Una huelga contra Temer paralizó a Brasil y hubo focos de violencia

Una huelga contra Temer paralizó a Brasil y hubo focos de violencia

Tiene media sanción la iniciativa de dos reformas: la laboral y la del sistema jubilatorio El Gobierno calificó a la protesta como un fracaso, pero la falta de transporte ayudó al éxito. El alcalde de San Pablo definió a huelguistas como “vagos” y “perezosos”

FORTALEZA. La gente rompió una cortina e ingresó al paseo de compras.  reuters FORTALEZA. La gente rompió una cortina e ingresó al paseo de compras. reuters
29 Abril 2017
SAN PABLO/RÍO DE JANEIRO.- La primera huelga general en dos décadas paralizó ayer a Brasil, con algunos focos de violencia, en rechazo al gobierno del presidente, Michel Temer, y sus propuestas de reforma laboral y del sistema jubilatorio, en una reacción que se apoya en la escasa popularidad del mandatario.

El Gobierno calificó la movilización nacional como un “fracaso”, porque argumentó que estuvo apoyada en el piquete de rutas y avenidas, lo cual impidió el uso del transporte público, al tiempo que hubo represión de la policía a bloqueos de calles en San Pablo, Río de Janeiro y Goiania.

En San Pablo se reportaron 13 detenidos, mientras que en Río de Janeiro manifestantes violentos que no participaban de las columnas sindicales bloquearon las calles del centro frente a la Asamblea Legislativa e hicieron barricadas con fuego, al tiempo que fueron reprimidos con gases lacrimógenos y camiones hidrantes.

Los principales sindicatos del país: metalúrgicos, bancarios, transportes, empleados públicos, docentes y petroleros, fueron los que protagonizaron la primera huelga general desde 1996, convocados por las nueve centrales sindicales, incluidas las oficialistas.

La protesta fue más allá que el ya clásico y desgastado “Fuera Temer”, debido a que incluyó a sectores directamente afectados por las reformas, como los pequeños comerciantes, los docentes de la red privada y colegios religiosos y el respaldo de los obispos de la conferencia episcopal brasileña.

La agenda de reformas de Temer fue repudiada el mismo día en el cual el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE, oficial) divulgó que el índice de desocupación subió hasta el 13,7% en el primer trimestre, afectando a 14,2 millones de personas, 3,1 millones más comparado con el mismo período del año pasado.

Vagos y perezosos

El ministro de Justicia, Osmar Serraglio, dijo que fue un “fracaso” la huelga porque se basó en el transporte. Pero el principal portavoz del gobierno resultó ser el alcalde de San Pablo, el empresario Joao Doria, quien calificó de “vagos” y “perezosos” a quienes adhirieron al paro nacional.

Doria es un presidenciable del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que ayer fue a trabajar en helicóptero al Palacio Municipal y que no pudo hacer un acuerdo con la empresa de taxis Uber para que llevara sin costo a trabajar a los municipales. “El que hace paro es vago, perezoso, duerme hasta tarde. Yo me levanto temprano”, dijo Doria.

El ministro Serraglio dijo que la reforma laboral que tiene media sanción en la Cámara Baja “desespera” a las centrales sindicales, porque elimina el aporte obligatorio de los empleados al gremio.

El presidente de la Central Única de Trabajadores, Vagner Freitas, dijo que la huelga pudo ser la más importante desde la de 1989.

“En esa época hubo 35 millones de personas que adhirieron, hoy ciertamente son muchos más”, dijo Freitas al sitio de la revista Carta Capital.

Todas las grandes ciudades del país tuvieron un movimiento parecido a los de los domingos, aunque sin transporte público.

El ex presidente y líder opositor Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva, fundador de la CUT, calificó como un “éxito total” la huelga general. “Es una satisfacción saber que el pueblo está tomando conciencia”, dijo Lula. (Télam)

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