Arsénico, un enemigo silencioso que sale a la superficie

Arsénico, un enemigo silencioso que sale a la superficie

En una porción de terreno de la escuela 296, se perforó un nuevo pozo comunitario, pero quedó inutilizable para consumo.

PROBLEMAS. Ramón Pérez, maestro de la escuela 296, camina al borde de la laguna que acumula agua con arsénico, donde antes jugaban al fútbol.  LA GACETA / FOTOS DE JORGE OLMOS SGROSSO. PROBLEMAS. Ramón Pérez, maestro de la escuela 296, camina al borde de la laguna que acumula agua con arsénico, donde antes jugaban al fútbol. LA GACETA / FOTOS DE JORGE OLMOS SGROSSO.

El pueblo es tan pequeño que parece que cabe en la palma de la mano. Viven apenas 50 familias y la tierra tiene tanto salitre que muestra manchas blancas al costado del camino. La comuna de Las Ánimas está ubicada a 8 kilómetros de La Madrid. Les debe su nombre a que los lugareños aseguran que de noche se oyen silbidos largos a la distancia como si fuesen almas deambulando en pena.

Es un pueblo olvidado por las autoridades, porque no existe la red de agua potable. Los pobladores extraen agua de un pozo comunitario. Quienes pudieron pagar los materiales y la instalación hicieron una conexión con mangueras desde el pozo hasta sus casas. Pero la mayoría no llegó con el presupuesto y no les quedó otra alternativa que caminar todos los días hasta el pozo con recipientes para cargar agua.

En esa zona, el problema mayor es el arsénico en el agua. En junio de 2011, LA GACETA visitó el pueblo, donde encontró a Cenobio González, un hombre delgado, que caminaba lento y hablaba pausado. El simple acto de beber agua del pozo durante décadas del pozo comunitario le había estropeado el organismo hasta convertirlo en un cuerpo frágil. Los médicos le diagnosticaron “carcinoma de piel por hidroarsenicismo crónico”. Se le caía la piel de las manos como si fuesen capas de una cebolla.

Después de haberse publicado la enfermedad de González, el Gobierno mandó a perforar un nuevo pozo comunitario en Las Ánimas. La escuela N°296 cedió una porción del terreno para que se hiciera la obra. Pero, al final, esa decisión terminó perjudicando a los estudiantes. El pozo se hizo en 2013, pero quedó inutilizable y, peor aún, genera más problemas. “El nuevo pozo tiene tanto arsénico que ni las cabras quieren tomar agua de ahí” dijo el ex delegado comunal Gustavo Champa.

Lesiones en la piel

Los estudios científicos demuestran que quienes consumen agua con grandes concentraciones de arsénico (más de lo permitido; es decir, que supera las cinco partes por millón) corren más riesgo de padecer lesiones en la piel, mala circulación arterial y un aumento de la incidencia de varios tipos de cáncer y de enfermedades del sistema nervioso.

Los chicos de la primaria se quedaron sin una cancha de fútbol, porque el pozo tiene una pérdida de agua y se formó una laguna donde antes jugaban a la pelota. El pantano quedó repleto de totoras y arsénico. Los animales ni se acercan al lugar, como dijo el ex comisionado rural.

Ramón Pérez es docente de la escuela N°296 desde hace 12 años. El maestro lamenta que los chicos (30 alumnos en total desde Nivel Inicial a EGB3) no puedan usar ese espacio como lo hacían antes. “Nos habían dicho que esa pérdida iba a durar dos semanas para que drene el agua, se limpie el surgente, y después lo conectaban, pero ya lleva más de dos años”, explicó.

En todo el pueblo el comentario es que para evitar el arsénico, el pozo debería tener una profundidad de 250 metros, como mínimo. Pero los lugareños dicen que la obra nueva no llegó ni siquiera a los 100 metros de profundidad. Por eso el arsénico sale por todos lados. A 200 metros de la escuela está el CAPS de Las Ánimas. El edificio del CAPS tiene su propia laguna en el patio, porque una cañería se rompió y el agua se acumula desde hace meses sin que a nadie se le mueva un pelo.

Los empleados enviaron notas a las autoridades, pero todo sigue igual. Lo mismo ocurre en la entrada a la escuela, donde la laguna es cada día más grande. Esa es otra pérdida de una cañería y los lugareños se alarman por el peligro del dengue.

En la casa de Cenobio González todo el piso es de tierra. Ahora, cinco años después de aquella entrevista, el hombre de tiene ampollas amarillas en los pies. Hace ocho meses que no va al médico para seguir el tratamiento por el daño del arsénico. “Ya no puedo andar en bicicleta, porque me falta el aire; por eso no puedo ir al médico”, explicó. Para trasladarse, Cenobio debe pagar un taxi rural a $ 100 de ida desde Las Ánimas hasta La Madrid. Después tendría que subir a un ómnibus interurbano para llegar a San Miguel de Tucumán.

En la casa de la familia González hay una canilla que trae agua de una finca vecina, pero no es agua potable. Para beber, el vecino acumula agua de lluvia. “Cuando llueve pongo ese tacho abajo de la canaleta y después me sirve para tomar”, precisó.

Pasado el mediodía, a la vera de la ruta provincial 333, cuatro jóvenes regresaban de la escuela de La Madrid (secundario) a su casa en Las Ánimas.

-¿De dónde toman agua?

-Del pozo viejo, respondió Alejandro Britos, de 17 años, sentado en la moto que usa para viajar.

-¿Sabés qué es el arsénico?

-Más o menos.

-¿Conocés a Cenobio González?

-Si. Vive ahí -dice, mientras señala al otro lado del camino-.

-¿Tenés miedo que te pase algo en la piel?

-No queda otra; el pozo nuevo es peor. Nadie saca agua de ahí.

Alejandro, Nahuel, Francisco y Gonzalo siguieron su rumbo por un camino de tierra manchado por el salitre y rodeado de plantaciones de tunas. Los jóvenes, como el resto de los pobladores, siguen su vida cotidiana, ajenos a la presencia del enemigo silencioso.


Un grave daño al organismo 
n Hay zonas del este en las que los valores superan los índices permitidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que fija un máximo de 0,01 %.
n El Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico (Hacre) es una enfermedad crónica causada por la ingestión de agua con alto contenido de arsénico.
n En junio de 2001, el licenciado Juan Carlos Luján, investigador del Siprosa, desarrolló un proyecto para combatir el hidroarsenicismo a bajo costo. 
n “El hidroarsenicismo ocasiona afecciones cardíacas, neurológicas, rdaños en el aparato digestivo y lesiones hepáticas”, dijo la ministra de Salud, Rossana Chahla.
 
Acuerdos de cooperación
83
pozos en el este tucumano autorizó la Legislatura en 2011. 
120.000
tucumanos que viven dispersos en esa zona se beneficiarían.
31%
de la población del este no tiene acceso al agua potable.
20
millones de dólares se iban a invertir en el marco del programa “Norte Grande”.
 
daños corporales

Convenio para mitigar el daño

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En marzo, el Ministerio de Salud y la Universidad Tecnológica Nacional anunciaron un plan para purificar el agua. “Se entregarán dispensers domiciliarios que poseen una batidora que aglutina y sedimenta el arsénico del agua. Es muy efectiva y logra tratar, en ocho horas, 20 litros de agua que queda potable y en condiciones para bebida”, explicó Mario Madariaga, secretario de Vinculación Institucional de la UTN.

Un grave daño al organismo 

- Hay zonas del este en las que los valores superan los índices permitidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que fija un máximo de 0,01 %.
- El Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico (Hacre) es una enfermedad crónica causada por la ingestión de agua con alto contenido de arsénico.
- En junio de 2001, el licenciado Juan Carlos Luján, investigador del Siprosa, desarrolló un proyecto para combatir el hidroarsenicismo a bajo costo. 
- “El hidroarsenicismo ocasiona afecciones cardíacas, neurológicas, rdaños en el aparato digestivo y lesiones hepáticas”, dijo la ministra de Salud, Rossana Chahla. 

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Acuerdos de cooperación

83
pozos en el este tucumano autorizó la Legislatura en 2011. 
120.000
tucumanos que viven dispersos en esa zona se beneficiarían.
31%
de la población del este no tiene acceso al agua potable.
20
millones de dólares se iban a invertir en el marco del programa “Norte Grande”. daños corporales

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