Murió a los 116 años la persona más longeva del mundo: una monja brasileña bendecida por el papa Francisco

“Su organismo se fue apagando poco a poco, sin ninguna enfermedad”, explicó su sobrino.

LA MÁS LONGEVA. La monja brasileña Inah Canabarro Lucas murió a los 116 años. (Foto: Reuters) LA MÁS LONGEVA. La monja brasileña Inah Canabarro Lucas murió a los 116 años. (Foto: Reuters)
01 Mayo 2025

El mundo despidió a la persona más anciana del planeta: la hermana Inah Canabarro Lucas, una monja brasileña que falleció a los 116 años en la ciudad de Porto Alegre, al sur de Brasil. Su muerte fue confirmada por la Congregación de las Hermanas Teresianas, orden religiosa a la que pertenecía y con la que compartió décadas de servicio.

Según informó su familia, la causa de muerte fue una disfunción orgánica múltiple, producto del natural envejecimiento. “Su organismo se fue apagando poco a poco, sin ninguna enfermedad”, explicó su sobrino, Cleber Vieira Canabarro Lucas.

La Congregación difundió un mensaje de despedida en redes sociales: “En el día de hoy, que la resurrección abrace a la Hermana Inah Canabarro, damos gracias por la entrega y dedicación, pedimos que el Señor, Padre de bondad, la reciba y la acoja en su infinito amor”.

Un símbolo de fe, disciplina y longevidad

Nacida el 27 de junio de 1908 en San Francisco de Asís, en el estado de Rio Grande do Sul, Inah tuvo una infancia marcada por problemas de salud. A los 16 años ingresó al camino religioso en una escuela de las teresianas en la frontera con Uruguay y fue ordenada monja a los 26 años. Durante su larga trayectoria, se desempeñó como profesora y secretaria, siendo recordada por su energía, generosidad y entrega.

En 2018, con 110 años, recibió una bendición apostólica del papa Francisco, un gesto poco habitual que la emocionó profundamente. Conservaba el certificado con orgullo en su habitación.

Fanática del fútbol, la hermana Inah era una ferviente hincha del Sport Club Internacional, que la homenajeó con un mensaje especial tras su partida: “Dedicó sus 116 años de vida a la bondad, la fe y el amor por el Club del Pueblo”.

Pero también tenía un gusto especial por la gastronomía: era amante del asado y, para uno de sus cumpleaños, pidió como regalo un cochinillo entero. La coordinadora provincial de la Congregación, Rita Fernandes Barbosa, relató que la monja “trabajó toda su vida con disciplina, fue muy comunicativa y muy acogedora”.

El secreto de su longevidad

Consultada en vida sobre cuál era el secreto para vivir tanto, la hermana Inah fue clara: “Dios. Él es el secreto de la vida. Es el secreto de todo”.

A los 106 años, fue sometida a su primera cirugía, una operación de cataratas que le permitió seguir disfrutando de una de sus pasiones: la pintura. “Hasta los 112 años, pintaba sobre tela y cartón”, contó Rita.

Según sus allegados, la rutina era parte esencial de su vida. Aunque con el paso del tiempo perdió parcialmente la vista y la audición, nunca abandonó sus hábitos diarios: despertarse, comer, orar y acostarse a la misma hora, cada día.

Un nuevo nombre entre los récords de longevidad

Tras su fallecimiento, el título de persona viva más longeva pasa a manos de Ethel Caterham, una residente de Surrey, Inglaterra, quien tiene 115 años y 252 días, según los registros del Grupo de Investigación Gerontológica (GRG) y del sitio especializado LongeviQuest.

No obstante, Inah Canabarro Lucas quedará en la historia como la segunda monja más longeva de todos los tiempos, superada solo por la francesa Lucile Randon, quien falleció en 2023 a los 118 años.

Una vida extraordinaria, tejida con fe, disciplina y amor. Así será recordada la hermana Inah, un verdadero testimonio de humanidad y esperanza.

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