Por Marcelo Androetto
24 Noviembre 2024
MATÍAS NÁPOLI ESCALERO / ESPECIAL PARA LA GACETA
Chau Sudamericana, o casi. Porque si la visita al Bosque iba a definir para qué estaba Atlético Tucumán en el sprint final de 2024, la derrota 1-0 ante Gimnasia significó para el equipo de Facundo Sava un baño de realidad, un golpe de nocaut de sus aspiraciones de dar pelea hasta el final en las dos tablas, torneo y anual.
Quizá hubiera merecido no irse con las manos vacías del estadio Juan Zerillo, sobre todo por lo realizado en la última media hora del primer tiempo. Pero no supo ser contundente entonces. Y en el complemento el “Deca” se destiñó, tanto como la calurosa tarde en La Plata.
La misma formación del lunes ante Huracán planteó Sava, con la ambición de repetir los últimos éxitos conseguidos en condición de local (tres al hilo), y con la idea de pagar las deudas pendientes de visitante, en un torneo donde Atlético solo dos veces sumó de a tres a domicilio.
Curiosamente, la última visita al Bosque sí había finalizado en fiesta para el “Deca”, hace poco más de un año. Esta vez, la historia fue bien distinta. Y fue, básicamente, por esos diez minutos iniciales en los que el conjunto de Marcelo Méndez avasalló a la visita. Tomás Durso ya era figura antes de contemplar inerte el fortísimo remate de Leandro Mamut desde el corazón del área.
En realidad, por entonces a Atlético se le vino encima una “manada de mamuts”. El anfitrión, con línea de cinco atrás, mandó a sus laterales a apretar bien alto y el “Deca”, en inferioridad numérica en el medio, perdió el balón. Y en un par de jugadas de pelota parada, el conjunto de Sava mostró sus dificultades para defenderla.
El sacudón duró poco, porque Gimnasia es un equipo que navega entre sus limitaciones y sus complejos, y porque Atlético sabe juntar pases cuando se reconcilia con la pelota. Así, a partir del cuarto de hora, el conjunto del “Colorado” fue sumando méritos para no irse al vestuario en desventaja, y contó con varias situaciones para empatarlo, a fuerza de los desbordes de sus laterales y algunos remates de media distancia.
La más clara fue esa que le quedó un poco atrás a Marcelo Estigarribia, en el borde del área chica. Pareció increíble que esa pelota quedara en poder de Marcos Ledesma. Con todo, Atlético corrió riesgos. Y el “Lobo” casi duplica la ventaja en un par de contras peligrosas.
Tras la pausa, se repitió la historia. Gimnasia salió a apretar más arriba, y Atlético dejó jugar. Solo que esta vez al anfitrión le faltó la contundencia de la primera etapa. Rodrigo Castillo volvió a perdonar, y cuando Santino Primante acertó, estaba adelantado.
Esta vez, Sava no demoró en mover el banco, y lo hizo por partida triple. Entre los ingresantes, la mayor esperanza se llamó Luis Miguel Rodríguez, mucho más tras su golazo ante Huracán. Tuvo una el “Pulga” en el área de su ex club, pero terminó enredándose en sus propios amagos.
Por si quedaban dudas de que sería a todo o nada, más tarde también entró Francisco Bonfiglio por un volante central. En ese contexto, el equipo pareció desorganizarse y terminó preso de su propia confusión.
Más allá de la enjundia del final y de la chance desperdiciada por Renzo Tesuri, Atlético terminó redondeando una actuación tan deslucida como varias otras a domicilio, volviéndose una vez más a Tucumán con las manos vacías.
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