Con Scocco todo es posible

Con Scocco todo es posible

El delantero marcó el gol que le dio el triunfo a River sobre Lanús, en Núñez.

CON LA BOCA LLENA DE GOL. Ignacio Scocco anotó el tanto que le permitirá al “Millonario” llegar a la revancha con una pequeña ventaja sobre el “Granate”. telam CON LA BOCA LLENA DE GOL. Ignacio Scocco anotó el tanto que le permitirá al “Millonario” llegar a la revancha con una pequeña ventaja sobre el “Granate”. telam
25 Octubre 2017

De Marcelo Androetto

Scocco, el apellido que rima con gol; el delantero que llegó a Núñez y dijo que no era goleador pero un puñado de meses después logró que apellidos ilustres como los de Alario y Driussi se convirtieran en memorabilia, refrendó en otra noche de Libertadores su incipiente condición de súper héroe con una banda roja sobre el pecho. Ese rebote que pescó “Nacho” para pegar su duodécimo grito en River, a falta de 9 minutos para el final, fue el jaque mate que destrabó en el Monumental un partido ajedrecístico, pensado con duración de 180 minutos.

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Finalmente, el 1-0 premió la búsqueda del local, y castigó la mezquindad de un Lanús que, sobre todo en el complemento, pareció más seducido por la dulzura de firmar un empate en cero que por el valor agregado que tenía marcar un gol de visitante.

El equipo de Marcelo Gallardo irá a La Fortaleza, el próximo martes, con una ventaja no decisiva pero interesante, y con el as en la manga de que un tanto en el sur del Gran Buenos Aires lo acercará de manera decisiva a una nueva final de Copa.

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Cuando el “Muñeco” se decidió por apostar por jugadores más explosivos -Nicolás De la Cruz y Carlos Auzqui- y desarmar su superpoblado mediocampo, logró una presencia mayor de tres cuartos en adelante y el gol decantó por sí mismo, en un cotejo con pocas situaciones y casi ninguna polémica.

No fue una noche cómoda para River. Bastaron 10 minutos para que se comprobara lo que ya se sabía, que no todas las noches de copas son una Nochebuena: enfrente no estaba Wilstermann, sino un Lanús replegado, laborioso, granítico, que le cerraba todos los espacios hacia Esteban Andrada.

De contra, el “Granate” casi pega el primer grito de la serie con una escapada de Lautaro Acosta que salvó Gonzalo Montiel. Y luego cascoteó el rancho local con tres tiros desde la esquina, mientras el partido se iba formateando cada vez más de acuerdo a lo previsto: mucha fricción, poco juego, como suelen ser los duelos entre equipos de un mismo país en la Libertadores.

River cerró los primeros 45 con una media vuelta de Scocco que preanunció lo que sobrevendría en la segunda mitad. Ya el equipo de Jorge Almirón no hacía tanto pie y cada vez amenazaba menos. Y el “Millo” tuvo una clarita, clarita, ese zurdazo de Javier Pinola que sacudió el palo derecho de Andrada y despertó el primer “uuuuhhhh” de la noche.

Gallardo demoró pero finalmente hizo los cambios que se imponían, en busca de la requerida explosión: De la Cruz en lugar de la tibieza de “Nacho” Fernández, y minutos después Auzqui en reemplazo de un Ariel Rojas menos rueda de auxilio que otras veces.

Scocco dejó de ser la única referencia de área. Y cuando el reloj marcaba el minuto 36, “Pity” Martínez, ahora más incisivo, remató, Andrada rebotó mal, y el ex Newell’s facturó: su tercera oportunidad fue la vencida.

Queda el segundo capítulo, los 90’ que definirán todo. El primer chico quedó para el grande, el final de la historia, en una serie cerrada, aún está por escribirse.

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