Boca-River, el superclásico incómodo

Boca-River, el superclásico incómodo

El superclásico argentino en La Bombonera incomoda a ambos equipos.

PUESTA A PUNTO. Almirón charla con sus dirigidos en la previa del encuentro. PUESTA A PUNTO. Almirón charla con sus dirigidos en la previa del encuentro.
30 Septiembre 2023

Una piedra en el zapato y también una oportunidad: el superclásico argentino de este domingo en La Bombonera incomoda a ambos contendientes y a la vez potencia los morbos de uno y otro.

Cae en un momento incómodo para Boca, básicamente porque el choque contra su máximo rival tendrá lugar en medio de las semifinales de la Copa Libertadores. En semejante instancia, a priori nunca es bueno dividir las energías, entre un objetivo tan grande como es ganar la séptima y otro que generalmente equivale a un “campeonato” en sí mismo (aunque suene algo exagerado).

Y cae en un momento incómodo para River, principalmente porque en Núñez todavía se sienten los remezones de varios terremotos (eliminación en Libertadores, grieta entre referentes y entrenador tras rompimiento de un off periodístico, entre otros) y porque el equipo bajó considerablemente el nivel que lo llevó a consagrarse campeón de Liga hace apenas dos meses y medio.

Se pueden agregar un par de motivos más: Boca no anda nada bien en Copa de la Liga y afrontar un superclásico implica siempre un desafío de alto riesgo, que lo puede dejar aún más relegado en la tabla. Y River solo ha ganado uno de sus últimos 13 partidos en condición de visitante (los restantes, empató seis y perdió ídem), por lo que su visita a La Ribera en este contexto supone un peligro adicional.

Ahora bien, ambos también tienen mucho para ganar. El “Xeneize” puede asestar un golpe de gracia al ciclo de Martín Demichelis, actualmente muy cuestionado por los hinchas en redes sociales. Y sumir a River en una crisis aún más profunda. Además, un triunfo implicaría una inyección anímica fundamental de cara a su viaje a San Pablo para el partido de vuelta con el “Verdao”, tras el 0-0 del jueves.

Para el “Millonario”, una victoria en rodeo ajeno significaría una suerte de resurrección futbolística y para Demichelis la renovación de un crédito que a esta hora parece en vía irremediable de extinción.

En la previa del primer debate de los candidatos a presidente, los dos entrenadores seguramente han tenido que deshojar más de una margarita sobre qué once plantar en La Ribera. Y guardarán sendas formaciones bajo cuatro llaves hasta la hora de los ravioles o el asado del domingo.

En Boca están todos convocados, incluso el “tocado” Marcos Rojo. Pero más allá de que todos quieran jugar y de que Almirón habló del clásico como una “cuenta pendiente” –y buscó probablemente condicionar al árbitro con su calificativo de “robo” referido al último choque, ganado por River 1-0 en el Monumental- se supone que imperará la lógica y guardará en el banco a quienes serán titulares en la revancha con Palmeiras (con excepción hecha de “Chiquito”).

Así las cosas, lo más probable es que se decante por Romero; Blondel, Valdez, Valentini, Saracchi; Bullaude, Campuzano, Ramírez; Zeballos, Benedetto y Janson. Tampoco habría que descartar que quite un delantero y sume un volante.

Por el lado de River, Demichelis optaría por repetir los seis nombres del medio hacia adelante presentes en las victorias sobre Arsenal y Atlético. Ergo, cinco volantes y Miguel Borja como único delantero. Rodrigo Aliendro, de flojo ingreso en el 1-1 con Banfield, y el “Tucu” Kranevitter, de discretos desempeños recientes, seguirían en el banco. 

En cambio, “Micho” metería mano en la defensa con el inesperado regreso de Leandro González Pirez, tras dos meses sin jugar. Y la exclusión de Santiago Simón como marcador lateral. El “Pity” Martínez, en tanto, quedaría relegado al lugar de eventual revulsivo. 

Un posible equipo para intentar ganar en La Boca después de cinco años, incluiría a Armani; Herrera/Casco, González Pires, Paulo Díaz, Enzo Díaz; Enzo Pérez, De la Cruz; Lanzini, Fernández, Esequiel Barco; Borja.

Ciertamente, no se descartan sorpresas para cuando el cuestionado Andrés Merlo pite el inicio en el inusual horario de las 14.

Obviamente, en los últimos días, tanto en el Monumental como en La Bombonera se escuchó el tradicional “cueste lo que cueste tenemos que ganar”.

Como en todo juego, se puede ganar o perder. Y en el fútbol, también empatar, una circunstancia que, pensándolo bien, a priori no les sentaría mal a ninguno, como saldo de un superclásico que incomoda. 

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