Cada vez que vuelve a Tucumán, tiene algo diferente. Sin embargo, los que más lo quieren lo siguen identificando como siempre. Nada lo cambió, pese a pasar meses lejos de los suyos, de ser protagonista de hechos sin precedentes en el voley argentino y de tener el privilegio -él mismo lo reconoce-, de decir "soy jugador de voley profesional". Este muchacho de 19 años se llama Patricio Vera y lleva la bandera tucumana en la selección masculina juvenil de voley.
Con la camiseta nacional conquistó el cuarto puesto en el Mundial de Argelia 2005 -mejor ubicación histórica de un seleccionado juvenil- y, recientemente, logró un meritorio subcampeonato Sudamericano -perdió la final frente a Brasil-.
El opuesto, que jugó en Complejo Ledesma y Ciudad de Buenos Aires, tiene como principal objetivo consolidarse en la Liga Argentina de Voley con Rosario Sonder y ganarse un lugar para el próximo Mundial de Marruecos.
- ¿Como analiza lo de este año?
- Empezó bien porque formé parte del plantel de Rosario que logró el subcampeonato de la Liga frente a Club de Amigos. Después empecé a entrenarme con la selección, pero tuve una luxación en el dedo chico de la mano derecha y estuve dos meses parado. Fue una lesión complicada, que me dejó al margen de los entrenamientos que se hacían con jugadores de la mayor. Yo tenía que mirar desde afuera con muchas ganas de jugar. Luego llegó el momento de entrenar para el Sudamericano.
- ¿Cumplieron con el objetivo marcado en torneo de Brasil?
- Nuestro objetivo era salir campeones. Sabíamos que era muy difícil concretar esa meta porque en el camino estaba el local.
- ¿Cómo fue jugar en un país en el que es tan popular este deporte?
- Fue impresionante; nunca vi tanta gente en una cancha. Escuché que alguna vez en la Liga Argentina lo máximo de público que se vio fueron 9.000 personas. Aquí, en la final, hubo 10.000. En Brasil, después del fútbol está el voley y lo viven con mucha pasión.
- Fue como otro rival a vencer...
- A las 10.000 personas las teníamos en contra, pero cuando tuvimos ventaja todos estaban callados. El partido lo empezamos jugando bien e hicimos que Brasil se encontrara en situaciones que no sabía resolver. Pero en el cuarto set tuvimos un bajón que les permitió levantarse y con ello al público. La gente, cuando salíamos del estadio, nos aplaudió y durante el himno fueron muy respetuosos.
- Luego del cuarto puesto en el Mundial 2005 ¿la situación cambió en algo?
- Sin dudas, la actuación en el Mundial de Argelia fue un boom porque nadie hizo algo similar. Desde ese momento, empezamos a tener más prensa, nos ven como "la camada que hizo historia", la generación en la que están puestas las esperanzas.
- ¿Eso los presiona?
- No es algo que nos pesa porque sabemos que podemos. Entrenamos muy duro, nos damos cuenta que mejoramos y eso nos motiva. Cuando competimos en algún torneo internacional nos damos cuenta: nos rompemos el lomo y no estamos tan lejos. Trabajamos para ser potencia y espero que esto se pueda mantener. El cuarto puesto en el Mundial no debe quedar sólo como un buen recuerdo y debe servir para futuras generaciones. Quienes la integren, ojalá se digan a sí mismos: esos pibes se entrenaron a la par nuestra ¿por qué nosotros no podemos hacer lo mismo? Esto debe ser algo que sirva no sólo a los chicos, sino también a los grandes.