Investigan un presunto milagro sucedido en Tucumán

Investigan un presunto milagro sucedido en Tucumán

Concluyó la pesquisa en sede diocesana, y se envió la documentación a Roma. La Madre Rolón, nacida en la Argentina, podría ser declarada beata

CEREMONIA EN EL ARZOBISPADO. Monseñor Alfredo Zecca, religiosos y José Arreguez y familiares, durante el acto de clausura de la investigación. la gaceta / fotos de osvaldo ripoll CEREMONIA EN EL ARZOBISPADO. Monseñor Alfredo Zecca, religiosos y José Arreguez y familiares, durante el acto de clausura de la investigación. la gaceta / fotos de osvaldo ripoll
08 Agosto 2016

Hombre de devoción sencilla como su hogar y su larga vida, José Domingo Arreguez no se hubiera resistido si Dios ya quería llevarlo. Por el contrario, hubiera entregado con gusto esos 86 años dedicados a la familia y al trabajo metalúrgico, que le contaminaron los riñones y lo condujeron al sillón de diálisis. Pero fueron sus cuatro hijos, que ya le dieron 11 nietos y tres bisnietos, quienes no se resignaron ante la grave enfermedad que le habían descubierto: cáncer de pulmón. Los médicos le pronosticaron seis meses de vida. Sin embargo, “no hay nada imposible para Dios” pensó Susana, una de las hijas. Y empezó a rezarle a la Madre Camila Rolón, fundadora de la congregación Hermanas Pobres Bonaerenses de San José, responsable del colegio León XIII, donde ella trabajaba como maestra jardinera. No había pasado un mes de aquel fatal diagnóstico cuando los médicos comprobaron con estupor que aquel tumor maligno había desaparecido sin dejar rastro.

A cinco años del extraño fenómeno ocurrido en agosto de 2011, la Iglesia Católica trata de determinar si se trató de un milagro por intercesión de la Madre Camila. Si después de un riguroso proceso de investigación que terminará en Roma se concluye que la curación no tiene explicación posible a través de la ciencia, la religiosa podría ser declarada beata. Pero faltará otro milagro más para que la Iglesia la considere santa (ver nota aparte).

Justamente el viernes, en el arzobispado de Tucumán, se realizó la clausura de la investigación en fase diocesana del presunto milagro atribuido a la ya venerable Madre Camila Rolón, fundadora de las Hermanas Josefinas, como se las conoce a las monjas del colegio de San José, Tucumán. El acto fue presidido por el arzobispo, monseñor Alfredo Horacio Zecca, junto al tribunal que investigó el caso y a la madre generala de la congregación, hermana Raquel Bramvilla. Se lacraron tres cajas cada una con un juego de pruebas (testimonios de los testigos, fotocopias de estudios médicos y la documentación que acredita que no hay explicación científica para la curación).

Oración de niños

“Siempre tuve mucha fe en la Madre Camila. Pero cuando nos dijeron que papá estaba tan enfermo mi hermano José y yo comenzamos a orarle sin parar. Yo le rogaba a la Madre frente a su reliquia y con mis alumnitos del jardín de cinco años rezábamos en el oratorio. Le pedía a ellos que recen por mi papá con sus palabritas sencillas. Dicen que el Señor escucha mucho a los niños”. Susana se emociona, se le humedecen los ojos, pero ríe de felicidad.

“Mi papá estaba todo hinchado, lleno de líquido en el cuerpo. El médico nos había dicho que no le funcionaban los riñones en un 9% y que le había salido una cirrosis. No creía que hubiera salido bien de una operación. Y cuando le descubrieron cáncer en el pulmón derecho ya no había nada que hacer, le daban medicación para calmarlo nomás. Pero los médicos se sorprendían porque él iba mejorando. Ahora ya ni siquiera se dializa desde hace tres meses”, anuncia triunfante.

Don José -que ya tiene 92 años-camina despacio, a pasos cortos e inseguros, con la ayuda de su esposa, que es más joven. Se acerca al cuadro de la Madre Camila que preside el recinto y se le endulza la mirada. Ha estado atento en toda la ceremonia, pero le cuesta mucho escuchar porque ya tiene poca audición. Monseñor Zecca lo abraza y le dice en tono de broma: “usted sí que puede decir que los milagros existen, mi amigo”. Don José quiere responderle con una sonrisa, pero las lágrimas le salen al paso.

El testimonio de un médico que aún sigue sorprendido

Oscar Eduardo Valdivieso afirma que jamás vio algo similar en toda su carrera de médico neumonólogo. Conoció a José Arreguez en el centro de hemodiálisis de San Lorenzo 124 (donde era el responsable de hacer los controles clínicos), hace cinco años, cuando el paciente tenía 86 años. Era el responsable de hacer los controles clínicos para el ingreso al centro médico. Lo que vivió a partir del 10 de agosto de 2011 es lo que le cuenta a LA GACETA:

“El paciente llega con insuficiencia renal crónica terminal. Entre los estudios que trajo, la radiografía de tórax mostraba una imagen tumoral en el lóbulo superior derecho del pulmón y derrame pleural bilateral, una tomografía de tórax con un tumor de características malignas de aproximadamente 3,5 cm. Se realizaron fibrobroncoscopía y citología de la lesión. Esto último informa que se trataba de un carcinoma epidermoide de pulmón. Se lo deriva al doctor Felipe Palazzo, oncólogo, quien considera que por su ubicación y por la edad del paciente sólo se podía hacer tratamiento paliativo y tratar de elevar su calidad de vida lo más que se pudiera hasta el final. Se estimaba una sobrevida de seis meses”, relata el médico con indisimulable alegría.

Pero a diferencia de lo que creían los médicos, el paciente evolucionaba cada día mejor. “Clínicamente es una enfermedad que va acompañada de un deterioro progresivo hasta llegar al fallecimiento del paciente. En este caso era al revés; estaba cada vez mejor. A menos de un mes de realizado el diagnóstico del cáncer de pulmón pedí una nueva radiografía y para mi sorpresa ¡no existía lesión alguna! Pensé que podía haber algún error humano o técnico, solicité otros estudios y repetí los que había hecho pero todos confirmaban lo mismo. No había rastro de la lesión. Informé a la familia lo acontecido y ellos me dicen que es un milagro concedido por intercesión de la Madre Camila, a quien ellos le habían estado rezando todo ese tiempo. ‘Disculpen, yo sólo soy médico’, les dije, e incrédulo seguí estudiando el caso durante cinco años más mediante seguimiento exhaustivo con tomografías y radiografías”. El resultado es que el tumor maligno nunca más apareció y lo que es más sorprendente todavía, parecía que nunca lo había tenido.

“Debo aclarar que el paciente mostró un buen estado de salud durante todo el tiempo que se sometió a la hemodiálisis. Hasta que en febrero de este año sus valores renales empezaron a disminuir y quedó con una insuficiencia renal crónica, pero no con criterio para seguir en diálisis, por lo que dejó ese tratamiento y su tumor nunca volvió a aparecer”, aclara el médico minutos antes de que se cierre la etapa diocesana de la investigación sobre el presunto milagro de la venerable Madre Camila.

Además del doctor Valdivieso, a don Arreguez lo vio el doctor Felipe Palazzo, oncólogo, que luego fue convocado por la Iglesia como testigo en la causa de beatificación de la Madre Camila. El doctor Luis Rovarini también fue citado en calidad de integrante del Tribunal y como médicos peritos, los doctores Marcela Collante, neumonóloga; Susana López, patóloga, y Guadalupe Lencina Solórzano, especialista de cuidados paliativos. Todos declararon bajo juramento y constataron el estado de salud actual de Arreguez y la desaparición del cáncer de pulmón, de manera inexplicable, sin tratamiento médico alguno.

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una vida de fe y vocación 
Desde joven sintió el llamado de dios
Camila Rolón nació el 18 de julio de 1842 en San Isidro, Buenos Aires, donde transcurrió su infancia y juventud. Desde los 18 años se sentía llamada a la vida religiosa pero su delicada salud le impedía soportar los rigores de la vida conventual. No tenía dinero ni salud, pero le sobraban fe y vocación. Así fue como en 1880 logra fundar, en la localidad de Mercedes, Buenos Aires, la Congregación de Hermanas Pobres Bonaerenses de San José (conocidas en Tucumán, como las Hermanas Josefinas). En 1910, la Madre Camila Rolón viajó a Roma, Italia, donde presentó al papa Pío X, los estatutos de su congregación, que fueron aprobados. Murió en Roma en 1913, a los 72 años. Sus restos fueron repatriados a Argentina y velados en la Catedral de Buenos Aires. Reposan en la capilla de la Casa Generalicia de la orden.
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pasos para la canonización 
un proceso con cuatro etapas 
El proceso de canonización se inicia cuando el obispo diocesano y el postulador de la causa lo solicitan y presentan a la Santa Sede un informe sobre la vida y las virtudes de la persona candidata a santa. La Santa Sede actúa por medio de la Congregación para la Causa de los Santos. Cuando esta acepta el inicio de la causa, el candidato pasa a tener el rango de siervo de Dios. Luego se estudia la vida y la obra del candidato y si se considera que ha sido una persona virtuosa se lo declara venerable mediante el Decreto de Heroicidad de Virtudes. Un venerable es un modelo de vida y un intercesor ante el Señor (La Madre Camila Rolón es venerable). Si se comprueba que ese venerable ha realizado un milagro, el Santo Padre lo declara beato. Si llega a aprobarse un segundo milagro, el beato es declarado santo.

Una vida de fe y vocación 
Desde joven sintió el llamado de Dios

Camila Rolón nació el 18 de julio de 1842 en San Isidro, Buenos Aires, donde transcurrió su infancia y juventud. Desde los 18 años se sentía llamada a la vida religiosa pero su delicada salud le impedía soportar los rigores de la vida conventual. No tenía dinero ni salud, pero le sobraban fe y vocación. Así fue como en 1880 logra fundar, en la localidad de Mercedes, Buenos Aires, la Congregación de Hermanas Pobres Bonaerenses de San José (conocidas en Tucumán, como las Hermanas Josefinas). En 1910, la Madre Camila Rolón viajó a Roma, Italia, donde presentó al papa Pío X, los estatutos de su congregación, que fueron aprobados. Murió en Roma en 1913, a los 72 años. Sus restos fueron repatriados a Argentina y velados en la Catedral de Buenos Aires. Reposan en la capilla de la Casa Generalicia de la orden.

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La canonización 
Un proceso con cuatro etapas 

El proceso de canonización se inicia cuando el obispo diocesano y el postulador de la causa lo solicitan y presentan a la Santa Sede un informe sobre la vida y las virtudes de la persona candidata a santa. La Santa Sede actúa por medio de la Congregación para la Causa de los Santos. Cuando esta acepta el inicio de la causa, el candidato pasa a tener el rango de siervo de Dios. Luego se estudia la vida y la obra del candidato y si se considera que ha sido una persona virtuosa se lo declara venerable mediante el Decreto de Heroicidad de Virtudes. Un venerable es un modelo de vida y un intercesor ante el Señor (La Madre Camila Rolón es venerable). Si se comprueba que ese venerable ha realizado un milagro, el Santo Padre lo declara beato. Si llega a aprobarse un segundo milagro, el beato es declarado santo.


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