Priscila Powell estaba tranquila. El embarazo venía bien y había charlado con su ginecólogo sobre la mejor posición para parir y la necesidad de que su pareja estuviese con ella durante el parto. Pero días antes el médico viajó y ella quedó en manos de otro especialista al que no conocía.
“Cuando entré a la sala de partos, la enfermera mandó a mi pareja a hacer los papeles mientras ella preparaba un suero. Pero no dejaron que se quedara a pesar que se lo pedí”, cuenta Priscila. “Entró el médico y ni siquiera me saludó; sólo me dijo que si yo no colaboraba a mi hija le iba a ir mal”, recuerda Priscila. Lo que siguió fue así: la partera terminó encima de su panza empujando, el médico practicándole una episiotomía y ella sola dando a luz de manera brutal. “Ni siquiera dejaron que la amamantara en la sala. La vi y se la llevaron”.
Esto sucedió en 2013 y Priscila, mamá de Juliana, se animó a denunciarlo ante el Inadi, ante el sanatorio y ante la defensoría del Pueblo. Es el primer caso de violencia obstétrica que se denunció en Tucumán. Lo hizo para que a otras mujeres no les pasara lo mismo, cuenta.
El jueves se publicó en el Boletín Oficial la reglamentación de la Ley de Parto Humanizado (25.929) 11 años de haber sido promulgada. “A través de esta reglamentación se da el paso jurídico necesario para poder exigir y modificar una serie de prácticas que resultan violentas e invasivas en los momentos de atención de embarazos, partos y pospartos, pero que están institucionalizadas en los protocolos médicos”, señaló Gustavo Díaz Fernández, delegado del Inadi en Tucumán. En la provincia las denuncias por violencia obstétrica pueden radicarse en la sede de la institución en Laprida 176 o bien al 0800-999-2345.
Entre otras cosas la legislación resalta el derecho de la embarazada a “ser tratada con respeto, y de modo individual y personalizado que le garantice la intimidad durante todo el proceso asistencial y tenga en consideración sus pautas culturales”. También “el derecho de acceder al parto natural, respetuoso de los tiempos biológicos y evitando prácticas invasivas”.
Empoderadas
Según el médico ginecólogo Armando Pérez de Nucci esta reglamentación viene a dotar de mayor poder a la madres frente a la voluntad del médico. Les da la posibilidad de consensuar con el especialista la forma de parir. “Es volver a las raíces de una práctica que por la tecnificación fue perdiendo algo de naturalidad”, reflexionó. Para algunos médicos no será un gran cambio -dijo- porque ya vienen manejándose con esos parámetros.
En el país está comenzado a funcionar un Observatorio de Violencia Obstétrica, que tiene como objetivo recibir las denuncias para luego evaluar cuál es la situación de cada región. Está coordinado por la ONG Las Casildas y en Tucumán su representante es Constanza Espíndola. Como muchas otras mujeres, su mala experiencia durante el parto la llevó a involucrarse, a formarse como doula (acompañante de parturientas) y a militar. “La reglamentación de la ley es un gran paso porque le da peso a este reclamo que lleva años. El maltrato está naturalizado y pocas mujeres saben que tiene nombre: violencia obstétrica”.
La existencia de una ley reglamentada obliga a que las provincias la apliquen.