“La pifié”: el grafitero tucumano habló tras la polémica por intervenir una parada de colectivo
Una parada de colectivo nueva. Una pantalla LED apagada. Una firma con aerosol: Jask. Y una reacción en cadena en redes sociales que alcanzó incluso a la municipalidad capitalina, que respondió públicamente y tomó acciones inmediatas para restaurar el lugar. En el centro de la escena quedó un joven de 18 años, grafitero, que decidió dar la cara -aunque parcialmente cubierta por un barbijo, símbolo del anonimato típico de su cultura- para explicar, pedir perdón y reflexionar.
“La verdad que sí, estoy arrepentido de lo que hice”, dijo Jask, en una entrevista con LA GACETA, luego de que se difundieran imágenes del mobiliario urbano vandalizado con distintos tags. El joven también se mostró dispuesto a limpiar la pantalla que intervino.
“Pinté algo que no debía”
Jask se reconoce como parte activa de la comunidad grafitera de Tucumán. Explica que no fue el primero en intervenir esa pantalla, pero sí uno de los que dejaron su huella. “La pantalla estaba apagada y ya tenía un tag. Yo sumé el mío, pero usé aerosol, no esmalte sintético como quien lo hizo antes. Aun así, sé que estuvo mal. Pinté sobre una herramienta útil para la gente, que transmitía información”, explicó.
Además del arrepentimiento por haber afectado un bien público, Jask se mostró dolido por haber roto un código interno del grafiti: “En el graffiti hay reglas. No se pinta sobre información útil para la ciudad. No se pintan casas de vecinos, ni estatuas, ni monumentos. Hay lugares donde sí, y lugares donde no. No es algo escrito en una ley, pero lo sabemos. Y lo que hice fue ir contra eso”.
El “tag” es la firma del grafitero, y su esencia es marcar presencia. “Es una forma de estar. Es decir: ‘acá estoy’. El graffiti nació como una expresión de quienes no tenían voz en los medios, ni en la política. Es una forma de gritar sin hablar”, describe Jask, que comenzó a vincularse con el arte a través del aerosol y luego se interesó por el dibujo, los cuadros y las técnicas visuales.
“No pinto todos los días, lo hago cuando me siento muy cargado. Y al pintar, me libero”, dice. “Sé que no todos lo entienden. Vi muchos comentarios muy duros. Me dijeron que lo que hago no es arte, que es de villero, de negro. Incluso hablaron de meterme preso. Pero yo los entiendo. No conocen esta cultura, no saben lo que significa”, señala.
Arrepentimiento genuino
Más allá de lo artístico, lo que detonó la reflexión de Jask fue el impacto que su acción tuvo en la comunidad. “Me di cuenta que quemé a mi comunidad, no solo a mí. Otros artistas urbanos van a ser juzgados por lo que hice. Y eso me hizo pensar. Agradezco que se haya hecho visible, porque si no, quizás no me daba cuenta”, admitió.
Jask no se desliga de la responsabilidad, aunque aclara que él no dañó el código QR, y que no sabía que la parada era nueva. “No me fijé en eso. Pero igual, lo que hice estuvo mal”.
“El graffiti no es vandalismo”
La entrevista, lejos de ser un intento de justificación, se convirtió en un espacio para abrir el debate sobre el lugar del arte urbano en las ciudades. Jask insiste en que el graffiti tiene técnica, historia y cultura: “Muchos muralistas hoy trabajan con la municipalidad, y empezaron como grafiteros. A mí me gustaría estudiar Artes Visuales, vivir del arte, pero no del graffiti solamente”.
Critica también que desde los mismos sectores políticos no hay claridad sobre los espacios disponibles para pintar. “Muchas veces pedimos permiso para pintar en ciertas paredes y, semanas después, nuestras obras son tapadas por carteles de políticos. ¿Eso no es también una forma de borrar?”.
Jask mantiene su rostro cubierto, pero su voz fue clara. “Yo nunca mostré mi cara. En redes siempre me tapo, porque el anonimato es parte del graffiti. No lo hacemos por fama personal, sino porque queremos que nuestra firma esté presente. Y eso es lo que me dio paz muchas veces”.
Durante estos días, habló con su madre, con sus amigos, con otros grafiteros. Algunos lo apoyaron, otros lo criticaron. “Me dijeron: ‘Muy mal lo que hiciste en la pantalla’. Y tienen razón. No quiero que esto vuelva a pasar. Aprendí”, asegura.