tanto la Policía como Salud y la Justicia son los estamentos que reciben las consecuencias económicas del problema. Pero hay actores previos al suceso que no se ven afectados y son claves, como la Dirección de Tránsito, el Tribunal de Faltas y el Ministerio de Educación, ya que es el principal actor de prevención de accidentes”.
En ese sentido, De Rosa insistió en que Tucumán necesita una transformación cultural sostenida.
“El tucumano se tiene que sentir parte de su comunidad y así respetar las reglas porque respeta al otro. Ese abordaje se realiza por especialistas antropólogos. No es un problema de clase social, es generalizado”, subrayó.
El abogado citó incluso una hipótesis histórica para explicar la raíz del problema en la provincia: “En palabras de Ana María Lorandi, arqueóloga e historiadora, al tener pueblos originarios en Tucumán llamados rebeldes, como los diaguitas y los lules, que fueron derrotados por colonizadores, se generó un cisma en la sociedad entre conquistadores y conquistados. Esas diferencias sociales nunca generaron una comunidad; desde entonces brilla la impunidad hasta hoy”.
Desde la escuela
Ambos especialistas coincidieron en que sin educación no hay solución posible. “Para construir identidad, pertenencia, valores comunitarios y buenos hábitos se necesita educación, control, sanción e incentivos”, sostuvo De Rosa. Y puso como ejemplo positivo las ciudades donde se promueve el uso de la bicicleta, se cuida el transporte público y se mantiene el estado de las calles. Agregó también: “se debe pensar el problema antropológicamente y a largo plazo”. Dive Mohamed reforzó la misma idea desde su rol sanitario: “Este tipo de eventualidad se puede evitar. Genera un impacto social importante y, a nivel de la salud, genera altas discapacidades”.
La urgencia de actuar
El Segundo Foro Tucumán Responsable será, según los organizadores, una oportunidad para sentar en la misma mesa a todas las áreas del Estado, especialistas y sociedad civil. El objetivo: coordinar políticas, generar consensos y repensar la cultura vial de los tucumanos.
“El Estado gasta aproximadamente $60 millones por siniestrado”, alertó De Rosa. Un número que, además de reflejar el peso económico del problema, muestra la urgencia de intervenir de forma preventiva.








