Dalma Maradona no esquivó el dolor ni la bronca. En los Tribunales de San Isidro, la hija mayor de Diego Armando Maradona sostuvo que la muerte de su padre “se podría haber evitado” si el equipo médico que lo asistía “hubiera hecho su trabajo”. Sus declaraciones se dieron durante el juicio que investiga el fallecimiento del astro argentino el 25 de noviembre de 202.
“Si ellos hubieran hecho su trabajo, esto se habría evitado”, repitió con firmeza Dalma, quien se presentó como querellante en la causa. La sala la escuchó entre lágrimas y pausas quebradas por la emoción, especialmente cuando recordó el momento en que encontró a su padre ya sin vida: “Me tiré encima porque pensé que se iba a despertar”.
Los acusados en este proceso judicial son siete profesionales de la salud: el médico de cabecera Leopoldo Luque, la psiquiatra Agustina Cosachov, el psicólogo Carlos Díaz, entre otros médicos y enfermeros. Todos están imputados por homicidio con dolo eventual, una figura penal que implica que sabían que su accionar podía provocar la muerte del paciente. Podrían recibir penas de entre 8 y 25 años de prisión. Una octava acusada, también enfermera, será juzgada por separado.
Según la autopsia, Maradona murió por un edema pulmonar agudo causado por una insuficiencia cardíaca crónica. Se encontraba en una internación domiciliaria posterior a una cirugía en la cabeza.
Dalma fue implacable al relatar cómo se decidió ese régimen de internación. Dijo que fue Leopoldo Luque quien aseguró a la familia que la única opción viable tras la operación era llevar a Diego a una casa, bajo promesa de cuidados médicos de calidad: atención 24 horas, ambulancia disponible y aparatología de control. “Nada de eso sucedió”, sostuvo. “Era una casa donde de vez en cuando un médico iba a verlo. La vivienda era un asco y había olor a pis”.
A su vez, la hija del "Diez" denunció que los intentos por ver a su padre en los días previos a su muerte fueron obstruidos. Apuntó directamente contra el abogado Matías Morla y el asistente Maximiliano Pomargo: “Querían aislarlo, dejarlo solo”.
También expuso su preocupación por el deterioro emocional y físico que notaba en su papá: “Ya no sonreía. Había momentos en los que se perdía”. Según relató, los médicos desestimaban sus advertencias: “Nos decían que era algo que solo veían las hijas, que él estaba bien”.
Dalma se refirió, además, al historial clínico de Diego: recordó su recuperación de la adicción a la cocaína tras una internación en Uruguay en el año 2000, pero también reconoció que desde entonces era paciente cardíaco. “Después empezó a tener problemas con la bebida y la mezcla con la medicación no lo ayudaba en nada”, explicó.
Antes del testimonio de Dalma, declaró Víctor Stinfale, abogado y empresario cercano a Maradona, quien aseguró haber estado presente en la reunión en la que se definió la internación domiciliaria. “Se preocuparon por la adicción de Diego y no se preocuparon por el corazón”, sentenció. Dijo que los cuidados recomendados por el médico Rodolfo Benvenutti no se cumplieron y que Luque “era el único que podía entrar a la habitación de Diego sin comerse un sopapo”.
Según Stinfale, hubo una falta total de autoridad: “Faltó firmeza. Todos eran empleados, era muy difícil decirle que no”.
El juicio continuará el próximo martes. La fiscalía aún no confirmó los nombres de los próximos testigos.







