Fernando Marengo: “El Gobierno decidió reforzar el ancla fiscal”

Según el economista, el desafío para el ministro Caputo es evitar una volatilidad abrupta en el tipo de cambio.

MENOS VOLATILIDAD. Marengo señala cuál debe ser la meta oficial. MENOS VOLATILIDAD. Marengo señala cuál debe ser la meta oficial.

El Banco Central sigue sin intervenir en el mercado. El dólar continúa estable, en $ 1.125,5 para la venta en su cotización oficial. Las reservas internacionales de la autoridad monetaria subieron U$S 51 millones, hasta los U$S 38.846 millones. El secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, afirmó que Washington podría otorgar una línea de crédito especial a Argentina si una crisis internacional pone en riesgo el plan económico de Milei. Así, los bonos y las acciones argentinas cambiaron la tendencia en Wall Street. A su vez, el principal índice accionario argentino trepó 3,6% hasta posicionarse en U$S 1.866. De esta manera, más que recuperó el terreno cedido en la rueda del lunes (-3,2%), según Portfolio Personal Inversiones. En este contexto, el riesgo país, índice que mide el J.P Morgan se ubica en los 720 puntos básicos.

A priori, la gestión del presidente, Javier Milei, “ha decidido abandonar el ancla cambiaria y reforzar el ancla fiscal, tal como lo hizo al inicio de su gestión, en diciembre de 2023”, dice a LA GACETA Fernando Marengo, economista jefe de BlackTORO.

“Si bien parecería que la intención es que el tipo de cambio flote entre bandas, claramente el ministro de Economía, Luis Caputo, debe evitar una volatilida abrupta” del dólar, indica el consultor. En otras palabras, el experto sostiene que sería todo un desafío para la gestión que, en una economía como la Argentina, con poca flexibilidad de precios a la baja, se intente reducirlos para que el tipo de cambio descienda.

El debut del nuevo esquema cambiario coincidió con una semana corta, la anterior, pero dejó señales claras: el mercado validó la propuesta con una fuerte reducción de la brecha cambiaria hasta mínimos, un tipo de cambio por debajo de los $ 1.200, impulso para los bonos soberanos en dólares, avances en la deuda en pesos y un Merval que volvió a teñirse de verde, indica un reporte del equipo de estrategias de Cohen. A su vez, la mejora en los precios de los activos se vio acompañada por señales macroeconómicas positivas. El frente fiscal mantuvo el equilibrio en marzo y los precios mayoristas bajaron su ritmo en el margen, en contraste con la dinámica más acelerada que habían mostrado los precios al consumidor ese mismo mes. Pese a este buen primer test, el nuevo régimen cambiario todavía plantea interrogantes.

El Gobierno fue explícito: no se intervendrá mientras el tipo de cambio se mantenga dentro de la banda y solo se comprarán divisas cuando se alcance el piso. Ese escenario aún no se concretó, pero si la tendencia a la apreciación del peso se sostiene -alimentada por el regreso del carry trade-, podrían surgir tensiones en el frente externo.

Marengo, en este aspecto, agrega que a partir del nuevo esquema, el Gobierno cambia el ancla cambiario por otra de agregados monetarios que, al mismo tiempo, se define en una banda cambiaria de entre $ 1.000 y $ 1.400, apreciándose o depreciándose en un 1%. “Así, cuando el tipo de cambio cae hacia la banda inferior compra dólares y emite para satisfacer la demanda de pesos. Y se dirige hacia la banda superior vende dólares y absorbe excedentes de pesos en la economía”, explica.

Marengo sostiene que los bancos centrales deben preservar el valor de la moneda, como una de sus metas, y luchar contra la inflación. “Para eso tiene tres instrumentos: los agregados monetarios, la tasa de interés y el tipo de cambio. De acuerdo con su uso, tendrá más incidencia sobre la tasa de inflación”, puntualiza. En ese sentido, recordó que Estados Unidos utiliza la tasa de interés porque su economía está muy apalancada. “Cuando tiene presiones inflacionarias, al subir el costo del dinero, la gente usa más sus ingresos para intereses y cae el poder de compra, lo que desacelera el consumo y la inversión. De ese modo, controla la inflación”, expresó. Sin embargo, acota, “en una economía como la argentina donde el crédito al sector privado es de un 10% del PBI, no tiene mucho sentido usar la tasa de interés. ¿Qué queda? Usar los agregados monetarios o tipo de cambio. Personalmente, la variable más sensible a la inflación es el tipo de cambio. De allí que soy partidario de frenar la volatilidad del dólar”.

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