Lo hizo de nuevo: "Tamalito" robó un ómnibus y condujo hasta su casa

“Este chico está obsesionado con ser colectivero, ese es su sueño”, afirmó Gaspar, en un intento de explicar el comportamiento de su nieto. El adolescente de 14 años, apodado “Tamalito”, había aparecido en varios medios de comunicación en mayo de 2010, cuando robó un colectivo y lo condujo durante cinco horas. Esa historia se repitió tres veces el mes pasado y su familia pidió ayuda.

Según aseguró su abuelo, “Tamalito” no tiene intenciones de robar ni de hacer daño. “Él solamente quiere llegar al barrio manejando un colectivo y que todos sus amigos lo vean”, expresó el hombre. Tal vez por eso, en las tres últimas oportunidades que robó un ómnibus, lo dejó estacionado a pocos metros de su casa hasta que lo fue a buscar la Policía.

Las tres últimas odiseas de “Tamalito” ocurrieron en junio y fueron similares: aprovechó un descuido para subirse a un colectivo, ponerlo en marcha y conducirlo hasta la zona de Los Vallistos, donde vive. La primera y la tercera vez, sacó una unidad de la Terminal de Ómnibus. Mientras que la segunda vez lo hizo en la puerta del teatro Alberdi, de donde se llevó el colectivo del cantante Sergio Galleguillo.

Domingo a la noche

El último hecho ocurrió el domingo a la noche, cuando “Tamalito” advirtió que nadie custodiaba el interno 125 de la empresa “Rutas del Sur” y decidió subirse. El adolescente fantaseó que era el chofer de ese ómnibus y lo condujo hacia el este por avenida Benjamín Aráoz, cruzó el puente Lucas Córdoba, dobló hacia el sur por la ruta 306 y lo estacionó al llegar a la calle Benjamín Villafañe. Allí se bajó y caminó varias cuadras hacia su humilde casa.

Personal de la comisaría de Lastenia, a cargo del comisario Luis Rodolfo Valdez, encontró el vehículo el lunes a la noche. Por comentarios de los vecinos supieron que quien lo había llevado hasta ese lugar había sido -otra vez- “Tamalito”. Entonces lo trasladaron a la comisaría. Sin embargo, el Juzgado de Menores de turno ordenó que el adolescente sea entregado a su madre.

Se crió en la calle

“Tamalito” tuvo una vida llena de ausencias. Como su mamá no podía hacerse cargo de seis hermanitos, lo dejó de niño en el Hogar Eva Perón. A los 10 años, el chico comenzó a vender estampitas en los colectivos y así se hizo conocido entre los choferes de las distintas líneas. “Cuando se le escapaba a la madre y no tenía dónde dormir, los choferes lo llevaban a sus casas, lo tenía un día uno, otro día otro…”, relató una vecina. La mujer, además, negó que el adolescente sea violento y pidió que lo ayuden por su situación de extrema pobreza.

“El problema es que es adicto a las drogas y se crió sin padre, a la buena de Dios; su mamá no tuvo la capacidad necesaria para sujetarlo por su situación”, señaló Gaspar. “Varias veces le dije: ‘si ese es tu sueño bajá un cambio, comportate y yo te voy a pagar para que vayas a a aprender a ser chofer’. Pero resulta que cuando se junta con ciertas clases de personas ya empieza a ingerir lo que no debe”, agregó el hombre con preocupación.

El abuelo de “Tamalito” suplicó a las autoridades que le brinden contención psicológica y asistencia social a su nieto. “Cuando se lleva los colectivos no lo hace con el fin de robar; lo hace bajo el efecto de las drogas”, remarcó, al borde de las lágrimas. “No lo hace con mala intención”, insistió el hombre. Tanto Gaspar como un grupo de vecinas pidieron un destacamento policial en el barrio para que se vigile a los vendedores de drogas, que -según afirmaron- están avanzando sobre los chicos a pasos agigantados.