Cuidar a los cuidadores: la parte olvidada dentro de la enfermedad

Cuidar a los cuidadores: la parte olvidada dentro de la enfermedad

Entregarse para proteger y ayudar a otro puede ser el acto de amor más profundo. Pero también un sacrificio enorme si se olvida de uno mismo. Cómo encontrar el equilibrio para no quebrarse en el proceso.

Cuidar a los cuidadores: la parte olvidada dentro de la enfermedad
16 Abril 2024

“La enfermedad de mi mamá le robó su vida, y también la mía”, asegura Cecilia, y remarca: “estoy agradecida de haber pasado sus últimos años juntas, pero también me hubiese gustado tener herramientas, un sostén o algo que me hubiese ayudado a pasar ese tiempo sin romperme física y mentalmente”.

Cecilia tiene 55 años y pasó nueve de ellos cuidando a su madre, diagnosticada con una enfermedad neurodegenerativa que la hizo ir perdiendo de a poco sus capacidades motoras y cognitivas, hasta no llegar a reconocerla.

“El cansancio no tan sólo ocurre por las citas médicas, las urgencias en el hospital, las rutinas exactas de baño, comida y medicación; sino también desde lo emocional. Es un sube baja constante -indica-. Felicidad y esperanza cuando mostraba signos de mejorías, desesperación y dolor cuando la enfermedad avanzaba”.

Una vez que la enfermedad ganó la batalla y Cecilia debió despedir a su mamá para siempre, las cosas tampoco mejoraron mucho. “Pasó un año y medio y todavía trato de salir. Paso de sesiones de terapia para tratar de sanar el dolor su partida, a otros médicos porque descubrí que por haber descuidado algunas señales, hoy tengo una hernia que necesita ser tratada, entre otros temas”, cuenta.

Si cambiamos el nombre de Cecilia por el de miles de personas que hoy cuidan a familiares o seres queridos, la historia se repetiría miles de veces también.

¿Cómo debe cuidarse a quienes se entregan a otros en sus momentos más difíciles? Esa es la pregunta que hizo LA GACETA a profesionales, y aquí están sus respuestas.

Primera reacción

“Cuidar a tiempo completo a otra persona puede generar cuadros serios de estrés por el tiempo destinado y también porque las mismas prácticas conllevan energía, esfuerzos y asistencia continua”, menciona la psicóloga Rocío Mendoza.

Las expresiones de esta acumulación de emociones no tardan en llegar. “Reacciones de enojo e irritabilidad pueden desencadenarse por las presiones, o quiebre en la tolerancia y paciencia en la relación con la persona que se cuida”, explica.

“Hay además sentimientos de soledad en muchos casos debido a ausencias familiares, dificultades para cubrir necesidades, agotamiento mental y físico, pánicos y ansiedad por la presencia de enfermedad, y visión de futuro acerca de la muerte”, agrega.

Límites

La especialista recomienda que, en primera instancia, sea el propio cuidador quien marque las condiciones necesarias para mantenerse y para eso hay que entender aspectos claves. “El cuidar se extiende no solo a la otra persona sino a uno mismo, al entorno, a la vida diaria, a los vínculos que deben ir acompañados de decisiones. Tiene que haber reflexión, paciencia, amor, seguridad, iniciativa, responsabilidad y protección”, detalla.

Cuidar a los cuidadores: la parte olvidada dentro de la enfermedad

Y en ese sentido, la profesional de la salud puntualiza: “si el cuidador establece desde un principio el compromiso de entregar parte de su tiempo a un enfermo o persona mayor, debe tener en cuenta su disponibilidad y organización para satisfacer las necesidades que se requieran, como también acomodar y dedicar tiempos a su vida personal y familiar”.

“Cuando se sobrepasa los límites, es fundamental la detección a tiempo del estrés o cualquier sintomatología, porque esto ayuda a parar y tomar decisiones antes de que se produzca la crisis”, agregó.

Cuidadores en Tucumán

En nuestra provincia hay que hacer una diferenciación: acompañantes terapéuticos y cuidadores domiciliares. La primera figura está avalada por el Ministerio de Salud, y se trata de un agente con preparación teórico práctica para integrar equipos interdisciplinarios con la posibilidad de participar en la elaboración de estrategias de tratamiento.

En el segundo caso, el Ministerio de Desarrollo Social tiene a cargo un programa, a través de la Dirección de Discapacidad.

“Desde nuestro espacio otorgamos subsidios económicos para la cobertura de toda aquella persona con discapacidad que requiera la atención o el acompañamiento para tareas que son básicas, como el baño, cambiarse la ropa, levantarlo y acompañarlo, por ejemplo, a las terapias que podrían hacer en centros de rehabilitaciones o de día”, enumera al respecto la doctora Carla Sánchez, titular de esta oficina.

Y añade: “las horas a cubrir van a depender de todo el trabajo de un equipo interdisciplinario que tiene aquí la Dirección, en donde se evalúan varias cosas como el tiempo de permanencia de tutores en el domicilio, la situación propia de cada una de las personas con discapacidad, porque pueden ser múltiples las causas de las mismas”.

“Una vez que el trabajador social, psicólogos y otros agentes determinan la situación, se hace un trámite y se presenta un expediente, y nosotros aportamos la ayuda económica”, asevera.

Salida laboral

Recientemente la Fundación León tiene en marcha su curso de cuidadores domiciliarios para quienes quieran aprender a cuidar a una persona con Alzheimer y otras demencias propias de la edad.

Constanza Baiz, psicóloga y coordinadora del Centro de Envejecimiento Activo de la entidad, indicó que los motivó el hecho de descubrir que para estos cuidados muchos no cuentan con la herramienta más importante: la formación teórico práctica.

“En base a esa lectura, hemos visto la importancia de poder ofrecer un espacio para que las personas puedan adquirir herramientas teóricas, como ser qué es la demencia, cuáles son los tipos de demencias, qué tratamientos existen, cómo cuidar a un cuidador o qué es el envejecimiento activo, entre otras”, enumeró.

“El curso dura cuatro meses, son clases teórico prácticas donde los alumnos, además de participar de las clases, también deben realizar algún tipo de práctica en terreno, en los espacios de neurogym, de actividad física, y de inclusión digital de la Fundación”, especifica.

“Una vez que ellos finalizan el cursado hay un examen final, y pasan a formar parte del registro de cuidadores que tenemos en la página de la Fundación. Así, somos un puente, entre la familia que solicita un cuidador y el trabajo de un cuidador”, destaca. (Producción periodística: Ariane Armas).

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios