Un niño pudo ver el mundo, tras seis años en la oscuridad

Un niño pudo ver el mundo, tras seis años en la oscuridad

Nació con glaucoma y pudo ser operado con ayuda del Grupo Cero. Los médicos se preguntan cómo Braian pudo resistir una alta presión ocular.

Y VIO LA LUZ. En brazos de su mamá, Braian sonríe, rodeado por la gente que lo ayuda día a día. Y VIO LA LUZ. En brazos de su mamá, Braian sonríe, rodeado por la gente que lo ayuda día a día.
30 Noviembre 2003
Nació en la oscuridad. Sus ojos estaban tapados por un velo acuoso producto de una enfermedad congénita llamada glaucoma, tardíamente diagnosticada. Hasta los cinco años, Braian Emanuel Cata no había visto nunca el rostro de su madre ni podía distinguir el día de la noche. Los médicos no se explican cómo pudo vivir con 50 de presión ocular, cuando lo normal es 10-11.
Hoy, a los seis años, y desde junio pasado, cuando le sacaron las vendas de los ojos, después de una compleja operación que le efectuaron en el Hospital Garrahan, puede ver. El pequeño vive junto a su familia en el barrio Juan XXIII, conocido como "La Bombilla". Allí, precisamente, en un centro comunitario, encontró una luz de esperanza. El encargado de la Agrupación Juan XXIII, Mario Enrique Robles, planteó el caso del pequeño a uno de sus benefactores: el jefe del Grupo Cero de la Policía, comisario Carlos Suárez Vila. "Gracias a él conseguí los pasajes a Buenos Aires. El grupo de policía del cual él es jefe siempre está ayudando a la comunidad", dijo a LA GACETA la mamá de Braian, Silvia Graneros, quien cree que los milagros muchas veces se dan a través de la solidaridad de la gente.
El contacto con el Grupo Cero generó una linda amistad con el pequeño. Dijo que cuando sea grande quiere ser policía. "Para meter presos a los robadores y a los malos" (sic), le dijo a LA GACETA, y confesó bajito: "para Navidad quiero unos soldados como esos", mientras señalaba a los policías vestidos de fajina que lo acompañaron a la entrevista.
Menudito, de estatura baja, cabellos oscuros y una sonrisa angelical, Braian acomoda su rostro a cierta distancia para poder ver.

Corta distancia
"Su vista le alcanza hasta un metro y medio; no tendrá nunca la visión total", dijo la madre, quien agradeció a la escuela Miguel Lillo por permitirle al niño asistir al jardín de infantes. "Aprendió rápido las vocales: lee y escribe con felpones, con letras muy grandes; y le gusta pintar. Está fascinado con los colores". "El que más me gusta es el verde de los árboles", dijo el niño.
Braian debe seguir luchando contra otra enfermedad: una patología renal crónica que, hasta hace unas semanas, casi le roba la vida. El Grupo Cero le costea todo el tratamiento, mientras que el Centro Oftalmológico de la UNT lo asiste gratuitamente con la estimulación ocular.
El martes pasado Braian fue recibido por el gobernador José Alperovich, quien le prometió a su madre un subsidio. "Yo creo en los milagros", dijo la mamá.

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