
El sector agropecuario uruguayo quedó en el centro de un escándalo sin precedentes tras la caída de tres fondos de inversión ganadera que operaban bajo un esquema Ponzi, dejando un vacío de más de 250 millones de dólares. Grupo Larrarte, República Ganadera y Conexión Ganadera prometían rentabilidades muy por encima del mercado a inversores que depositaban su dinero en la supuesta compra y engorde de ganado. Sin embargo, la falta de regulación y el colapso del sistema llevaron a la quiebra a estas empresas, afectando a más de 6000 personas, incluidos 60 argentinos. La estafa salió a la luz cuando Grupo Larrarte fue denunciado por apropiación indebida, asociación para delinquir y lavado de activos, desencadenando una crisis en cadena.







