Fueron a un casamiento; terminaron detenidos

Fueron a un casamiento; terminaron detenidos

Un matrimonio que reside en Francia declaró ayer ante los jueces del TOF la noche en la que fueron secuestrados. Otra testigo relató los abusos a los que la sometieron.

12 Agosto 2016
============06 ANT SIN Recuadro (10535674)============
›› derechos humanos | juicio operativo independencia
============01 TIT 42 (10535676)============
Fueron a un casamiento; terminaron detenidos
============02 TEX apostillas (10535672)============
controversia.- El Tribunal rechazó ayer los planteos de la Fiscalía y de las querellas para que sea revisada la resolución que admite preguntas a los testigos víctima sobre su militancia política. La decisión se tomó por mayoría (por votos de Carlos Jiménez Montilla y Gabriel Casas; Juan Carlos Reynaga votó en disidencia). “Los delitos de lesa humanidad no serían tales si no se prueba que la persecución habría sido por motivos políticos, resulta necesario que quede acreditado”, sostuvieron. Añadieron que las únicas preguntas que tiene derecho el testigo a no contestar son aquellas que puedan ser “incriminatorias”. 
a casación.- El fiscal Pablo Camuña adelantó que recurrirán a Casación. El defensor Facundo Maggio cuestionó que no les permitan preguntar sobre militancia, cuando las querellas lo hacen. “No me van a amedrentar, al próximo testigo le preguntaré lo mismo”, renegó. El abogado oficial Adolfo Bertino opinó que los planteos eran extemporáneos. “El conocer a los testigos hace a la veracidad. No justificamos la teoría de los dos demonios”, consignó.
separación.- La defensa oficial pidió que el imputado Pedro Burtnik (está en Misiones) sea separado del proceso porque se encuentra internado en terapia intensiva. El Tribunal decidió que se realizará una junta médica. 
============04 BAJ (10535675)============
Un matrimonio que reside en Francia declaró ayer ante los jueces del TOF la noche en la que fueron secuestrados
============02 TEX (10535673)============
Una lluvia amenazaba con caer sobre San Pablo el 22 de marzo de 1975. Los invitados del casamiento de Liliana Lazarte y Humberto Carrizo estaban algunos en el patio, debajo de unas lonas, y otros, dentro de la casa familiar de los Lazarte. “Estábamos muy contentos, el ambiente era muy agradable”, recordó Sara Delicia Carrizo, hermana del novio. “Celebrábamos la unión de dos personas que se amaban”, acotó su esposo Roberto Giambastiani. De pronto, cerca de la medianoche, un grupo irrumpió en el lugar. “¡Se terminó la fiesta”, bramó uno de los foráneos. Se sucedieron gritos, empujones, copas rotas, armas y uniformes.
Durante la audiencia de ayer de la megacausa “Operativo Independencia” testigos y víctimas describieron así el procedimiento -dijeron que participaron miembros de las fuerzas de seguridad y civiles- mediante el que fueron secuestradas 14 personas que estaban en la boda y que fueron llevados a diferentes centros clandestinos. En el grupo de invitados se encontraban los hermanos Juan Eugenio Aranda y Francisco Aranda, que permanecen desaparecidos. Giambastiani y Carrizo residen en Lyon, Francia, y viajaron especialmente para declarar en el Tribunal Oral Federal (TOF).  
Entre gritos
“Nos obligaron a salir a la calle y nos hicieron formar una fila de hombres y otra de mujeres. Nos hicieron desfilar delante de un auto con los faros prendidos. Había una persona que estaba en mal estado, tenía un casco. Decidía quién debía ser separado y llevado”, detalló Giambastiani, que entonces tenía 26 años y estudiaba Arquitectura. 
A los hombres, afirmó, los subieron en una camioneta. “Ahí me enteré de que había dos jóvenes de apellido Aranda. El padre se abalanzó sobre la camioneta y gritó: ‘¡dejen a mis changos tranquilos, mátenme a mí, a un hombre!”. Mencionó que la “falta” que se les endilgaba a los Aranda habría sido participar de un intento de toma de una dependencia militar en Catamarca por parte del ERP.
Los habrían llevado primero, dijo, a un lugar boscoso en el ex ingenio Lules y luego, a La Escuelita de Famaillá. La lluvia entonces era copiosa. Brindó detalles de los interrogatorios, amenazas y torturas que sufrió en el lugar. “En una de las descargas de la picana, sentí levitar y caí de espaldas. Me pusieron cables en axilas, testículos y oídos. Me arrancaban la barba con una pinza. Uno me preguntó si sabía dónde estaba. ‘Es la Escuelita de los niños cantores. El que no canta, muere’”, lamentó.
Carrizo, que también estudiaba Arquitectura y tenía 21 años, afirmó que a las mujeres las llevaron a la comisaría de Lules. Subrayó los malos tratos y los manoseos de los que fue víctima. Afirmó que luego de que ella y su marido fueron liberados se exiliaron en Francia. 
“Requerimos el asilo, pero nos pedían más detalles porque no había mucha información de lo que pasaba en el país. El escritor Julio Cortázar, que era diplomático, se enteró de los detalles del caso por mi esposo e hizo una presentación en los Tribunales de Roma. Nos dieron por eso el asilo político. Él decía que era ‘una fiesta que terminó mal’ “, añadió. “Nuestra pena fue habernos enviado tan lejos. Fue un castigo, desgarrador. A nuestra primera hija no le dieron la nacionalidad hasta los cinco años. En la escuela ella decía que era apátrida. No quiero ni mirar para ese lado (donde están los imputados). La reconciliación vendrá en la medida en que la justicia y la verdad salgan a flote”, concluyó.  
José Antonio Díaz, otro de los invitados detenido, pasó 21 días en La Escuelita. “Me pegaron mucho, con una toalla mojada. Me preguntaban cosas que yo no sabía”, expresó. Su primo Eduardo Díaz y su amigo Orlando Suárez, que eran de San Pablo, también fueron secuestrados esa noche.
“La noche más larga”
D.L (su identidad se preserva por haber sido víctima de delitos sexuales) tenía 13 años y estaba en la fiesta junto a su madre y hermano. Coincidió en los detalles de la fiesta y del operativo, y recordó su paso por la comisaría de Lules. 
“Militares me preguntaban por uno de mis hermanos y decían que yo repartía panfletos. Me golpearon y caí. Me entraron en un calabozo con un arma en la cabeza. Me gatillaban y me preguntaban ‘¿Querés morirte hija de p...? ¿Dónde está?’. Cuatro personas me arrancaron la ropa, me violaron y me escupieron. Sentía las cucarachas caminar por mi cuerpo. Fue la noche más larga y cruel de mi vida. Me tenían agarrada por las manos mientras se aprovechaban de mí. Me salía sangre de la boca y la nariz”, relató llorando y temblando.  
Ante el Tribunal aseguró que cuando la sacaron de esa habitación, vio a su madre arrodillada en el lugar pidiendo que la liberaran. “Le dijeron que si su hijo no aparecía, no nos vería más a los que quedábamos. Cuando me sacaron, ella me dijo que me olvidara de todo. ¿Cómo me iba a olvidar? Después de tanto dolor, impotencia, silencio y bronca, esta es mi verdad, señor juez. Pido que se haga justicia”, requirió sollozando en la sala del TOF. 

Una lluvia amenazaba con caer sobre San Pablo el 22 de marzo de 1975. Los invitados del casamiento de Liliana Lazarte y Humberto Carrizo estaban algunos en el patio, debajo de unas lonas, y otros, dentro de la casa familiar de los Lazarte. “Estábamos muy contentos, el ambiente era muy agradable”, recordó Sara Delicia Carrizo, hermana del novio. “Celebrábamos la unión de dos personas que se amaban”, acotó su esposo Roberto Giambastiani. De pronto, cerca de la medianoche, un grupo irrumpió en el lugar. “¡Se terminó la fiesta”, bramó uno de los foráneos. Se sucedieron gritos, empujones, copas rotas, armas y uniformes.

Durante la audiencia de ayer de la megacausa “Operativo Independencia” testigos y víctimas describieron así el procedimiento -dijeron que participaron miembros de las fuerzas de seguridad y civiles- mediante el que fueron secuestradas 14 personas que estaban en la boda y que fueron llevados a diferentes centros clandestinos. En el grupo de invitados se encontraban los hermanos Juan Eugenio Aranda y Francisco Aranda, que permanecen desaparecidos. Giambastiani y Carrizo residen en Lyon, Francia, y viajaron especialmente para declarar en el Tribunal Oral Federal (TOF).  

Entre gritos
“Nos obligaron a salir a la calle y nos hicieron formar una fila de hombres y otra de mujeres. Nos hicieron desfilar delante de un auto con los faros prendidos. Había una persona que estaba en mal estado, tenía un casco. Decidía quién debía ser separado y llevado”, detalló Giambastiani, que entonces tenía 26 años y estudiaba Arquitectura. 
A los hombres, afirmó, los subieron en una camioneta. “Ahí me enteré de que había dos jóvenes de apellido Aranda. El padre se abalanzó sobre la camioneta y gritó: ‘¡dejen a mis changos tranquilos, mátenme a mí, a un hombre!”. Mencionó que la “falta” que se les endilgaba a los Aranda habría sido participar de un intento de toma de una dependencia militar en Catamarca por parte del ERP.
Los habrían llevado primero, dijo, a un lugar boscoso en el ex ingenio Lules y luego, a La Escuelita de Famaillá. La lluvia entonces era copiosa. Brindó detalles de los interrogatorios, amenazas y torturas que sufrió en el lugar. “En una de las descargas de la picana, sentí levitar y caí de espaldas. Me pusieron cables en axilas, testículos y oídos. Me arrancaban la barba con una pinza. Uno me preguntó si sabía dónde estaba. ‘Es la Escuelita de los niños cantores. El que no canta, muere’”, lamentó.
Carrizo, que también estudiaba Arquitectura y tenía 21 años, afirmó que a las mujeres las llevaron a la comisaría de Lules. Subrayó los malos tratos y los manoseos de los que fue víctima. Afirmó que luego de que ella y su marido fueron liberados se exiliaron en Francia. 
“Requerimos el asilo, pero nos pedían más detalles porque no había mucha información de lo que pasaba en el país. El escritor Julio Cortázar, que era diplomático, se enteró de los detalles del caso por mi esposo e hizo una presentación en los Tribunales de Roma. Nos dieron por eso el asilo político. Él decía que era ‘una fiesta que terminó mal’ “, añadió. “Nuestra pena fue habernos enviado tan lejos. Fue un castigo, desgarrador. A nuestra primera hija no le dieron la nacionalidad hasta los cinco años. En la escuela ella decía que era apátrida. No quiero ni mirar para ese lado (donde están los imputados). La reconciliación vendrá en la medida en que la justicia y la verdad salgan a flote”, concluyó.  
José Antonio Díaz, otro de los invitados detenido, pasó 21 días en La Escuelita. “Me pegaron mucho, con una toalla mojada. Me preguntaban cosas que yo no sabía”, expresó. Su primo Eduardo Díaz y su amigo Orlando Suárez, que eran de San Pablo, también fueron secuestrados esa noche.

“La noche más larga”
D.L (su identidad se preserva por haber sido víctima de delitos sexuales) tenía 13 años y estaba en la fiesta junto a su madre y hermano. Coincidió en los detalles de la fiesta y del operativo, y recordó su paso por la comisaría de Lules. 
“Militares me preguntaban por uno de mis hermanos y decían que yo repartía panfletos. Me golpearon y caí. Me entraron en un calabozo con un arma en la cabeza. Me gatillaban y me preguntaban ‘¿Querés morirte hija de p...? ¿Dónde está?’. Cuatro personas me arrancaron la ropa, me violaron y me escupieron. Sentía las cucarachas caminar por mi cuerpo. Fue la noche más larga y cruel de mi vida. Me tenían agarrada por las manos mientras se aprovechaban de mí. Me salía sangre de la boca y la nariz”, relató llorando y temblando.  
Ante el Tribunal aseguró que cuando la sacaron de esa habitación, vio a su madre arrodillada en el lugar pidiendo que la liberaran. “Le dijeron que si su hijo no aparecía, no nos vería más a los que quedábamos. Cuando me sacaron, ella me dijo que me olvidara de todo. ¿Cómo me iba a olvidar? Después de tanto dolor, impotencia, silencio y bronca, esta es mi verdad, señor juez. Pido que se haga justicia”, requirió sollozando en la sala del TOF. 

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controversia.- El Tribunal rechazó ayer los planteos de la Fiscalía y de las querellas para que sea revisada la resolución que admite preguntas a los testigos víctima sobre su militancia política. La decisión se tomó por mayoría (por votos de Carlos Jiménez Montilla y Gabriel Casas; Juan Carlos Reynaga votó en disidencia). “Los delitos de lesa humanidad no serían tales si no se prueba que la persecución habría sido por motivos políticos, resulta necesario que quede acreditado”, sostuvieron. Añadieron que las únicas preguntas que tiene derecho el testigo a no contestar son aquellas que puedan ser “incriminatorias”. 

Planteos en la sala

A Casación.- El fiscal Pablo Camuña adelantó que recurrirán a Casación. El defensor Facundo Maggio cuestionó que no les permitan preguntar sobre militancia, cuando las querellas lo hacen. “No me van a amedrentar, al próximo testigo le preguntaré lo mismo”, renegó. El abogado oficial Adolfo Bertino opinó que los planteos eran extemporáneos. “El conocer a los testigos hace a la veracidad. No justificamos la teoría de los dos demonios”, consignó.

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Separación.- La defensa oficial pidió que el imputado Pedro Burtnik (está en Misiones) sea separado del proceso porque se encuentra internado en terapia intensiva. El Tribunal decidió que se realizará una junta médica.


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