¿A qué hora es saludable irse a dormir?
Existe un consenso bastante popular sobre la cantidad de horas que debemos dormir para presevar la salud cerebral dependiendo de la edad. Aunque en los primeros años pueda variar, los adultos deben dormir entre siete y nueve horas al día. Pero este no es el único factor a tener en cuenta, ya que el horario en que vamos a dormir también influye en la prevención o predisposición a enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson.
Investigaciones recientes demostaron que la calidad del sueño también se vincula con el horario en que nos vamos a dormir. Según informó The Telegraph, acostarse demasiado antes o muy tarde puede ser igual de contraproducente. Para la experiencia científica dormir desde las 10 o las 11 de la noche podrían ser los horarios óptimo para maximizar los beneficios del descanso nocturno en la salud cerebral.
A qué hora debemos irnos a dormir
Aunque acostarse temprano puede parecer una solución lógica para mejorar la calidad del sueño, investigaciones recientes han demostrado que irse a la cama demasiado pronto también puede ser perjudicial. Según indicó Infobae, un estudio realizado por científicos de China, Suecia y Reino Unido encontró que acostarse antes de las 10 de la noche aumenta en un 25 % el riesgo de desarrollar demencia por cada hora adicional en la cama antes de ese horario. Esto podría deberse a que dormir demasiado puede ser una señal temprana de alteraciones en el ritmo circadiano, un indicador de las primeras etapas de enfermedades neurodegenerativas.
El horario óptimo para acostarse, según los expertos, es entre las 10 y las 11 de la noche. Este intervalo permite que el cuerpo entre en las fases más profundas del sueño antes de que suene la alarma por la mañana, maximizando los beneficios del descanso nocturno.
La importancia de respetar el sueño profundo
De acuerdo con un estudio realizado por el University College de Londres y el Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica de Francia (Inserm), las personas que duermen menos de seis horas por noche durante la mediana edad tienen un 30% más de probabilidades de desarrollar demencia en comparación con quienes duermen siete horas o más. Esto se debe a que debemos garantizar llegar al sueño profundo, una fase esencial del descanso que desempeña un papel crucial en la eliminación de toxinas cerebrales. Si estas se acumulan pueden contribuir al desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.
El sueño profundo, también conocido como sueño de ondas lentas o etapa tres, es una fase del descanso en la que el cerebro activa un sistema de limpieza conocido como sistema glinfático. Este mecanismo, identificado por investigadores del Centro Médico de la Universidad de Rochester, funciona como un “lavado profundo” que elimina desechos metabólicos acumulados durante el día, incluyendo proteínas como la beta-amiloide y la tau, asociadas con el Alzheimer, y la alfa-sinucleína, vinculada al Parkinson.
El sistema glinfático utiliza pulsos de líquido cefalorraquídeo para limpiar el tejido cerebral, un proceso que es esencial para prevenir la acumulación de proteínas tóxicas. Según el Dr. Ahmad Khundakar, profesor de ciencias biomédicas en la Universidad de Teesside, este sistema es vital porque las neuronas no se regeneran como otros tejidos del cuerpo. Si las proteínas dañinas no se eliminan, pueden provocar neurodegeneración y, eventualmente, demencia.








