Cartas de lectores: Escuela Técnica de Alberdi

Cartas de lectores: Escuela Técnica de Alberdi

18 Abril 2025

¿De qué sirve mostrar situaciones en una escuela, si no habrá preocupación, en este caso, de los que deben cuidar los bienes del Estado? En mi anterior carta publicada en esta sección, más allá de visibilizar un hecho muy serio que es la destrucción de mobiliario escolar, material del estado, colocados a la intemperie en la técnica de Alberdi. Fue que tomen conciencia y valoren que desde afuera se les mostraba en este caso una irresponsabilidad puntual, más allá de la incomodidad que la exposición pública produce, sea puertas adentro del establecimiento o en la oficina de supervisión, fue principalmente que vean que no se conduce una escuela desde una oficina, si no que se debe tener la mirada y el ejercicio de control con la responsabilidad del total del conjunto, y más cuando se ocupa la máxima jerarquía de la misma o bien del órgano superior de control, para un establecimiento de 50 años de antigüedad, que pasó muchas vicisitudes para fortalecerse durante ese tiempo, en la comunidad. Pero sentir la frustración de que perdí, y una de esas con esta también, el tiempo escribiendo, porque nada cambió en la óptica del responsable de la escuela y del superior de la misma, porque simplemente se pretendió dar una sencilla repuesta para que el que se queja, no lo vuelva a hacer. Esta aseveración es porque la carta fue publicada el 06/02 y tuvo su repercusión el lunes 10/02; luego de un recorrido de 100 kilómetros se hizo presente el supervisor del establecimiento para hacer una recorrida especifica al lugar visibilizado en esa carta, estuvo muy pocos minutos y se retiró; al otro día los muebles estaban guardados en el lugar que ocupa la cisterna del tanque de agua. Hasta ahí supuestamente muy bien, aplausos, pero la falta de compromiso del conductor de la institución, acción recurrente en él, como el caso, publicada en esta sección, de las luces exteriores del perímetro de la escuela que sigue hasta hoy, en total oscuridad, y con la mirada para otro lado del supervisor, considero un ninguneo a esa publicación que buscaba salvaguardar un daño patrimonial. Este es el fundamento de esta carta porque el resto de los bienes que no pudieron ser guardados en la cisterna fueron colocados nuevamente a la intemperie, en el sector lateral, al que estaban originalmente, en el tanque de reserva y ocultos a la vista de la calle. Pensé que la presencia del supervisor ante mi primera nota era una actitud diferente en el control de las escuelas, no para sancionar, pero la nueva imagen de esos bancos y sillas a la intemperie muestra que no hay un compromiso profundo, como autoridad, porque con esos pocos muebles bien podría cubrirse una división en la escuela por la baja de matrícula de ingresantes . Creo que sería muy diferente si tuvieran que reponer el valor de cada conjunto de silla y pupitre, y son varios, de sus bolsillos personales. Lo positivo que rescato en todo este daño al material, fue que vinieron de 100 Km y observaron que no era mentira lo publicado, como tampoco lo es este escrito. Lástima, pero un consuelo, a mi entender, para un molesto porque el daño sigue estando en menor cantidad, pero sigue. Cuiden la escuela, déjense de irresponsabilidades y si no se tienen compromiso saben perfectamente lo que tiene que hacer, como puse anteriormente “los hombres pasan y las instituciones quedan”, pero no dañadas por el paso de un hombre.

Manuel Antonio Sepúlveda

antoniosepulveda390@gmail.com

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