Ni el bimonetarismo ni la dolarización son soluciones mágicas

Ni el bimonetarismo ni la dolarización son soluciones mágicas

La Argentina necesita planes integrales para revertir los desequilibrios macroeconómicos.

Ni el bimonetarismo ni la dolarización son soluciones mágicas REUTERS

La puja es muy marcada. La salida a escena del economista Carlos Melconian en el equipo de la candidata presidencial Patricia Bullrich tiene un adversario directo y otro indirecto. El primero es el postulante de La Libertad -Avanza, Javier Milei; el segundo es el ministro de Economía y candidato oficialista Sergio Massa.

Para una dolarización, “la Argentina necesita o licuar los pesos, con un tipo de cambio sideral, o Plan Bonex, o corralito, y después de eso puede venir una dolarización”, afirmó Melconian, quien sería el ministro de Economía en caso de que Juntos por el Cambio se imponga en las presidenciales del 22 de octubre o, eventualmente, en el balotaje. El titular del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) tildó de fantasías algunas propuestas del libertario, como la eliminación del Banco Central de la República Argentina (BCRA). “Si estudias los países con banco central, son 180 de 180, si lo tienen 180 y funcionan, tenemos el problema nosotros de arranque”, indicó.

Como alternativa a la dolarización de Milei, Melconian y su equipo de colaboradores proponen un esquema bimonetario en el que tanto el peso como el dólar o “cualquier otra moneda que vos quieras” circulen con libertad.

“El bimonetarismo es lo que usted ya decidió: usá la moneda que quieras, podés hacer un contrato en dólares o en la moneda que vos quieras, pero para eso hay que reformar el código civil”, explicó el economista. Sin embargo, reconoció que, para implementar esto en primer lugar, es preciso “arreglar el acceso a los dólares”, por lo que se debe trabajar sobre “desarmar la telaraña” que hoy es el cepo cambiario.

“El cepo hay que sacarlo, vamos a ir a un desarme de la telaraña, con un régimen cambiario donde van a convivir el peso y el dólar”, fundamentó.

“Ustedes no necesitan un Banco Central para que los políticos chorros los estafen”, enfatizó Milei en el Congreso Económico Argentino, en el marco de la ExpoEFI que se realizó en La Rural.

“Ojo con todos esos economistas que quieren preservar al parásito y no al cuerpo, o sea, todos menos yo”, disparó el libertario en clara referencia al equipo de Juntos por el Cambio. “Obviamente que cuando digo que hay que ajustar esto o aquello, dicen ´eso no se puede´, claro, porque de ahí muerden”, ironizó Milei

Apenas terminaron las PASO, Massa había advertido sobre las dificultades estructurales que el plan de Milei le causaría a la economía argentina. “Lo que Milei dijo es que, si es presidente va a haber un plan Bonex. Lo que dice es que va a manotear el dinero de los ahorristas”, sentenció en aquella oportunidad, algo que ahora reflotó Melconian.

La dolarización no parece una tarea sencilla porque, para su instrumentación, se necesitarían unos U$S20.000 millones, según calculó el economista Ricardo Arriazu. “A simple vista la respuesta es no (a la dolarización), a menos que se haga a un tipo de cambio estrafalario”, contestó Arriazu ante una consulta durante un Webinar realizado hace unas semanas por la casa de inversión Puente Hnos. “Es una solución desde el punto de vista económico y político, pero no sé si se puede hacer”, remarcó.

Ni el bimonetarismo ni la dolarización son soluciones mágicas que resuelven los grandes males macroeconómicos de la Argentina, afirma a LA GACETA Daniel Abad, director del Centro de Estudios Económicos y Sociales del NOA (Cesnoa). A su criterio, el país tiene un problema de rumbo. “Hace 170 años que debatimos hacia dónde queremos ir. País agroexportador o mercado internista con sustitución de importaciones; economía cerrada o economía abierta. Cada gobierno que asume quiere refundar el país en una u otra dirección”, plantea el consultor.

Discusiones similares se dieron en oportunidad de los planes Austral y Convertibilidad, fracasados ambos, recuerda.

“Sin dudas que uno de los mayores flagelos es la inflación y hay que atacarla con todo lo que se tenga a mano en la caja de herramientas. Ahí son válidas las discusiones acerca del bimonetarismo y dolarización que en el fondo son regímenes monetarios y cambiarios, pero no resuelven el rumbo, tampoco constituyen un planes económicos”, enfatiza.

Se entiende por plan económico, al conjunto de programas y proyectos públicos cuyo objetivo es alcanzar determinadas metas y objetivos económicos y sociales, en un determinado periodo de tiempo. “En este plan -puntualiza Abad- actúan en forma coordinada todos los sectores económicos participantes, con el fin de alcanzar tasas de crecimiento en su producción, consumo, financiamiento y metas sociales de reducción de desigualdades sociales”. Por supuesto que no son guías indiscutibles; deben ser sometidos a constantes correcciones, con el fin de adecuarlo a las expectativas sociales y a las características de la evolución económica. “Al discutir un plan se discute un rumbo. Resuelto el rumbo que es competencia excluyente de la clase política en su conjunto, discutiremos el “cómo” y a qué “velocidad” implementaremos planes de estabilidad y económicos integrales”, finaliza.

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