El día en que una catequista le regaló un pañuelo verde a Francisco

La joven santiagueña fue la única argentina elegida para participar en un documental con el Papa y otros jóvenes del mundo

EN RODAJE. El director, Jordi Évole, los jóvenes, Milagros y Francisco entre risas, mientras bendice el rosario. EN RODAJE. El director, Jordi Évole, los jóvenes, Milagros y Francisco entre risas, mientras bendice el rosario.

La noticia de la muerte del papa Francisco sorprendió a Milagros Acosta en medio de su rutina como docente de nivel inicial en Santiago del Estero. “No quería escuchar esa noticia y me preocupé también porque deseo que el próximo papa continúe con su legado y no sea alguien conservador, sino todos los cambios serían en vano. Estoy conmovida porque constantemente recuerdo nuestro encuentro, nuestro abrazo y la valentía que sentí al hablar con él”, confesó Milagros.

En 2023, esta joven de 25 años fue seleccionada para participar de un documental junto a otras personas de diferentes países. El eje de ese material era un encuentro con el papa Francisco. Un diálogo abierto, sin guiones ni ediciones rígidas, donde los chicos podían expresar sus inquietudes más profundas frente a la figura más importante de la Iglesia Católica.

Acosta fue la única argentina elegida, luego de un casting entre 16 postulantes y un proceso que duró tres meses. La buscaban a ella, o a alguien como ella: una joven con ideas fuertes, con compromiso social y fe en Dios. “Buscaban un perfil para participar en un diálogo y ser documentados, pero no sabíamos que íbamos a estar con Francisco. Dos semanas antes de hacer el documental me entero de que este proyecto era para viajar a Roma a preguntarle al Papa nuestras inquietudes. Así es como decido llevar el pañuelo verde de la lucha por el aborto legal”, expresó Milagros.

“Fui catequista hasta 2024 y formo parte de la organización Católicas por el Derecho a Decidir (CDD). Actualmente coordino un grupo de jóvenes donde hablamos de educación sexual y soy docente de nivel inicial”, compartió en la entrevista sobre su compromiso social y en la Iglesia Católica.

Sobre el documental, dijo que estaba pactado para que durara dos o tres horas, pero se extendió a cinco porque todos querían exponer sus ideas y Francisco quería escucharlos.

Sin protocolos

“Cuando supe que viajaría a verlo me sorprendí y me alegré un montón. No me creí capaz de hacerlo, pero la chispa de la picardía juvenil y las ganas de explorar el mundo me permitieron formar parte de ese espacio”, relató, serena.

La escena del documental donde Milagros se acerca al papa es de las más recordadas por quienes lo vieron. Ella lo mira y le dice: “¿Le puedo dar un beso? ¿Dos?”. Y el pontífice, pícaro, le responde: “Dos son $ 50”.

“Inicialmente estuve nerviosa y ansiosa, pero al verlo llegar con la túnica blanca y su caminar lento me impactó y sentí una emoción muy grande. Rápidamente, él hizo un chiste que rompió el hielo. Dijo: ‘Me dijeron que ustedes son la piel de Judas, que me prepare. Pero los veo muy dormidos’”, recordó. “Francisco sabía lo que representaba y generó un clima de confianza. Lo saludamos como cada uno prefirió, sin protocolos. Luego nos relajamos todos y comenzamos el diálogo muy cálido en una ronda”, agregó.

La charla sin filtro

Los temas tratados durante el encuentro fueron duros. El rol de las mujeres, el aborto, la inclusión de las diversidades, abusos dentro de la Iglesia. Nada estaba guionado. “Fue una experiencia enriquecedora. Generamos un ambiente de complicidad entre nosotros para poder exponerle al Papa los ítems. No había reglas, podíamos hablar libremente”, explicó “Mili”, como le dicen los amigos.

MOMENTO ENRIQUECEDOR. “Mili” dice que fortaleció su fe. MOMENTO ENRIQUECEDOR. “Mili” dice que fortaleció su fe.

”Un largo camino”

“Como mujer católica y feminista, creo que todavía nos queda un largo camino por recorrer en cuanto a derechos de las mujeres y diversidades, pero los gestos que tuvo Francisco en el encuentro me dieron esperanza para continuar fortaleciendo mi fe y para generar más cambios sociales”, expresó, con orgullo.

Un rosario bendecido

Antes de irse de Roma, “Mili” le pidió algo especial al Pontífice. “Le dije que si no volvía con el rosario bendecido, mi abuela no me recibiría en la casa. Él se rió y los demás se sorprendieron de la confianza con la que me dirigí al Papa”, relató, entre risas.

Francisco no recibió regalos de los jóvenes, pero él sí dejó una huella material: un ejemplar de “Fratelli Tutti” la encíclica sobre la fraternidad y la amistad social.

El día en que murió el Papa coincidió con el cumpleaños de su abuela. “Fue muy particular para ella. Ese día se puso el rosario bendecido y estuvo muy conmovida por su despedida y, en paralelo, orgullosa de que yo haya podido conocerlo”, contó Milagros.

El legado que Francisco dejó en ella no está solo en el documental. Está en ese rosario, en el abrazo y en la libertad de haberse animado a decir lo que pensaba.

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