08 Marzo 2024
Foto: Freepik
Caprichoso, egocéntrico, malhumorado, de malos comportamientos. Estos son algunos de los calificativos que suelen utilizarse para describir a los hijos únicos. Sin embargo, no podemos hacerlos extensivos a todos los hijos únicos ya que las conductas no dependerán exclusivamente de si una persona tiene hermanos o no.
El síndrome del hijo único no existe como condición psíquica. Se trata de un término utilizado para hacer referencia a personas con comportamientos estereotipados que, se asegura, pertenecen al de un hijo único. Según esto, las características del hijo único son:
- Siente soledad y tiene dificultad para relacionarse
- Es egoísta y solo piensa en sí
- Es una persona mimada acostumbrada a conseguir todo lo que quiere
- Ha tenido sobreprotección de sus padres
- Es demasiado apegado a su núcleo familiar
La desmitificación del síndrome del hijo único
No se puede afirmar que no tener hermanos produzca conflictos psíquicos de por sí. La formación de una personalidad dependerá fundamentalmente del lugar que ocupe el hijo para los padres. Aunque una familia tenga un solo niño o niña, los progenitores serán los encargados de abrir el mundo a la relación con otras personas -tanto mayores como pares- para permitir la vinculación.
La condición de hijo único sí puede producir algunos comportamientos indeseados a la mayoría de edad si la persona queda atrapada en una imagen de perfección narcisista. Ser único puede significar mirarse en un solo espejo, el de los padres, quienes le devuelven una imagen idealizada de sí mismo.
Un niño que crece creyendo ser el único, el mejor, el que todo lo tiene y todo lo puede, mantendrá esa idea durante su adolescencia, momento en que la personalidad termina de definirse. He ahí la relevancia de que los padres propicien el vínculo con otras personas y que enfrenten a sus hijos a diferentes desafíos.
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