Chicos a bordo: cómo cuidarlos

Chicos a bordo: cómo cuidarlos

A la hora de viajar con nuestros hijos hay que tener ciertas normas de seguridad.

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12 Agosto 2016

Todos somos conscientes de la importancia que tienen las sillas de seguridad para los niños en caso de un accidente. Sin embargo, hay que saber que no es suficiente con utilizarlas, sino que también debemos saber si es adecuada para el peso y la altura del menor, así como estar correctamente sujeta al asiento para que cumpla su función.

Su uso es vital para la seguridad de los bebés y niños que viajan en el auto. "Es importante entender que no son un simple accesorio, sino que puede significar la diferencia entre la vida y la muerte", señala un informe del Centro de Experimentación y Seguridad Vial (CESVI) de la Argentina.

Según estadísticas, el uso correcto de las butacas infantiles reduce hasta un 75% las lesiones en caso de siniestro, evitando el impacto de los menores contra otros ocupantes. Una frenada de emergencia puede ocasionar graves lesiones a un menor si no está correctamente sujetado. De hecho, en un choque a una velocidad de 50 kilómetros por hora, existe un alto riesgo de mortalidad cuando se viaja sin butaca de seguridad.

Cuando viajamos dentro de un vehículo a una determinada velocidad, los ocupantes se desplazan a la misma velocidad y en caso de tener que frenar bruscamente, los ocupantes que no estén sujetos al auto saldrán despedidos hacia adelante con una fuerza que equivale cuarenta veces al peso de la persona. Por esta razón, la mayoría de las lesiones provocadas en accidentes de tránsito con niños podrían haberse evitado si fueran sentados en los asientos traseros, utilizando el cinturón de seguridad y en el asiento infantil apropiado.

Según las Ley de Tránsito, ningún niño menor de diez años puede viajar en el asiento delantero con sistemas o dispositivos de seguridad homologados adaptados a su peso y altura; sin embargo, muchas veces cedemos antes los niños que quieren viajar en el asiento del acompañante. Esta acción es peligrosa ya que los pone en riesgo de sufrir graves daños o incluso la muerte, en caso de una colisión o frenada brusca. "Esto se debe a que un impacto frontal, el débil cuello del niño no soportaría la fuerza con la que la cabeza se desplaza hacia adelante", señalan desde CESVI Argentina.
A partir del año, o cuando pesan entre 10 y 25 kilogramos, los menores deben viajar en una silla de seguridad pero en el sentido de la marcha, es decir, mirando hacia adelante. Pasado los cinco años, pueden viajar sobre asientos elevados con el cinturón de seguridad abrochado.

Existen diferentes tipos de butacas adaptables al peso y altura de los menores. Según un estudio realizado por el portal de clasificados de auto y contenido automotor AutoFoco.com, se puede diferenciar distintos grupos: 

Grupos 0: Los bebés hasta 10 kg de peso y hasta aproximadamente nueve meses deben viajar en este tipo de sillas. Dentro de este grupo existe el subgrupo 0+, para bebés de hasta 13 kg de peso y hasta 12 o 15 meses de edad. Este tipo de sillas permiten que el bebé viaje recostado, sujetado con un arnés. Siempre deben colocarse en sentido contrario a la marcha.

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Grupo I: Para niños de entre 9 y 18 kg de peso y con una edad promedio de entre 1 y 3 años de edad. Se trata de sillas que sujetan al niño con un arnés de seguridad y se sitúan en dirección a la marcha o en dirección contraria.

Grupo II: Los niños de entre 15 y 25 kg, que se encuentran en la edad de 3 y 7 años, deben utilizar las de este grupo. Las sillas consisten en un almohadón y un respaldo sobre los que el cinturón de seguridad no le provoque lesiones.

Grupo III: Los niños entre 22 y 36 kg que suelen tener entre 6 y 12 años. A esta edad, los niños deben viajar con sillas que normalmente consistirán en un almohadón (en ocasiones también incluye un respaldo) que se deposita sobre el asiento del vehículo y lo eleva al menor para el uso correcto del cinturón de seguridad, que debe ir siempre abrochado.

Un punto importante a tener en cuenta es que resulta muy recomendable comprobar que las sillas estén homologadas por Estados Unidos o Europa, donde tienen una estricta regulación que asegura que cumplan con su función de protección a menores.

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