El Eternauta: “Cumplí mi sueño de trabajar en ciencia ficción argentina”

Un tucumano participó de la posproducción de la serie del momento haciendo efectos visuales.

TUCUMANO. Fanchini posa con carteles de “El Eternauta”. TUCUMANO. Fanchini posa con carteles de “El Eternauta”.

El tucumano Rubén Fanchini conoce la nieve con una precisión matemática. Sabe en qué punto proyecta sombra, dónde rebota la luz, qué densidad le da realismo. No la conoce por experiencia directa, nació y creció en la capital de Tucumán, donde la nieve es un fenómeno poco común. La conoce porque la creó: fue parte del equipo de postproducción y VFX de El Eternauta, encargado, entre otras tareas, de construir digitalmente esa Buenos Aires cubierta de blanco donde transcurre la historia.

Rubén es compositor de efectos visuales, formó parte del equipo de esta megaproducción de Netflix basada en la novela gráfica homónima de Héctor Oesterheld y Francisco Solano López, que hoy se encuentra entre las series más vistas de la plataforma a nivel mundial.

En esta entrevista, cuenta su recorrido desde Tucumán hasta llegar a formar parte del equipo de lujo de esta obra que asumió el desafío adaptar una obra emblemática e impulsar la ciencia ficción del cine argentino.

“Cuando estudiaba, pensar en hacer ciencia ficción era casi imposible. Muchos lo veían como algo ajeno, como algo que se hacía en Estados Unidos”, dice. No lo dice con bronca, ni con resignación, sino como quien recuerda una época pasada. Inspirado en películas como las de Marvel, en Stargate, Star Wars y Avatar soñaba con hacer ciencia ficción en el país.

Estudió cine en la Escuela Universitaria de Cine, Video y Televisión de la UNT. “Mi corazón está ahí, porque es donde aprendí la base del cine, del audiovisual, y donde me enamoré de esa parte”, dice.

Apasionado por crear mundos que no existen, lo primero que hizo fue probar. Junto a su hermano dedicaban horas a experimentar, de forma autodidacta, efectos visuales. “Nos preguntábamos qué necesitábamos para llegar a hacer esas producciones que veíamos de chicos”.

Más tarde, se formó en la tecnicatura en efectos visuales de la Unsam, en Buenos Aires. “Me enteré de casualidad y, en cuatro meses, ya estaba viviendo en otra parte del país que nunca hubiera imaginado”. Convencido de lo que quería aprovechó cada oportunidad para acercarse a sus objetivos.

Efectos visuales

De pronto, comprendió que dedicarse a los efectos visuales era posible: durante la pandemia, comenzó a trabajar para producciones internacionales y luego se desempeñó como supervisor de efectos visuales en Pol-Ka, la productora especializada en ficción televisiva, que cerró en 2024.

En la serie de Netflix, Fanchini fue compositor de efectos visuales dentro del estudio Control Studio. Un compositor de efectos visuales es quien integra diferentes elementos visuales a través de técnicas digitales para crear una sola imagen. Combina imágenes generadas en el rodaje, con imágenes generadas por computadora y otros elementos visuales. Es un trabajo que se destaca cuando pasa desapercibido: cuando el espectador no nota que estuvo allí.

ANTES. Otro plano, antes de ser intervenido por el equipo de efectos visuales ANTES. Otro plano, antes de ser intervenido por el equipo de efectos visuales
DESPUÉS. Los efectos visuales sobre el fondo del plano en la serie. DESPUÉS. Los efectos visuales sobre el fondo del plano en la serie.

“Recibía los planos prácticamente recién grabados y los transformábamos para que reflejaran el espíritu y la estética de El Eternauta”, cuenta. “A veces se trataba de integrar fondos 3D previamente trabajados, y en otras, de crear desde cero efectos como la nieve en un plano vacío”.

El trabajo duró casi dos años. “Es la primera vez que veo una producción nacional con una estructura así. Algunos planos tardaban más de un mes. Por ejemplo, una secuencia de apenas dos segundos podía llevar semanas de trabajo”.

Rubén explica que el trabajo con efectos visuales se parece mucho a la programación. “Trabajamos con la base matemática de las imágenes, por eso es fundamental que el material esté en muy alta calidad. Un solo fotograma puede pesar hasta 500 MB. Y como un segundo tiene 24 fotogramas, un plano de 12 segundos puede ocupar entre 1 y 2 TB. Es un volumen enorme de trabajo, con muchas complicaciones técnicas”.

Convertir a Buenos Aires en una ciudad invadida por extraterrestres no fue un trabajo fácil.

El material pasó por varias etapas de control de calidad : “el estándar de las producciones de Netflix es muy alto”, asegura. Con Bruno Stagnaro, el director de la serie, tenían intercambios a través de audios o por plataformas de forma remota. “Bruno es un genio y muy detallista. Algunos planos quedaban bien desde el inicio, pero otros requerían muchas idas y vueltas. Hubo planos que tardaron tres o cuatro meses en cerrarse”.

El Eternauta: “Cumplí mi sueño de trabajar en ciencia ficción argentina”
ANTES Y DESPUÉS. Dos planos: el de arriba sin los efectos visuales y el de abajo, ya con el trabajo del equipo de VFX. ANTES Y DESPUÉS. Dos planos: el de arriba sin los efectos visuales y el de abajo, ya con el trabajo del equipo de VFX.

El tucumano valora el crecimiento de la industria. “Me parece un gran desarrollo tecnológico y humano para las producciones nacionales. Veníamos de otro tipo de estructuras, por lo general más pequeñas. Si vos tenés presupuesto, el equipo técnico puede avanzar. Puede desarrollarse, puede probar nuevas técnicas”

Fanchini indica que el espíritu colectivo de la trama de la obra también se impregnó en el equipo técnico. “En la postproducción, tenés que compartir todo el tiempo y trabajar pensando que lo que hacés va a ser usado por otro compañero. Es un proceso muy colaborativo, siempre enfocado en lo colectivo”.

A quienes quieran dedicarse a esta especialidad, les aconseja: “Hoy pensar una película sin efectos visuales es como pensar una película sin sonido; todas llevan este tipo de procesos, incluso las que no son de ciencia ficción. Nada es imposible con trabajo, paciencia, criterio y tiempo”.

Finalmente, luego de años de estudios y perfeccionamiento profesional, el joven participó en la construcción de un mundo de ciencia ficción para una de las producciones número uno del mundo pero, además, hecha en Argentina: “Fue un sueño cumplido. Ojalá esta serie sea solo el comienzo de muchas producciones más, y que puedan hacerse también desde el interior del país”.

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