
El cansancio crónico es uno de los síntomas más comunes de los trastornos de tiroides CuidatePlus

Muchas personas no saben que tienen trastornos en la tiroides, ya que se trata de enfermedades "silenciosas". Los síntomas suelen ser leves o confundidos con otros problemas de salud, especialmente en las primeras etapas. De ahí la importancia de que reconocer las señales clave para detectar estos trastornos de manera temprana.
La tiroides, una glándula con forma de mariposa ubicada en el cuello, tiene un papel esencial en la regulación de funciones metabólicas cruciales para el cuerpo. Cuando esta glándula no funciona correctamente, pueden presentarse afecciones como el hipotiroidismo o el hipertiroidismo, las cuales, si no se tratan a tiempo, pueden tener un impacto negativo en la salud general.
¿Hipotiroidismo e hipertiroidismo?: qué síntomas indican un trastorno de la tiroides
Los dos tipos de trastornos tiroideos y sus respectivos síntomas son los siguientes:
Hipotiroidismo: la glándula tiroides presenta una baja actividad por lo que no produce suficiente hormona tiroidea, lo que provoca un metabolismo lento. Los síntomas son aumento de peso inexplicable, fatiga constante, estreñimiento crónico, piel seca, caída del cabello, sensibilidad al frío y depresión.
Hipertiroidismo: la glándula tiroides presenta una alta actividad produce demasiada hormona tiroidea, lo que provoca un metabolismo acelerado. Los síntomas son pérdida de peso inexplicable, nerviosismo, sudoración excesiva, temblores, palpitaciones y sensibilidad al calor.
En caso de que se presenten cualquiera de estos síntomas, se debe buscar atención médica con un profesional de la salud como un endocrinólogo.
Trastornos de tiroides: tratamiento y estilo de vida
El tratamiento del hipotiroidismo y del hipertiroidismo incluye la administración de hormonas que modulan la actividad de la glándula tiroides, ya sea para estimularla o para reducir su funcionamiento. Estas terapias se basan en el uso de hormonas tiroideas o antitiroideas, según el diagnóstico.
El tratamiento se administra en ayunas, al menos una hora antes del desayuno, y se debe evitar la ingesta de calcio o hierro inmediatamente después para mejorar su absorción.
La alimentación juega un papel importante en el manejo del hipotiroidismo, y es recomendable evitar alimentos ricos en gluten o con alto contenido de goitrógenos o bociógenos, que tienen la capacidad de bloquear el yodo que llega a la tiroides.
Los bociógenos se encuentran en determinados alimentos, como la soja en cualquiera de sus presentaciones (queso, mijo, brotes, entre otros) el repollo, las coles de Bruselas, el brócoli, la coliflor, la espinaca, los duraznos, el maní y la yuca.
Además, para evitar problemas con la absorción, se recomienda ingerir recién varias horas antes o después de consumir la medicación tiroidea alimentos como nueces, harina de soja, suplementos de calcio o antiácidos que contengan aluminio y magnesio.
Algunos medicamentos para las úlceras y ciertos fármacos que reducen el colesterol pueden interferir con el reemplazo de la hormona tiroidea.
Los anticonceptivos también pueden interactuar en forma negativa con la hormona tiroidea, al igual que algunos fármacos indicados para osteoporosis, que es frecuente después de la menopausia.
Por eso es necesario informar al médico acerca de toda la medicación que se consume, para evitar estas interferencias entre fármacos.









