Un “campamento” prepara a chicas tucumanas para romper el techo tecnológico

Un “campamento” prepara a chicas tucumanas para romper el techo tecnológico

El mercado laboral de la informática está dominado por varones. Aspirantes y empresas se encontraron para intercambiar inquietudes. Organizó la fundación Chaka Somos Puente.

BUENOS CONTACTOS. Las participantes conversaron con representantes de empresas tecnológicas tucumanas y recibieron valiosos consejos. BUENOS CONTACTOS. Las participantes conversaron con representantes de empresas tecnológicas tucumanas y recibieron valiosos consejos. LA GACETA / FOTOS DE INÉS QUINTEROS ORIO
16 Abril 2024

El “campamento tech” es una instancia para aprender el arte de la supervivencia no en la naturaleza, sino en el ecosistema tecnológico tucumano. Con esta finalidad en mente, Chaka Somos Puente, fundación organizadora de la actividad, reunió a jóvenes interesadas en integrarse a un sector donde los hombres son una mayoría apabullante y les brindó herramientas para que equilibren esa realidad. El resultado aún está por verse, pero es posible que estas jornadas de entrenamiento y de apoyo desarrolladas en Yerba Buena hayan transformado la vida de unas cuantas campamentistas.

Lo que se espera de esta experiencia práctica es que más mujeres ingresen en el mundo de la informática mediante la adquisición de lo que en inglés se llama “job readiness”. Esto implica desarrollar las competencias necesarias para integrarse exitosamente al mercado laboral. Por lo pronto este “campamento” organizado por Chaka fue un espacio para conectar a las empresas tecnológicas con el talento de las tucumanas. Eso no sucede tan fácilmente porque se trata de un sector donde lo más difícil es encontrar un puesto de trabajo inicial.

LA GACETA estuvo presente en una de las actividades: una juntada con referentes del ambiente tecnológico local. La cita fue en el espacio del hostel Pura Vida Mae, donde las chicas se hospedan durante los días del campamento. “La apuesta de este cierre de jornada es que conozcan a quienes pueden emplearlas al salir de acá”, explica Inés Palacios, cofundadora de Chaka Somos Puente.

Las jóvenes becarias llevan conviviendo todo el día, pero, por la manera en la que hablan, parecen conocerse desde siempre. Con una música suave de fondo, con risas y sus credenciales a la vista, las chicas abordan y conversan con integrantes de la comunidad tecnológica invitados al campamento. Les brillan los ojos: saben que están paradas junto a quienes pueden abrirles las puertas.

Martina López Vázquez tiene 17 años y es una de las más entusiastas. “Las IT (‘information technologies’) son un abanico que va mucho más allá de la programación. Yo acá quiero encontrar mi lugar, un huequito en ese abanico. Quiero encontrarlo y meterme con todas mis ganas de crecer”, dice con una sonrisa, lata de Pepsi en mano. López Vazquez y sus compañeras trabajan desde la mañana en sus perfiles laborales y en cómo presentarse: ahora tienen que poner a prueba lo aprendido.

María José Salomón, vocal del cluster tecnológico, es una de las referencias invitadas a conocer a las chicas becadas. Para ella, el futuro es tech. “Esto nos cruza de punta a punta en cualquier empresa: necesitás tecnología y tenés que saber utilizarla”, comenta animada. “Hace falta incorporar gente curiosa, que quiera aprender hasta el último día de sus vidas”, precisa Salomón. Para ella el mundo IT está cambiando a pasos agigantados por lo que la flexibilidad y la capacidad de adaptación también resultan esenciales. “Eso tiene la juventud y eso nos encanta: hay que poner leña al fuego de los chicos. Y potenciarlos”, concluye. Salomón articula desde el cluster con los ministerios de Educación y Economía porque está convencida de que hay que fogonear la curiosidad en el nivel medio.

Cara a cara

Entre conversaciones, Inés Palacios llama a una ronda. Este es el centro de la noche: cada uno debe presentarse y los miembros de la comunidad tecnológica deben compartir un consejo para las chicas. Todos los perfiles son distintos y las jóvenes saben explicar su valor singular. Se escucha por lo bajo a los empleadores decir “con ella me quiero reunir”; “esta chica tiene un buen perfil” y “creo que pega con nuestro trabajo”. Los consejos fueron claros: equivocarse es una forma de aprender; no exigirse la perfección; hacer es mejor que pensar; no quedarse quietas; hablar con otras personas que ya tengan experiencia... Esteban Assaf, de Explorer LATAM VC, cierra el momento con esta convocatoria: “salgan de su zona de confort. ¿Cómo van a saber adónde pueden llegar si no se atreven a saltar a lo desconocido? Para conocer el éxito hay que animarse a fracasar”.

El “campamento” es una iniciativa del proyecto Chaka Tech. Uno de los antecedentes de este programa es el servicio prestado a la Municipalidad capitalina para implementar oportunidades de inclusión laboral juvenil. “En esa primera experiencia arrancamos con 27 becas articuladas con la Fundación León y el Municipio”, cuenta Palacios, creadora de la Fundación Chaka Somos Puente junto a Solana Ledesma y Nazarena Estrade (las tres son politólogas). Esos cupos quedaron chicos para la cantidad de jóvenes con interés en formarse. “Agregamos otras 200 becas con Rolling Code financiadas también por la Municipalidad. Y, después, se sumaron 300 más del Cluster Tecnológico en alianza con empresas de software”, explica.

La formación es la base, pero en Chaka se dieron cuenta de que, si no estimulaban la inserción laboral, era posible que no sirviera de mucho. Por eso armaron el “campamento” (podés anotarte aquí si querés sumarte a la comunidad Chaka Tech). Ahora van a dedicarse a estudiar la evolución de las chicas que participaron. El objetivo es aprender: encontrar qué impacto real tiene su proyecto y qué deben mejorar para la próxima experiencia. Palacios anticipa: “queremos escalar nuevas soluciones cada vez mejores para distintas personas”. (Producción periodística: Martina Palavecino)

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