Muerte en la cárcel: hasta cinco guardias podrían ser acusados de homicidio

Muerte en la cárcel: hasta cinco guardias podrían ser acusados de homicidio

Se investiga cómo fue trasladado el reo asesinado hace una semana

PENAL DE VILLA URQUIZA. Acceso a la cárcel tucumana. ARCHIVO PENAL DE VILLA URQUIZA. Acceso a la cárcel tucumana. ARCHIVO
30 Noviembre 2017

La fiscala Adriana Giannoni avanza en la hipótesis de una posible participación de los guardiacárceles en el crimen de Fernando Sebastián Medina. Por ese motivo, evalúa la posibilidad de acusarlos por haber tenido una participación necesaria o secundaria en el homicidio, según confirmaron fuentes judiciales.

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Medina estaba alojado por cuestiones de seguridad en la seccional 7ª junto a otro compañero, con quien habían denunciado que los miembros del servicio penitenciario lo obligaban a vender estupefacientes dentro del penal. Sin embargo, el domingo, por razones que aún no están claras, fueron trasladados de regreso al penal de Villa Urquiza. Medina, desde que tuvo contactos con sus familiares, les pidió que realizaran las gestiones necesarias para que lo sacaran de allí, puesto que su vida corría serio peligro.

El miércoles a la siesta, en una desesperada comunicación telefónica, le avisó a su mujer que se había enterado de que un recluso llamado Alejandro “Pichi” Mendoza había recibido un cuchillo para que lo asesinara. Ana Silva se dirigió al juzgado de Ejecución y Sentencias para denunciar el hecho y mientras esperaba una respuesta a su planteo, fue asesinado de tres puñaladas por la persona que él había dicho que lo iba a matar.

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La fiscala Giannoni comenzó a indagar a varios compañeros de encierro de la víctima. Todos coincidieron: Medina comenzó a ser perseguido luego de que denunciara el negocio que supuestamente desarrollaba el personal del Servicio Penitenciario. Además, confirmaron que ni bien llegó al penal se quejaba de los duros golpes que había recibido durante su traslado.

Al contar con esos indicios, Giannoni decidió profundizar la pesquisa sobre las situaciones que había vivido Medina antes de ser ultimado en el Anexo I de Villa Urquiza. En ese sentido, las pruebas recogidas en la seccional 7ª fueron claves para direccionar la pesquisa. Allí se secuestraron los libros de novedades de la Policía y del personal del Servicio Penitenciario. El de la seccional estaba prolijo y no presentaba grandes novedades, mientras que en el de los guardias a simple vista se habrían observado algunas irregularidades como si hubieran dejado un espacio en blanco que luego habría sido escrito con al menos dos lapiceras distintas.


LA VÍCTIMA

Las versiones que dieron los policías fueron totalmente diferentes a la de los guardiacárceles. Cuando fueron interrogados en Tribunales, negaron que se hayan producido incidentes durante el horario de visita; que Medina se haya autolesionado; que se haya registrado un motín y que en la seccional 7ª se haya recibido una llamada telefónica de un funcionario judicial autorizando el traslado de Medina y de otro preso que se encontraba allí por cuestiones de seguridad.

Esas declaraciones fueron suficientes para que la fiscala sospeche que la víctima del crimen habría sido trasladado de manera ilegal al penal, que en el trayecto le habrían propinado una feroz golpiza (la autopsia que se le realizó al cuerpo confirmó esa versión) y que es muy probable que hayan liberado la zona para que se concretara el crimen. En ese sentido, habría al menos cinco hombres que podrían haber participado en esta maniobra, según la hipótesis de Giannoni.

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