Periodismo deportivo: la historia de su desarrollo en Argentina

Periodismo deportivo: la historia de su desarrollo en Argentina

El poeta tucumano Pablo Rojas Paz fue uno de los primeros en dirigir una sección deportiva. Después, el interés por el deporte se volvió imparable. Este 7 de noviembre se celebra el día de los periodistas deportivos.

Pablo Rojas Paz Pablo Rojas Paz
07 Noviembre 2023

Alejandro Duchini - Periodista y escritor

Fundado en 1913 por el periodista uruguayo Natalio Botana, el diario Crítica se dedicaba más a la política que a otros temas. Pero en 1921 se relanzó. “Intentó atraer al gran público por medio de secciones deportivas o teatrales”, se lee en el libro Regueros de tinta, de Sylvia Saítta. Publicado en 1998, acaba de relanzarlo la editorial Siglo Veintiuno. En sus páginas, la investigadora del Conicet y profesora de Literatura detalla la incidencia de ese diario en la sociedad argentina. Nunca hasta entonces un medio de comunicación tuvo tanta relevancia social. Crítica fue el primer diario en dedicarse en profundidad a los temas deportivos. Hoy no podemos imaginar un medio de comunicación sin noticias relacionadas con el deporte. A tal punto la influencia que en nuestro país existe el Día del Periodista deportivo, que se celebra cada 7 de noviembre.

Aunque los británicos referían que en esta zona del mundo se jugaba a algo que después sería el pato, lo primero que aparece en los medios periodísticos es el turf, después el fútbol, la aviación y luego los demás. De hecho, Jorge Newbery es considerado el primer gran ídolo del deporte argentino. Pero nada como la pelea entre Luis Ángel Firpo y Jack Dempsey, en septiembre de 1923, en New York. El primer gran acontecimiento deportivo internacional que incluía a un argentino. Crítica preparó además de la cobertura gráfica una estación radiotelegráfica especial. En su agencia de Rosario, por ejemplo, instaló un altoparlante para informar a sus lectores. “El éxito informativo de Crítica se traduce en un récord de venta de 387.550 ejemplares por haber recibido los resultados del match a los pocos minutos de su finalización”, se lee en Regueros de tinta. No habrá vuelta atrás. 

El primer encargado de la página deportiva de Crítica fue el poeta tucumano  Pablo Rojas Paz, quien se había instalado en Buenos Aires en la década del veinte. Dicen que sus artículos eran geniales. Sobre todo los que escribía bajo el seudónimo de El Negro de la tribuna. En 1925, Crítica envió al jefe de la sección de deportes, Hugo Marini, a cubrir la gira de Boca por Europa. Fue la primera vez que un diario argentino mandaba un periodista a acompañar a un equipo de fútbol. Tanto fue el interés que en 1932 el diario lanzó su suplemento Crítica Deportiva. Incluso, nos recuerda Saítta, Botana se convirtió en 1926 en el presidente de la entonces Asociación de Football Argentina. Es a Crítica que le debemos los apodos de Cuervos para San Lorenzo, Academia para Racing y Millonarios para River. 

Hay un excelente trabajo de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad de La Plata titulado Periodismo y Deporte en Argentina -Hacia el origen del relato (1810-1925). Se trata de una profunda investigación sobre el tema realizada por un extenso equipo de estudiantes. Leyendo, se confirmará que ya desde 1810 los diarios informaban lo que hoy se conoce como “deportes gauchescos”, con el caballo como protagonista: “Cuando el periodismo estaba naciendo y el deporte no se llamaba deporte, sino pasatiempo o juego”, nos cuentan.

En 1863 el diario El Siglo anunció riñas de gallos y carreras de caballos. Desde entonces, aparecieron y desaparecieron diarios. Pero fue el The Standard el que informó sobre el primer partido de fútbol que se jugó en el país, el 20 de junio de 1867. Y en 1876, se cuenta en Periodismo y Deporte en Argentina, apareció La Fuerza: “podemos decir, no solo que fue la primera revista deportiva de la historia del periodismo en la Argentina, sino que además funcionó en un momento en el que el fútbol aún no se terminaba de consolidar. En las páginas de la revista La Fuerza se pudieron encontrar notas sobre otros deportes muy practicados durante la época como la esgrima, el tiro o la natación”.

Entrado el Siglo XX, el Buenos Aires Herald organizó una encuesta para que los lectores votaran por el equipo de su preferencia. Se impuso el English High School. La participación fue una señal: había que prestar atención al fútbol. “La cobertura que se hizo en 1903 del encuentro entre las selecciones de Argentina y Uruguay (que ganaron los uruguayos por 3-2, el 13 de septiembre) marcaría un hito en el periodismo rioplatense. La misma estuvo a cargo de Angel Bohígas, decano de los comentaristas deportivos argentinos, que desde las columnas del diario El País ofreció las primeras crónicas en castellano en el comienzo del siglo XX y luego llegó a ser subdirector de La Nación”, se informa en Periodismo y Deporte en Argentina. También están los diarios La Argentina y La Prensa. Y ni hablar de El Gráfico, que cambió la historia. Fundada en 1919 por otro uruguayo, Constancio Vigil, desde 1925 se dedicó exclusivamente al deporte.

El historiador Julio Frydenberg recuerda en su Historia social del fútbol - del amateurismo a la profesionalización (Siglo Veintiuno) que no sólo los diarios, sino el crecimiento de los clubes de fútbol y el armado de la red ferroviaria fueron un punto de partida. “El vínculo entre el fútbol y los barrios bien puede asociarse a la tensión entre las fuerzas homogeneizadoras y fragmentadoras emergentes en la sociedad civil de la década de 1920”, escribe Frydenberg sobre los hechos que llevaron a la difusión periodística de los deportes. “Los periódicos -ubica Frydenberg- eran leídos principalmente por los obreros, que en buena proporción constituían el público del espectáculo”.

La Argentina, para atraer lectores, fomentó las rivalidades entre los clubes. Frydenberg lo describe como “un diario de poca monta que para aumentar su tirada se vio obligado a establecer un diálogo permanente con sus lectores, en el cual periodistas y consumidores daban la cara y se exponían abiertamente. Estas prácticas, aunque con modificaciones significativas en su grado y calidad, fueron adoptadas veinte años más tarde y en otro contexto por el diario Crítica”.

Con el tiempo , la radio y la televisión fueron incidentales en relación al deporte. No se puede concebir la historia deportiva sin audiciones como La oral deportiva o Competencia. José María Muñoz y Víctor Hugo Morales son apenas dos de los muchísimos ejemplos que llegan hasta hoy. Igual que la televisión, que del blanco y negro pasó al color y a las transmisiones en directo y tuvo en su formato abierto su espacio por antonomasia: Fútbol de primera. Luego, llegaron el cable y los canales dedicados exclusivamente al deporte. Torneos y Competencias, ESPN y un largo etcétera.

Hoy son otros los tiempos. Los periodistas deportivos -sobre todo de la televisión- se perciben tan estrellas como los deportistas. Recomiendo leer Periodistas Depordivos - Fútbol entre las plumas y las palabras (Ediciones Al Arco), de Walter Vargas, con prólogo de Ezequiel Fernández Moores. Una clase de periodismo. “La pérdida de rumbo, del tono pseudo coloquial, del fast food de la provocación, del ademán circense, de la vacuidad y de la pavada, del tinte exponencial del periodismo futbolero, del periodismo fierita, del periodismo con plumas y uñas esmaltadas, del periodismo deportivo, tiene sede, trono y bandera en unos cuantos programas de tevé, pero pulsa sobre todos los soportes, todos los formatos y todos los géneros”, escribe Vargas.

Todavía sobrevive Olé y no hay radio, canal de televisión ni diario -digital o en papel- que no cuente al deporte. Desde un resultado o desde la política. Los actuales son años de streamers -de primer nivel o caídos del cielo- que, teléfono en mano, viajan por el mundo para contarnos los hechos deportivos o sentarse con deportistas famosos a conversar informalmente. A esta altura no sólo al periodismo, sino a la sociedad actual no se la puede concebir sin la industria del deporte. 

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